Temirkanov, un viejo amigo
El formato era de los de toda la vida: obertura, concierto para piano y una pieza de corte sinf¨®nico. El aperitivo, con los primeros compases de la ¨®pera Euryanthe, de Carl Maria von Weber, nos devolv¨ªa hasta las ¨²ltimas consecuencias el sello Temirkanov, su conocimiento profundo de la ¨®pera y ese toque l¨ªrico y a la vez elegante que le caracteriza. Un aire de nostalgia hac¨ªa acto de presencia con el recuerdo de su excepcional Eugenio Oneguin en el teatro de la Zarzuela con el Kirov de San Petersburgo en 1981. El director ruso est¨¢ ahora m¨¢s contenido en el gesto que entonces, pero mantiene la precisi¨®n, el rigor de siempre y quiz¨¢s es m¨¢s perceptible hoy en sus planteamientos un espacio para la evocaci¨®n.
Orquesta Filarm¨®nica de San Petersburgo
Director titular: Yuri Temirkanov. Pianista: Eliso Virsaladze. Obras de Weber, Schumann y Rachmaninov. Iberm¨²sica, serie Barbieri. Auditorio Nacional. Madrid, 26 de enero.
Su faceta de acompa?ante brill¨® con soltura en el concierto para piano de Schumann, con una solista de excepci¨®n, la georgiana Eliso Virsaladze. Hubo un di¨¢logo constructivo entre la pianista, el director y la orquesta, y una l¨ªnea di¨¢fana en el desarrollo, sugerente, abierta. Y as¨ª fue gracioso el andantino intermedio y afectuoso el allegro inicial, vamos, como pide Schumann. Con ese sonido tan limpio y ese fraseo ligero que la pianista despliega.
Las posibilidades de la orquesta, su brillantez, quedar¨ªan sobradamente demostradas con las Danzas sinf¨®nicas opus 45, una de las ¨²ltimas obras de Rachmaninov, en concreto de 1940, con la guerra al fondo. Es una obra de buenas intenciones, en lo musical y en lo moral, que el autor ten¨ªa entre sus preferidas, y que ahora se reivindica con frecuencia (el 10 de febrero, sin ir m¨¢s lejos, la propone como plato fuerte de su programa en los ciclos de la Complutense la Filarm¨®nica de Estrasburgo).
Rachmaninov al completo se defiende ahora con m¨¢s convicci¨®n que hace unas d¨¦cadas. La versi¨®n de las Danzas sinf¨®nicas por Temirkanov fue primorosa, casi imbatible. Otra cuesti¨®n es la limitada capacidad emotiva de la obra. Pero, en fin, eso es otra historia.
Babelia
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