Matar moscas a ca?onazos

En una de sus pel¨ªculas ¨¦ticamente m¨¢s memorables, La vida y nada m¨¢s (1989), Bertrand Tavernier mostr¨® con crudeza el largo peregrinar, una vez terminada la Primera Guerra Mundial, de una mujer en busca de su marido, lo que serv¨ªa de ocasi¨®n para un recorrido por los horrores de la posguerra, una ¨¢spera cr¨ªtica al chovinismo franc¨¦s... y el recordatorio de los horrores de la guerra. Mucho m¨¢s modesto, o si se prefiere, infinitamente m¨¢s banal, Jeunet se sirve de la misma guerra para contar uno de sus, por otra parte, apasionados cromos dram¨¢tico-amorosos, una historia de mujeres emprendedoras y hombres que se matan a tiros, de obst¨¢culos mil a un amor apenas esbozado cuando comienza la guerra.

En este sentido, Largo domingo de noviazgo responde de pe a pa a las caracter¨ªsticas del cine de Jeunet: un universo surreal poblado de seres mitad ang¨¦licos, mitad bizarros, a los que les ocurren las cosas m¨¢s inveros¨ªmiles sin que, no obstante, pierdan la compostura.

Pero tambi¨¦n se aprecian algunas de sus caracter¨ªsticas m¨¢s irritantes como el despliegue casi irracional de medios, algo as¨ª como matar moscas a ca?onazos: inmensas masas de soldados yendo hacia la carnicer¨ªa, no para denunciar la guerra, sino para mostrar lo caprichoso que suele ser el destino para estirar una narraci¨®n de desencuentros amorosos hacia un final estirado. Excesiva sin necesidad, ampulosa hasta el v¨¦rtigo, la pel¨ªcula gustar¨¢ al p¨²blico joven al que interesa ese tipo de historias inveros¨ªmiles bigger than life; pero, con un poco m¨¢s de contenci¨®n y un ojo m¨¢s cr¨ªtico, probablemente le hubiera salido a Jeunet una criatura mucho m¨¢s atractiva.