Un pulso que puede ser hist¨®rico
Este pulso jurisdiccional que todos los especialistas catalogan de hist¨®rico y que puede remover los cimientos del f¨²tbol espa?ol tiene su origen en la ley Concursal publicada en julio de 2003 y vigente desde el 1 de septiembre de 2004. La ley sustituye a la de Suspensi¨®n de Pagos de 1922. A pesar de la extensi¨®n de su texto, su esp¨ªritu se resume de forma muy sint¨¦tica. Su aplicaci¨®n pretende evitar la liquidaci¨®n de las sociedades mercantiles -en este caso tambi¨¦n an¨®nimas deportivas- y la satisfacci¨®n de los acreedores. Para ello se centra el mando ¨²nico de la sociedad en el juzgado de lo Mercantil. El juez nombra unos administradores concursales que auditan la sociedad y la rigen a partir de su nombramiento en beneficio de su salvaci¨®n. Pero es el juez el ¨²nico facultado para tomar decisiones como las que hasta ahora ha tomado Cobo: suspender las facultades del consejo de administraci¨®n, estipular en qu¨¦ casos se podr¨ªa relevar al entrenador u ordenar la tramitaci¨®n de licencias. Todas ellas, por deportivas que parezcan, tienen una repercusi¨®n directa en la vida econ¨®mica de la sociedad. Sin jugadores, por ejemplo, no se puede ni ascender ni tan siquiera competir, lo que supone un perjuicio econ¨®mico para la sociedad y los acreedores con esperanza de cobro. A esto cabe a?adir que la desobediencia federativa es un reto al ordenamiento jur¨ªdico. En definitiva, el juez que tutela a un club-sociedad an¨®nima que recurre a la administraci¨®n concursal se rige por los mismos principios que aplicar¨ªa a cualquier otra empresa en apuros, no por ning¨²n reglamento deportivo o de otra ¨ªndole. De alguna manera, el caso Las Palmas recuerda al caso Bosman, en el que la ley se impuso a las directrices deportivas.
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