Suspenso

A nadie puede sorprender que Espa?a suspenda en materia medioambiental. Quiz¨¢ alguien arquee las cejas, y no acierte a comprender c¨®mo un pa¨ªs con una evoluci¨®n econ¨®mica como la nuestra y una reci¨¦n estrenada democracia no puede situarse por encima de donde est¨¢ en protecci¨®n del medio ambiente.

Los ¨ªndices son algo muchas veces abstracto y que no sabemos -o no podemos- interpretar, f¨¢ciles de olvidar y mucho m¨¢s f¨¢ciles de tergiversar o reemplazar.

Lo que sin embargo ser¨¢ imposible de ocultar es que hasta hace cuatro d¨ªas la planificaci¨®n en materia de aguas era la misma que hace cien a?os (y si no, preg¨²ntenles a los pr¨®ceres del regeneracionismo), que nuestras monta?as y calles parecen basureros, que no se valora lo que se tiene y que por eso no se invierte, que los cient¨ªficos apenas tienen recursos para poder avanzar, que es m¨¢s f¨¢cil ahogarse en un atasco que llegar en cinco minutos en metro al centro de la ciudad, que esa paella en el monte no me la quita nadie.

Esa Espa?a negra que por mi edad no conoc¨ª y que tan bien me han relatado est¨¢ a¨²n presente en el desprecio que mostramos por aquello que sea tal vez lo que m¨¢s nos una: el suelo en el que vivimos, el aire que respiramos.