El Papa regatea en la Copa del Am¨¦rica
Un Papa de tan larga trayectoria no ten¨ªa m¨¢s remedio que ensayar en sus postrimer¨ªas un nuevo paso del Ebro, y as¨ª lo ha hecho en una homil¨ªa sobre el agua, ese bien com¨²n que se niega a los valencianos
Lengua de agua
Vaya. ?As¨ª que la emisora de los obispos tiene tambi¨¦n hilo directo con el Papa? Acusar a Rodr¨ªguez Zapatero de laicismo exagerado, cuando el Gobierno est¨¢ corriendo con los gastos de la Iglesia cat¨®lica y de su reproducci¨®n, pagando los sueldos de los profesores de esa religi¨®n, parece cosa de broma, pero va muy en serio. Hace mucho tiempo que una cuesti¨®n de fe no pretend¨ªa regir la pol¨ªtica de un pa¨ªs, pero que tambi¨¦n aspire a dictaminar la pol¨ªtica hidr¨¢ulica del gobierno elegido por los ciudadanos no es que roce la caricatura, es que constituye una rid¨ªcula caricatura en su misma pretensi¨®n. Pronto veremos al Papa repetir que el catal¨¢n es un idioma polaco disfrazado de catal¨¢n o que Luis Fernando Cartagena dedic¨® los ahorros de toda la vida de unas monjitas a salvar su alma multiplicando las obras de caridad. Por cierto, ?conoce Wojtyla la desembocadura del Ebro o le ha pasado un documental Jim¨¦nez Losantos?
El tel¨®n de
Kafka
En la playa sale el tema, acaso s¨®lo an¨¦cdota, de las viejas amistades. A la altura del peine del telar del teatro Principal de Valencia hab¨ªa un entarimado m¨¢s bien precario, donde Uiso Alemany y Jos¨¦ Luis Ros pintaban un espl¨¦ndido y grande tel¨®n para el estreno en la Escalante de un montaje de Uevo-Ubu Blau, Bulevar Am¨¦rica, basado en algunos relatos de Kafka. Un trabajo espl¨¦ndido, el tel¨®n, que los amigos urd¨ªan sobre las grietas del alto entarimado mientras Linsday Kemp ensayaba, muchos metros m¨¢s abajo, asumiendo como molesto hecho art¨ªstico los goterones de pintura que le ca¨ªan encima. El tel¨®n abri¨® y cerr¨® cada una de las funciones del Kafka -27, como la famosa generaci¨®n- en la Escalante, y despu¨¦s lo enroll¨¦ cuidadosamente para guardarlo, cosa nada f¨¢cil trat¨¢ndose de un aut¨¦ntico tel¨®n de boca. Su destino es una inc¨®gnita, como lo que queda de los amigos, al despedirnos, al caer la tarde.
Otra vez Boadella
Este gran c¨®mico la emprende en su ¨²ltimo montaje contra los cocineros minimalistas, los religiosos maximalistas y otras cretinadas de maravilla destinadas a embaucar a los incautos. Bien mirado, su posici¨®n es la m¨¢s f¨¢cil, ya que se trata de ir a la contra de todo aquello que le disgusta o en lo que percibe un tema para re¨ªrse de las tonter¨ªas de los otros. Como ya liquid¨® a T¨¤pies y a Picasso en un montaje anterior, ahora tiene que arremeter, en escala descendente, contra Miquel Barcel¨®, un p¨ªcaro de su altura, y contra una cocina de la imaginaci¨®n que parece dictada por un adicto a la reciedumbre del potaje. En cuanto a las risitas sobre cierta obra religiosa, su actitud es un misterio, ya que, al parecer, se va a meter en un montaje de Don Quijote en el que algo, o a¨²n algos, tiene que ver la se?ora Esperanza Aguirre y Gil de Biedma. Igual lo convierte en un homenaje al gran poeta catal¨¢n.
El salto adelante
Hay ocasiones en las que Francisco Camps recuerda, aunque en castellano, la ret¨®rica infernal de Mao Zedong. No en vano abundan entre sus cor¨ªfeos lo que queda de los prochinos (el ordenador me lo cambia por porcinos, vaya) de otra ¨¦poca. Ahora le da por decir que el a?o en que nos encontramos, se supone que a su conclusi¨®n, ser¨¢ el m¨¢s espectacular salto adelante de la econom¨ªa valenciana. Y lo manifiesta ante un selecto grupo de empresarios que s¨®lo distinguen de banderas cuando les conviene y que empiezan a ver que las trifulcas localistas de los pol¨ªticos en los que delegan bien podr¨ªan hacerles perder todos los trenes de progreso y beneficios que siempre se sit¨²an a la vuelta de la esquina. ?Que de qu¨¦ esquina? La que media entre disponer de un proyecto pol¨ªtico propio y la paranoia de creerse rodeado de enemigos que siempre quieren quitarnos alguna cosa.
Asesora, que algo queda
Cerca de treinta asesores asesoran, como su nombre indica, a Carlos Fabra, presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, lo que es mucho asesoramiento si se considera que ese servicio personal nos cuesta cerca de un mill¨®n de euros anuales a los contribuyentes, y atendiendo a que esa Diputaci¨®n es la que menos diputa de las tres valencianas ?Y qu¨¦ necesidad tiene el se?or Fabra de ser tan asesorado? Seguramente muchas, ya que est¨¢ empe?ado en demostrar que Castell¨®n tambi¨¦n existe. La pena para esa provincia es que Fabra y su descendencia pol¨ªtica tambi¨¦n existen, de eso no cabe la menor duda, circunstancia que bien puede calificarse de calamidad p¨²blica. Eso, mientras el se?or Fabra contin¨²e siendo una figura p¨²blica, que para eso disfruta de esa desmesura de asesor¨ªas. Y porque en Castell¨®n, donde cada ilusi¨®n es un mundo, todo el mundo se conoce. Incluso demasiado.
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