El Athletic se encoge en Mestalla

La defensa del Athletic ech¨® por la borda una victoria que se hab¨ªa ganado su ataque. En concreto, la movilidad de Ezquerro, Iraola y Etxeberria desnud¨® al Valencia durante una hora. Le sac¨® de sus casillas. Hasta que Mista descubri¨® la debilidad de la zaga bilba¨ªna, que result¨® clamorosa. Una invitaci¨®n irrechazable para que el Valencia empatara un partido que ol¨ªa a derrota. Sin f¨²tbol, con toda su crisis al descubierto, pero salvando al menos los muebles de Ranieri, que sigue buscando, siete meses despu¨¦s, una manera de jugar.

S¨ª pareci¨® tenerla el Athletic, favorecido por una decisi¨®n de Valverde, que eludi¨® alinear a un ariete a cambio de ganar movilidad con Ezquerro y Etxeberria. Lo logr¨®. Sufrieron Ayala y Marchena sin una referencia a la que marcar. Y sufri¨® Caneira ante los centros enroscados de un Del Horno en posici¨®n de interior izquierdo. El Athletic desarbol¨® la defensa valencianista con facilidad, hurgando por las bandas y por las costillas de los centrales, mientras el Valencia trataba de encontrar, a base de pelotazos, a un Di Vaio perdido desde hace meses. Un bote extra?o del bal¨®n priv¨® a Etxeberria de remachar un gol que le cantaba Ezquerro desde que la izquierda. Pero, como el Atheltic domaba el bal¨®n y frecuentaba a Ca?izares, se encontr¨® con un penalti que el ¨¢rbitro sac¨® de la espalda de Caneira. Entendi¨® que era manos e Iraola adelant¨® al Athletic desde los 11 metros.

Tras el golpe moral, Ayala sac¨® su lado pendencierio con un vil codazo al ment¨®n de Orbaiz, que cay¨® noqueado. Sin que lo vieran ni el ¨¢rbitro ni tampoco su asistente. El Valencia penetr¨® por el t¨²nel y la confianza de sus jugadores, ya escasa al inicio del encuentro, descendi¨® a los infiernos. Incluso para magos de la pelota como Aimar, que no se atrevi¨® largo rato ni a levantar la cabeza. Por si acaso.

No es casual, por tanto, que el m¨¢s fresco mentalmente fuera Fabio Aurelio, que lleva casi dos a?os sin jugar. Sus dos magn¨ªficos centros demostraron dos cosas: que los centrales del Athletic no estaban para nada; y que primero Marchena y luego Di Vaio cabecearon con una blandura impresentable. El Athletic ense?¨® por arriba un tal¨®n de Aquiles y el Valencia s¨®lo sac¨® tajada cuando entr¨® Mista, que marc¨® en la misma raya tras varios errores clamorosos en el despeje de los defensas.

En Mestalla, el Valencia se caracteriz¨® en los ¨²ltimos a?os primero por defender lejos de su ¨¢rea y despu¨¦s por presionar muy bien en el centro del campo. Lo que convert¨ªa los partido en una pesadilla para los rivales. Dos premisas que ya no cumple el equipo de Ranieri, que paga el mal estado f¨ªsico de Albelda, siempre tarde en la recuperaci¨®n.

El Valencia crey¨® resurgir cuando Ranieri dio entrada a Mista y el Athletic entr¨® en un estado de letargo. Premeditadamente. Porque volvi¨® a aparecer para aumentar la distancia. Iraola control¨® el bal¨®n una vez m¨¢s pegado a la l¨ªnea de cal, ote¨® el horizonte y adivin¨® que Ezquerro entraba como una flecha por entre el coraz¨®n de los dos centrales. El centro de Iraola fue perfecto: unos cuantos metros por delante del delantero, pero con el efecto que le favorec¨ªa. Ezquerro alcanz¨® la pelota con la punta de la bota y entonces remat¨® a Ca?izares.

Lejos de afianzarse, el Athletic se encogi¨® en el momento en que Mista entendi¨® que la defensa bilba¨ªna era de mantequilla. Poco despu¨¦s, Aimar cambi¨® de ritmo y alcanz¨® la l¨ªnea de fondo por la derecha. Su centro de seda no tuvo m¨¢s remedio que cabecearlo a gol en el segundo palo Di Vaio, sacudi¨¦ndose as¨ª una sequ¨ªa muy antigua. E incluso pudo ganar el Valencia con un remate doble de Angulo que salv¨® Aranzubia ante el desconcierto monumental de su alocada defensa.