La concertaci¨®n social en clave de g¨¦nero
Si las mujeres contaran... es el t¨ªtulo de la obra principal de Marilyn Waring, ilustre economista neozelandesa que en el ¨²ltimo cuarto de siglo pasado inici¨® una senda de pensamiento cr¨ªtico con los principios de la econom¨ªa cl¨¢sica que invisibilizan la producci¨®n de las mujeres. Carmen Alborch le dedica un brillante cap¨ªtulo en su ¨²ltima edici¨®n de Libres. Les cuento esto porque a mi entender el VI Acuerdo de Concertaci¨®n Andaluza, visto desde la ¨®ptica de las mujeres podr¨ªa titularse "Cuando se quiere que las mujeres cuenten".
Este VI Acuerdo de Concertaci¨®n Social abre una estupenda puerta de entrada al empleo de las mujeres. Como dec¨ªa hace a?os Amparo Rubiales, las mujeres no necesitamos trabajo, que ese nos sobra, lo que necesitamos es empleo; y empleo de calidad y acorde con nuestras capacidades. Y a eso se dirige la suma de esfuerzos que han suscrito Gobierno, patronal y sindicatos andaluces.
Y se dirige de forma innovadora y transversal. Innovadora porque incorpora medidas para corregir las desigualdades por raz¨®n de g¨¦nero, es decir entre hombres y mujeres, a lo largo y ancho del acuerdo, en la l¨ªnea horizontal y en todos los ejes de actuaci¨®n de forma transversal, incluyendo actuaciones de incidencia directa, indirecta e integral.
Este acuerdo recoge de forma avanzada el marco estrat¨¦gico promovido en la Cumbre de Lisboa, que destacaba la importancia de una participaci¨®n equilibrada de hombres y mujeres en la vida profesional y familiar y fijaba el objetivo de alcanzar el 60% en la tasa de empleo femenino para 2010. Andaluc¨ªa ha apostado decididamente para que este objetivo impregne todas las pol¨ªticas y objetivos sociales que impulsa su administraci¨®n.
Las mujeres andaluzas nos hemos incorporado en condiciones de igualdad desde hace muchos a?os a la ense?anza reglada profesional. En la mayor¨ªa de los casos los resultados acad¨¦micos son incluso mejores que los de los hombres. Algunos datos nos muestran esta situaci¨®n. Desde 1996 a 2003 la tasa bruta de poblaci¨®n que supera la prueba de acceso a la universidad es por t¨¦rmino medio un 10% superior en mujeres que en hombres. Cada curso acceden por t¨¦rmino medio 2.000 mujeres m¨¢s que hombres a esta ense?anza. Desde 1997 las mujeres han incrementado su acceso a los estudios superiores en un 7,5% mientras los hombres en un 5%. El n¨²mero de graduadas en educaci¨®n universitaria es superior en m¨¢s del 50% al de graduados en ense?anzas de ciclos cortos y en m¨¢s del 35% en los de ciclo largo. Recientemente se han otorgado por esta Consejer¨ªa los premios a los mejores expedientes acad¨¦micos 2004 en las licenciaturas de Econom¨ªa y Direcci¨®n y Administraci¨®n de Empresas y de 13 premiados, 10 eran mujeres.
Sin embargo estos inmejorables resultados acad¨¦micos no se han traducido con el mismo rigor en una mayor incorporaci¨®n al mercado laboral m¨¢s cualificado. Y ninguna econom¨ªa que pretenda ser competitiva puede permitirse semejante derroche. Que una parte sustancial de la fuerza laboral m¨¢s cualificada no se incorpore al tejido productivo y quede infrautilizada es manifiestamente ineficiente desde el punto de vista econ¨®mico e incompatible con el desarrollo social.
En 2003, seis de cada 10 mujeres en edad de trabajar eran consideradas como "poblaci¨®n inactiva". En t¨¦rminos generales, de cada seis mujeres consideradas inactivas, tres se dedican a "labores del hogar", dos son jubiladas o pensionistas y una es estudiante. Dado que en los pr¨®ximos a?os estos dos ¨²ltimos grupos previsiblemente quedar¨¢n estancos o aumentar¨¢n, el esfuerzo para incorporar a la mujer al mercado laboral tiene como poblaci¨®n diana a esa mitad de las "inactivas" que se dedican a las labores del hogar. En este acuerdo de concertaci¨®n se configura una l¨ªnea de trabajo espec¨ªficamente dirigida a fomentar la incorporaci¨®n al mercado laboral de las mujeres tras la maternidad, momento critico en el que se produce el mayor n¨²mero de abandonos.
Otro problema cr¨®nico del empleo de las mujeres es su segregaci¨®n laboral en determinadas ramas de actividad. Es significativo que la proporci¨®n de mujeres empleadas no llega al 2% en la industria, la construcci¨®n o los transportes, tres de los sectores con mayor crecimiento en din¨¢mica de empleo en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo el porcentaje de mujeres empleadas en la administraci¨®n p¨²blica duplica el de los hombres.
Romper este techo de cristal para que el aumento del empleo en estos sectores incluya tambi¨¦n a las mujeres exige un considerable esfuerzo por parte de empresarios, sindicatos y administraci¨®n. Pero exige tambi¨¦n que la calidad en el empleo sea un objetivo estrat¨¦gico del marco laboral.
Este acuerdo incluye medidas directas e indirectas para favorecer el empleo de las mujeres, pero lo realmente innovador, lo que revolucionar¨¢ el marco laboral, el punto de inflexi¨®n que marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s, es el car¨¢cter paritario (ning¨²n sexo representado m¨¢s del 60% o menos del 40%) que tendr¨¢n todos los grupos de trabajo y comisiones que se formen para desarrollarlo.
Carmen Mart¨ªnez Aguayo es viceconsejera de Econom¨ªa.
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