La ruptura del pacto
Al presidente de la Generalitat no le gust¨® para nada el acuerdo alcanzado por su consejero portavoz, Esteban Gonz¨¢lez, con los representantes de la mayor¨ªa de los miembros de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua (AVL) y con la presidenta de la instituci¨®n, Ascensi¨®n Figueres, en Benidorm. Un acuerdo en el que se reconoce que el valenciano y el catal¨¢n son una lengua compartida con dos nombres, y en el que la AVL asume no tener competencia para decidir el nombre de la lengua e insta a los gobiernos de las comunidades afectadas a denominar el idioma. Un dictamen lleno de sentido com¨²n que no deja de ser un cat¨¢logo de obviedades. Pero al presidente no deben gustarle las obviedades ni que los dem¨¢s, por muy acad¨¦micos que sean, tengan ideas propias y se empe?en en defenderlas. De ah¨ª que se haya pasado -¨¦l y sus correveidiles- las ¨²ltimas semanas amenazando con modificar la ley de creaci¨®n de la Acad¨¨mia para doblegar la voluntad de quienes creen que la raz¨®n est¨¢ por encima de los sentimientos porque nada hay m¨¢s s¨®lido que aqu¨¦lla y nada m¨¢s manipulable que ¨¦stos.
La amenaza no es balad¨ª y si se lleva a cabo en los t¨¦rminos conocidos -oposici¨®n a dict¨¢menes sobre la denominaci¨®n del idioma, elecci¨®n de los acad¨¦micos por las Cortes, incluido su presidente, el consenso obligatorio (!), la menor duraci¨®n en el cargo y el recorte salarial- Francisco Camps ser¨¢ el responsable de la ruptura del pacto que puso en marcha la AVL. Ese acuerdo no se debe romper unilateralmente porque significar¨¢ la traici¨®n al esp¨ªritu, a la letra y al esfuerzo de no pocas personas que concluy¨® en la ley de creaci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua. Cambiar la ley, que s¨ª se hizo por consenso, representar¨¢ una ruptura de las reglas del juego y afectar¨¢ a la credibilidad del Gobierno valenciano, cuyo grado de confianza se reducir¨¢ de manera notable. ?C¨®mo confiar en quien contribuy¨® a la gestaci¨®n de la AVL y luego, con razones tan peregrinas como la que apela a la "soberan¨ªa de los valencianos" (qu¨¦ paralelismos se podr¨ªan establecer con esta imagen), la destruye porque no se ajusta a sus deseos? Aunque en punto a credibilidad, la m¨¢s da?ada, sin duda, es la del consejero portavoz. Resulta extra?o -dej¨¦moslo ah¨ª- que Esteban Gonz¨¢lez Pons niegue el acuerdo alcanzado en Benidorm; pero est¨¢ por ver qu¨¦ opinan de sus compromisos los representantes de la Generalitat catalana con los que se entrevist¨®, a la vista de la declaraci¨®n de secesionismo ling¨¹¨ªstico -"legal", eso s¨ª- que sostiene el recurso contra el memor¨¢ndum del Gobierno para el reconocimiento de las lenguas cooficiales espa?olas en la UE.
La modificaci¨®n de la ley de la AVL -que para ser completa deber¨ªa incluir la exigencia a la Academia Espa?ola de la Lengua para que cambie la definici¨®n de valenciano- no s¨®lo supondr¨¢ el descr¨¦dito y la desaparici¨®n de la misma, sino lo que es peor: la balcanizaci¨®n del idioma, su fragmentaci¨®n y la p¨¦rdida de la masa cr¨ªtica que, mal que bien, hace posible su supervivencia. ?Ser¨¢ eso lo que quiere el PP? ?Que desaparezca el valenciano?
La Acad¨¨mia es, todav¨ªa, un punto de encuentro, un lugar de di¨¢logo y de debate que fue violentado por la autoridad civil, por supuesto, que representaba el consejero Font de Mora el pasado 22 de diciembre. Frente a acciones como ¨¦sta y frente a las amenazas, los acad¨¦micos tienen que oponer la raz¨®n, s¨®lo eso. La barbarie, como dec¨ªa, creo, Bernard Shaw, no es eterna, aunque en estas tierras lo parezca.
El presidente Camps hizo del valencianismo su bandera al ocupar su cargo. Apuntillar la Acad¨¨mia, como parece su intenci¨®n, ser¨ªa apuntillar su pol¨ªtica.
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