'La t¨ªa Tula'
EL PA?S ofrece ma?ana, lunes, por 1 euro, la novela de Miguel de UnamunoEL PA?S ofrece ma?ana, lunes, por 1 euro, la novela de Miguel de Unamuno
Retrato de una mujer fuerte, enteriza, equilibrada y generosa, cuya personalidad, car¨¢cter, psicolog¨ªa o como quiera que se le llame, se resume en una de sus frases: "Me gusta elegir, pero no ser elegida", que la retrata de cuerpo entero dentro del retrato. Nacida probablemente de restos de memorias familiares, germinadas en el hist¨®rico matriarcado vasco, y observadas, seg¨²n confesi¨®n de Unamuno ("Conozco el caso", en carta a Maragall), en ese venero inagotable de historias provincianas o chismes de casino, que con frecuencia utiliz¨® para sus ficciones literarias, el personaje de Tula, apelativo cari?oso de Gertrudis, representa con propiedad la idea de la mujer que aparece en muchas de sus creaciones imaginarias, explicada y confirmada por numerosas citas de sus confidencias epistolares, y al mismo tiempo es el veh¨ªculo de sus obsesiones m¨¢s ¨ªntimas en relaci¨®n con su af¨¢n de inmortalidad, de perpetuaci¨®n del ser humano, frente al horror de la nada.
Hoy es inevitable ver en ese personaje una afirmaci¨®n de la liberaci¨®n femenina
Porque no fue la primera vez que Unamuno demostraba en un texto su alto concepto de la mujer, como ser humano superior al hombre, m¨¢s abierto, m¨¢s completo y m¨¢s s¨®lido que su compa?ero de fatigas. Toc¨® el tema en Nada menos que todo un hombre, Dos madres, Soledad, etc., y siempre concibiendo a la mujer al margen de su mera funci¨®n reproductiva, adorno ocasional o instrumento operativo en un mundo de hombres solos. En este sentido, confes¨® que la figura de "la t¨ªa" era una de sus obsesiones espirituales y, mediante una digresi¨®n filol¨®gica, explicaba as¨ª su concepto de esa mujer del contexto familiar, incluido el suyo, no esposa, ni madre, ni hija, que es "la t¨ªa", la hermana soltera del matrimonio, diciendo que "por la t¨ªa, por la hermana, por la 'soror', llegamos a la 'sororalidad', algo m¨¢s hondo que la 'fraternidad'. En alem¨¢n, cuando quieren decir hermanos en humano, fuera de distinci¨®n sexual, dicen Geschwister, de Schwester (hermana), m¨¢s bien que Gebr¨¹der (hermano). Y es que la mujer incluye y el var¨®n excluye".
El proyecto primitivo era contar el caso de "una joven que por hacer de madre a los hijos de una difunta hermana rechaza proposiciones de boda y se queda soltera". Este punto de partida se fue enriqueciendo y complicando despu¨¦s con antecedentes, circunstancias especiales, detalles y afluencias tem¨¢ticas que convirtieron el caso en una historia apasionante de una mujer, aquejada de "hambre de maternidad", pero privada del deseo gen¨¦sico de la procreaci¨®n, con lo que demuestra su filiaci¨®n unamuniana, en busca de la perduraci¨®n individual a trav¨¦s de los hijos de la carne o del esp¨ªritu, dentro de su permanente literatura autobiogr¨¢fica. El conflicto no es vivido por la protagonista con dramatismo, sino con naturalidad, consecuencia de su libre elecci¨®n, obediente al sentido de su deber moral y de su realizaci¨®n como persona, a gusto con la afirmaci¨®n de s¨ª misma, existencialmente satisfecha, al margen de lo social e hist¨®ricamente establecido y a contracorriente de las expectativas del lector, habituado a la mujer ¨²tero o a la mujer florero de los finales felices.
Un hombre blando y pusil¨¢nime ronda a dos hermanas y parece preferir a una de ellas, Tula; pero ¨¦sta desv¨ªa sus atenciones hacia su hermana Rosa, que finalmente se casa con ¨¦l y a los pocos a?os muere, rog¨¢ndole a su hermana que cuide de sus hijos y se case con su marido. La convivencia hace inevitable la aproximaci¨®n entre el viudo y su cu?ada, que, puesta en situaci¨®n de elegir, rechaza las propuestas de matrimonio de su cu?ado y posteriormente le obliga a casarse con la joven criada de la casa, con la que va a tener un hijo, convirti¨¦ndose ella, al final, en la madre de todos. Pero lo de menos es la an¨¦cdota, que no ofrece excesivas peripecias ni sobresaltos, porque lo que importa es el seguimiento de las relaciones, el buceo abismal de las psicolog¨ªas, la meticulosidad de los matices, la intensidad de los di¨¢logos, la solidez de la construcci¨®n narrativa, llena de inter¨¦s, el logro del placer est¨¦tico mediante la palabra.
Se le han buscado m¨²ltiples interpretaciones a esta figura de mujer, desde ver en Tula la encarnaci¨®n de la "abeja reina", en algunos de sus aspectos, anticip¨¢ndose "m¨¢s de medio siglo a psic¨®logos y m¨¦dicos", como dice Rof Carballo, o como prototipo de la llamada "envidia hisp¨¢nica" o tambi¨¦n una v¨ªctima ejemplar de la "epidemiolog¨ªa familiar" espa?ola de tan nefastas secuelas. Por su parte, Unamuno la emparentaba con Santa Teresa, la aguerrida y emprendedora mujer que, dentro de las limitaciones de su tiempo, fue a su manera libre en su vida. Pero hoy nos parece inevitable poder ver en este personaje, por debajo de sus determinaciones ps¨ªquicas y del costumbrismo ambiental que la rodea, una huida de los caminos trillados por la novel¨ªstica de consumo o de tradici¨®n galante, una contrapropuesta frente a las novelas del hombre, mayoritariamente dominantes en la historia de la literatura, una defensa de la rebeli¨®n frente a las leyes sociales, codificadas por el uso e interiorizadas como una necesidad, una afirmaci¨®n de la liberaci¨®n femenina y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, una premisa de la libertad humana, en el sentido sartriano de que somos hombres en cuanto que elegimos. Y Tula elige ser lo que es.
Un texto largamente trabajado, del que empez¨® a dar noticias en el a?o 1902 y que no public¨® hasta el a?o 1921, cuando consigui¨® dotarlo de la fuerza narrativa, la concisa expresi¨®n de su credo est¨¦tico personal y el troquel inconfundible de sus obsesiones individuales. Ejemplo de su modo de hacer, con una prosa densa, escueta, acendrada, ce?ida, directamente al objetivo, sin m¨¢s paisajes que los del alma, ni m¨¢s adjetivos que los imprescindibles, ni m¨¢s decoraci¨®n que la de las palabras, intensas, contundentes, de tu¨¦tano, como a ¨¦l le gustaba decir. Sin halagos sensoriales, ni m¨¢s complacencia que la de las ideas, lo que da por resultado una desnudez ad¨¢nica, gratamente atractiva, sobriamente inquietante, soberbiamente expresiva, lejos de los cromos infantiles, de los coprolitos envueltos en papel de celof¨¢n y de las tormentas barrocas en un vaso de agua.
Es curioso que esta novela tuviera ¨¦xito fuera de Espa?a, mucho antes de que se abriera paso en la compacta misoginia de nuestra cultura tradicional. Y el propio Unamuno admit¨ªa en el a?o 34 que nadie hab¨ªa entendido La t¨ªa Tula "fuera del grupo de Freud". Posteriormente, con el paso del tiempo y el cambio de perspectiva est¨¦tica, se entendi¨® y se valor¨® como es debido, provocando numerosos trabajos exeg¨¦ticos y llegando a ser llevada al cine en una gran pel¨ªcula de Miguel Picazo (1964). Creo que cada vez estamos en mejores condiciones para comprender su poderosa originalidad y apreciar sus excepcionales cualidades literarias. Pitongos y marujonas, abstenerse. (Pitongo: tontaina presumido).
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