El mundo opaco de los esp¨ªas espa?oles
La cita es en la cafeter¨ªa de un hotel. Siempre es as¨ª con los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Se sienten c¨®modos en ese ambiente impersonal, ambientado con m¨²sica de ascensor y atendido por camareros discretos. Hoy su mensaje es claro: la amenaza del terrorismo es real. Espa?a es un objetivo. Y hay que estar preparados. Tras la mala noticia, su contrapartida: los servicios de Inteligencia del Estado est¨¢n en las mejores condiciones de su accidentada historia para enfrentarse al reto. Para adelantarse a ¨¦l. Su prioridad es que el 11-M nunca m¨¢s se repita.
"El Centro necesitaba una direcci¨®n clara. No pod¨ªa seguir flotando a la deriva. Y ahora se han despejado las brumas, hay claridad atmosf¨¦rica y vemos el horizonte a lo lejos. No hay nada que nos distraiga. No hay agentes bajo sospecha. Tenemos desde 2002 una ley que regula nuestras funciones. Y un magistrado del Supremo asignado al Centro que tiene que autorizar la entrada en un domicilio o el pinchazo de un tel¨¦fono. ?Eso es trabajar con red! Durante dos d¨¦cadas nos la hemos jugado. Y, adem¨¢s, el Gobierno est¨¢ dispuesto a darnos todos los medios necesarios para que naveguemos sin vaivenes. La prioridad del presidente es el terrorismo".
"El Centro necesitaba una direcci¨®n clara. No pod¨ªa seguir flotando a la deriva. Y ahora se han despejado las brumas y vemos el horizonte a lo lejos", afirma el nuevo director
Miembros del Centro Nacional de Inteligencia afirman que el 11-M no les pill¨® desprevenidos. "Sab¨ªamos que hab¨ªa una amenaza, pero pasaron de nosotros"
El CNI es una estructura enormemente sensible. Cada esc¨¢ndalo o fracaso se transmite autom¨¢ticamente al resto de la pir¨¢mide. Y afecta a la eficacia
Para un periodista, no siempre es f¨¢cil entenderse con los miembros del CNI. Todo es secreto. Los nombres, los rostros, los documentos, los medios, la estructura, el despliegue, la procedencia de sus miembros, la forma en que se gasta el dinero. Las conversaciones est¨¢n repletas de actitudes de mano de p¨®quer. De silencios. No puede ser de otra forma. El secreto es su raz¨®n de ser.
Y de ah¨ª el desconocimiento de la poblaci¨®n sobre la naturaleza real de los servicios de inteligencia. En estos momentos intentan despojarse de esa imagen repleta de sombras y esc¨¢ndalos: "Somos una instituci¨®n m¨¢s del Estado", dicen. "Somos una direcci¨®n general encuadrada en el Ministerio de Defensa, con un control presupuestario y un estatuto de personal". Es cierto, algo hemos avanzado. Por lo menos ya sabemos que los agentes secretos tienen un mes de vacaciones, dos pagas extraordinarias y 15 d¨ªas cuando se casan. Que est¨¢n bien pagados para tratarse de funcionarios. Que disponen de gimnasio, dentista y fisioterapeuta. No siempre hemos sabido tanto. La literatura sobre la inteligencia ha preferido la sal gorda, las traiciones, los chismes de alcoba, que relatar c¨®mo viven, obtienen los datos y analizan la informaci¨®n. Una labor an¨®nima y silenciosa. Sin horario.
Fracasos
Los ¨¦xitos no se pueden contar. Tampoco los fracasos. Emilio Alonso Manglano, director entre 1981 y 1995, procesado por las escuchas ilegales del Cesid y a la espera de que se repita su juicio a partir del 21 de este mes, se describe "solo y cabreado", y s¨®lo desea "que alg¨²n d¨ªa se pueda saber lo que hemos hecho por la democracia; c¨®mo tratamos el delicado tema de la involuci¨®n, no s¨®lo militar, sino pol¨ªtica; las amenazas a la Corona... Pero todo es secreto". Cuando otro ex director del servicio, el teniente general Javier Calder¨®n, espeta con vehemencia: "el Centro ha sido y es una herramienta ¨²til e imprescindible para el Estado", uno se queda como estaba. No sabe qu¨¦ pensar. No hay datos en qu¨¦ apoyarse. Los estudios son inexistentes. La excepci¨®n es la tesis universitaria del polit¨®logo Antonio M. D¨ªez Fern¨¢ndez, convertida en un libro de inminente publicaci¨®n: Los Servicios de Inteligencia espa?oles. Historia de una transici¨®n (Alianza Editorial). Doscientas cincuenta entrevistas que despejan muchas dudas. ?Su conclusi¨®n? "Un servicio de Inteligencia funciona cuando est¨¢ al servicio del Ejecutivo, tiene unos controles parlamentarios y judiciales y trabaja en el marco de una democracia. Si no estar¨ªamos hablando de polic¨ªa pol¨ªtica, que se mete en la vida de los ciudadanos y les extorsiona, o de una agencia de informaci¨®n independiente, es decir, que se fija los objetivos al margen del Estado de derecho. Eso pas¨® con los servicios de Inteligencia tras la muerte de Franco y durante los primeros pasos de la democracia. Por ejemplo, el 23-F. Hasta que el general Manglano se hizo con los mandos".
La Inteligencia es un mundo opaco. Un mundo de verdades a medias. Con ese cors¨¦, siempre es dif¨ªcil adentrarse en ¨¦l. Aunque siempre se puede echar mano de las met¨¢foras.
As¨ª, cuando se pide a la c¨²pula del Centro, que encabeza el director-secretario de Estado Alberto Saiz Cort¨¦s (Cuenca, 1953), nombrado el pasado mes de marzo por el Gobierno socialista, que describa la disposici¨®n del Centro frente a las nuevas amenazas terroristas, se decanta por las f¨¢bulas: "Cada depredador se especializa en un animal. Lo sabe todo de su presa. Nosotros somos los cazadores. Antes, nuestro nicho alimentario era ETA. Y llegamos a conocer bien la presa. Con el islamismo radical, nos estamos adaptando a una nueva presa. Aprendiendo c¨®mo act¨²a. Llevamos tiempo observando a esa presa. Ha habido detenciones...".
Un analista del Centro da claves m¨¢s palpables: "En el CNI tenemos una experiencia muy amplia en la lucha contra el terrorismo nacional. Y ahora tenemos que cambiar el enfoque. El islamismo radical es un terrorismo distinto. Gente aislada, sin direcci¨®n ni directrices directas; que est¨¢ unida a la delincuencia com¨²n, por lo que es m¨¢s dif¨ªcil detectarla. Todo lo contrario que ETA, una organizaci¨®n con un aparato ideol¨®gico, log¨ªstico y de financiaci¨®n. Con una jerarqu¨ªa que marca la actuaci¨®n de sus comandos. En el terrorismo islamista radical esas directivas son gen¨¦ricas y llegan por distintos frentes: Internet, las mezquitas, su propio af¨¢n espiritual individual. Y su ¨²nico fin es hacer el mayor da?o posible para expresar su rechazo a esta sociedad".
Miembros del CNI afirman que la masacre del 11-M no les pill¨® desprevenidos. "Sab¨ªamos que hab¨ªa una amenaza, pero pasaron de nosotros... El Centro hace sus an¨¢lisis y ofrece unas conclusiones al Gobierno. Aconsejamos... pero no obligamos. El presidente, destinatario de la informaci¨®n, nos hace caso o no nos lo hace. Es su potestad". Esa es la funci¨®n de un servicio de Inteligencia: mantener informadas a las altas instituciones del Estado de aquellas amenazas susceptibles de poner en peligro la seguridad y los intereses nacionales. "Eso, lo hizo el Centro con el fen¨®meno islamista. Aunque tambi¨¦n tuvimos parte de culpa: deb¨ªamos haber respondido y tomado decisiones con mayor rapidez. Faltaron reflejos. Los deberes se empezaron... pero no s¨¦ si se terminaron".
Seg¨²n fuentes del CNI, el Gobierno del PP fue advertido de la amenaza islamista radical que se cern¨ªa sobre Espa?a. El CNI redact¨® durante 2003 diversos an¨¢lisis que reflejaban el riesgo creciente que supon¨ªan los grupos integristas. Para un general del Ej¨¦rcito que ocup¨® un alto puesto en el Centro: "El atentado en Casablanca contra la Casa de Espa?a, en mayo de 2003, deber¨ªa haber sido una llamada de atenci¨®n de lo que se ven¨ªa encima. Pero sali¨® la ministra de Exteriores, Ana Palacio, negando que fuera un ataque contra nuestros intereses. No se quiso ver el horizonte. Y nosotros obedecemos. No nos encargamos el trabajo a nosotros mismos, funcionamos con las demandas que nos hace el presidente. Con la Directiva de Inteligencia. Y el Centro no se volc¨® en el islamismo radical. El error fue creer que Espa?a era s¨®lo un refugio para los islamistas, pero no un objetivo terrorista. Ahora, desgraciadamente, hemos aprendido que tambi¨¦n somos un objetivo".
Fall¨® lo fundamental en Inteligencia: la confianza mutua entre el Gobierno y los servicios de Inteligencia. Esa es una de las claves de su eficacia. De anticiparse a ciertas situaciones de riesgo. Un agente da ejemplos de su trabajo: "Que el presidente del Gobierno sepa una semana antes de firmar un tratado de pesca con otro pa¨ªs qu¨¦ le va a ofrecer ese pa¨ªs. O que conozca la posible evoluci¨®n pol¨ªtica en alg¨²n pa¨ªs de Latinoam¨¦rica donde Espa?a tiene importantes intereses. El CNI debe proporcionar en tiempo real conclusiones rigurosas, contrastadas y, lo que es m¨¢s importante, desideologizadas. Mostrar la realidad tal como es, no como le gustar¨ªa al Gobierno que fuera".
-Y eso, ?c¨®mo se obtiene?
-El 80% de la informaci¨®n se obtiene de fuentes abiertas; otro 10%, en c¨ªrculos selectos, y el resto, mediante operaciones encubiertas. ?sta es la mejor informaci¨®n, pero tambi¨¦n la menos fiable.
Herri Batasuna
En su corta historia, los servicios de Inteligencia espa?oles (el Cesid, Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa, entre 1977 y 2001, y, desde esa fecha, el CNI), han sido eficaces cuando la sinton¨ªa entre su estructura y los destinatarios de su informaci¨®n ha sido patente. Cuando han trabajado sin esc¨¢ndalos ni sobresaltos. Cuando esa lealtad mutua brilla por su ausencia, cuando el Centro sufre turbulencias internas o no se respetan los procedimientos internos de control (como en el caso Perote), el resultado es nefasto. Y eso es malo para el pa¨ªs.
Un ejemplo. En marzo de 1998 se destapaba una operaci¨®n de espionaje del Cesid contra la sede de Herri Batasuna en Vitoria. En horas, el Centro se ve¨ªa obligado a desmantelar parte de su operativo de Inteligencia anti-ETA. Algo hab¨ªa fallado. Los procedimientos de seguridad. "Se trat¨® de un exceso de confianza por nuestra parte", explica un militar que conoci¨® el entramado. A ese error se sumaba la p¨¦sima coordinaci¨®n del Centro con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, "que, en vez de taparnos, nos dejaron con el culo al aire", a?ade otro antiguo responsable del entonces Cesid. Como resultado, el Gobierno sufri¨® un apag¨®n informativo sobre los prop¨®sitos inmediatos de ETA. Seis meses m¨¢s tarde, en septiembre de 1998, ETA anunciaba una tregua. La noticia pillaba al presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de viaje en Per¨². "Si hubi¨¦ramos tenido Inteligencia, ese d¨ªa Aznar hubiera estado en La Moncloa con un perfecto conocimiento de los puntos de la propuesta. Pero no fue as¨ª: estaba en Per¨² haci¨¦ndose la foto".
Pero la prueba m¨¢s grave de la falta de sinton¨ªa entre un Gobierno y sus servicios de Inteligencia se va a producir el d¨ªa 11 de marzo de 2004.
El diplom¨¢tico Jorge Dezcallar, director del Centro entre 2001 y 2004, fue un candidato de consenso. Colocar al frente de la Inteligencia a un profesional que no proviniera de Defensa ni de Interior parec¨ªa la mejor forma de atajar los tradicionales recelos entre esos dos ministerios por el control de los servicios secretos. Dezcallar proced¨ªa de la tercera pata de la Inteligencia: Asuntos Exteriores. La decisi¨®n no gust¨® a todos. En el PP, algunos contemplaban a Dezcallar, que hab¨ªa ocupado altos cargos en la Administraci¨®n socialista, como un elemento ajeno. Para un analista, "la visi¨®n de Dezcallar, ex embajador en Marruecos, del fen¨®meno isl¨¢mico difer¨ªa de la de Aznar, que es m¨¢s del Guerrero del Antifaz. Y la gota que colma el vaso es cuando Dezcallar informa al presidente, en enero de 2003, que Carod-Rovira se ha reunido con los l¨ªderes de ETA Josu Ternera y Antza, en Perpi?¨¢n. Y esa noticia se filtra, por motivos electorales, a la prensa. Ah¨ª se rompe esa confianza".
Durante la tr¨¢gica jornada del 11 de marzo y en las fechas siguientes, el director del CNI, Jorge Dezcallar, te¨®rico coordinador de la comunidad de Inteligencia en nuestro pa¨ªs, es apartado de los centros de decisi¨®n pol¨ªtica. Va a carecer de los datos de la investigaci¨®n en tiempo real. Y no tiene acceso al gabinete de crisis dise?ado por Aznar y su entorno. Para un alto ejecutivo del Centro, "Jorge no fue convocado a Moncloa porque aquello no era un gabinete de crisis, sino un gabinete de estrategia electoral". Un antiguo miembro de la c¨²pula del Centro va m¨¢s lejos: "A Jorge Dezcallar le a¨ªslan porque no es uno de los suyos".
Edificios modernos en tonos suaves, jardines impecables, ambiente g¨¦lido, silencio absoluto. Esta ma?ana de febrero, tras cruzar los f¨¦rreos controles de la inexpugnable sede central del CNI, en Madrid, el periodista se pregunta a qu¨¦ se parece el Centro Nacional de Inteligencia, y por fin concluye: a una empresa de inform¨¢tica. Gente joven discretamente atildada. Corbatas. Muchas mujeres (son un tercio de la plantilla). Despachos as¨¦pticos. Pasillos desiertos. Ordenadores. Contenedores para destruir documentos. Ning¨²n uniforme. Antenas (el sistema de captaci¨®n de se?ales es uno de los poderes del CNI). Todo fr¨ªo, pulido e impersonal. Un aspecto muy diferente a las puertas batientes, el ambiente de tabaco y las armas en la cintura que decoran el Servicio de Informaci¨®n de la Guardia Civil o la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n. "El CNI es otra cosa".
Esta ma?ana de febrero el mensaje de esperanza y optimismo que emite el Centro es muy distinto al ep¨ªlogo del 11-M. "La orientaci¨®n es clara, y la confianza, total". El nuevo director, Alberto Saiz, es un hombre del entorno inmediato de Jos¨¦ Bono, ministro de Defensa (departamento del que depende org¨¢nicamente el Centro, aunque funcionalmente est¨¢ a las ¨®rdenes del presidente). Una afinidad personal que augura buenos tiempos en la casa.
Sin embargo, esa excesiva proximidad se contempla tambi¨¦n con suspicacia por parte de la comunidad de Inteligencia. Temen que Bono se haya hecho con el control directo del Centro y que acumule demasiado poder. Desde el CNI, ese razonamiento se rebate con vehemencia: "Nosotros no respondemos a los intereses particulares de nadie. Estamos al servicio del Estado. El destinatario natural de la Inteligencia es el presidente. El director despacha directamente con ¨¦l y las notas de Inteligencia llegan a Moncloa sin pasar por Defensa. Y a otros ministerios les llegan otros papeles, y al jefe de la Oposici¨®n, otros. Aqu¨ª no hay censura previa".
Fidelidad o competencia
Existe otra preocupaci¨®n: que con el nombramiento de Saiz Cort¨¦s, un ingeniero de Montes, lego en materia de Inteligencia, se haya primado la fidelidad sobre la competencia. "Saiz es un novato", comenta un antiguo directivo del Centro. "Y est¨¢ solo", espeta otro. Frente a esas afirmaciones, la respuesta de la c¨²pula es a¨²n m¨¢s vehemente: "Que uno proceda del Ej¨¦rcito o de la diplomacia, no quiere decir que llegue a la casa con m¨¢s o menos conocimientos de Inteligencia. La ¨²nica escuela de Inteligencia en nuestro pa¨ªs es el CNI. Aqu¨ª es donde se aprende. Lo importante es tener gusto por aprender, por conocer las necesidades de la casa y conseguir una direcci¨®n clara. Hacer un diagn¨®stico de los problemas y resolverlos".
El CNI es una estructura enormemente sensible. Cada palo al director, cada esc¨¢ndalo, fracaso, metedura de pata, se transmite autom¨¢ticamente al resto de la pir¨¢mide. Y afecta a la eficacia. Y hace que se creen camarillas. Y que los procedimientos de actuaci¨®n no se cumplan como es debido. Un agente da como ejemplo el asesinato de los siete agentes en Irak, en noviembre de 2003. La c¨²pula del Centro habla de "una traici¨®n y una emboscada". Para ese agente veterano: "Eso es cierto, pero el atentado tambi¨¦n ocurri¨® porque no se respetaron las normas internas de funcionamiento. Los procedimientos. Un relevo no se hace as¨ª. Algo fall¨®. Y eso ha tenido a la gente muy jodida durante meses".
Y es que los profesionales del CNI no son gente corriente. Viven en el secreto, incluso en su c¨ªrculo familiar m¨¢s ¨ªntimo. "Hay cosas que no le cuentas ni a tu pareja". "Cuando llegas aqu¨ª aprendes que cuando alguien te pregunta d¨®nde trabajas, lo mejor es decir que en Defensa". No, no son gente corriente. No se pueden defender. No se pueden sindicar ni afiliar a partidos pol¨ªticos. "Y tampoco somos agentes de la autoridad, no podemos sacar la placa ni detener a nadie, estamos para prevenir. Para ir un paso por delante del ladr¨®n, para poder gritar: ?Al ladr¨®n! Y que venga la Polic¨ªa a detenerle".
Los miembros del CNI han hecho dos peticiones a su director: "Estabilidad y direcci¨®n". Dos elementos imprescindibles para trabajar tras 27 a?os de vida tormentosa al mando de nueve directores distintos. Dos de ellos, procesados y juzgados. "?ste es el puesto m¨¢s combustible de la Administraci¨®n", comentan en el entorno del director. Veintisiete a?os de cambios continuos. La ¨²ltima transformaci¨®n, la llevada a cabo por Alberto Saiz, ha afectado a un tercio de los agentes. Gracias al dise?o de la nueva n¨²mero dos del Centro, la secretaria general, Esperanza Casteleiro, de 47 a?os, dos d¨¦cadas en la casa y una especialista en recursos humanos. "Esperanza no tiene un perfil muy alto, pero es una persona que integra, que no es de clanes. Y eso es necesario", relata un analista. En el segundo escal¨®n se ha mantenido al encargado de Inteligencia, un coronel de mediana edad con una larga trayectoria en la casa, y en la otra gran direcci¨®n, la de recursos, se ha nombrado a una mujer de la confianza de la secretaria general, de la que depende directamente. El cambio en el tercer escal¨®n del Centro, en las cl¨¢sicas divisiones (Interior, Exterior, Contrainteligencia y Econom¨ªa y Tecnolog¨ªa), tambi¨¦n ha sido profundo.
Te¨®ricamente, el Centro cuenta hoy con todos los elementos para ser m¨¢s eficaz que nunca. "Estamos presentes en 50 pa¨ªses. El Gobierno nos ha aumentado el presupuesto para este a?o en un 17%, hasta los 190 millones de euros, y se van a reclutar 250 agentes m¨¢s en dos a?os para enfrentarnos al terrorismo internacional. Y tambi¨¦n han aumentado los fondos reservados. Y se est¨¢ ampliando la sede central. Estamos viviendo nuestra edad de oro. Por fin".
Si contra viento y marea el general Manglano le dio al Centro una estructura y una metodolog¨ªa; si los generales F¨¦lix Miranda y Jes¨²s del Olmo impidieron su desguace tras el asunto de las escuchas ilegales; si el general Calder¨®n consigui¨® racionalizar el ingreso, formaci¨®n y profesionalizaci¨®n; si Dezcallar lo civiliz¨® y abri¨® a la Universidad y la empresa, Alberto Saiz debe conseguir que todas esas piezas casen. Que la coordinaci¨®n con los cuerpos de Seguridad deje de ser una utop¨ªa; que las relaciones con los 160 servicios de todo el mundo se traduzca en un intercambio real de informaci¨®n, y que las estructuras sean cada vez m¨¢s flexibles y operativas. Porque, como dice un viejo general con sorna, "si al CNI le va bien, a Espa?a le ir¨¢ bien".
E. A. Manglano
Director entre 1981 y 1995. Teniente general. Tom¨® las riendas tras el 23-F. Con el apoyo pol¨ªtico de UCD y despu¨¦s del PSOE, lo reestructur¨®. Acab¨® con la amenaza de una involuci¨®n. Dirigi¨® el Centro con estilo caudillista. Traicionado por el coronel Perote, dimiti¨® v¨ªctima del asunto de las escuchas ilegales.
Jes¨²s del Olmo
Secretario general entre 1995 y 1996 y director durante unos meses. General jur¨ªdico. Comparti¨® el poder con el general Miranda. No alcanz¨® la jefatura en solitario al estar marcado por sus 13 a?os de colaboraci¨®n con el PSOE.
Su mano est¨¢ detr¨¢s de la Ley del Centro que se aprob¨® en mayo de 2002.
F¨¦lix Miranda
Director entre 1995 y 1996. General de divisi¨®n. Llamado a dirigir el Centro tras la dimisi¨®n del general Manglano. Tuvo la dif¨ªcil tarea de salvarlo del desguace tras el asunto de las escuchas ilegales. Fue una figura de perfil bajo que tranquiliz¨® a los militares y a los servicios de inteligencia de otros pa¨ªses.
Javier Calder¨®n
Director entre 1996 y 2001. Teniente general. Experto en inteligencia desde antes de la muerte de Franco. N¨²mero dos del Centro el 23-F. Regres¨® en 2001, ya en la reserva, ante la negativa de otros generales en activo. Abri¨® el Centro a los civiles. En 1998 sufri¨® el esc¨¢ndalo del espionaje a la sede de HB en Vitoria.
Jorge Dezcallar
Director entre 2001 y 2004. Diplom¨¢tico. Ex embajador en Marruecos. Primer civil responsable del Centro. Pilot¨® el cambio del Cesid al CNI, aplic¨® la Ley de 2002 y nombr¨®, por primera vez, una secretaria general. Abri¨® el Centro a la Universidad y las empresas. El 11-M y las fechas siguientes fue aislado de La Moncloa.
Alberto Saiz
Nombrado por el Gobierno socialista en marzo de 2004. Ingeniero de Montes. Fue consejero de Industria en Castilla-La Mancha. Hombre del entorno de Jos¨¦ Bono. Una proximidad que, seg¨²n algunos, pone los servicios de inteligencia bajo el control del ministro de Defensa. En la c¨²pula del Centro se niega ese hecho.
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