Muertes de manual
La muerte de 18 personas en un albergue de la comarca de Els Ports, en Castell¨®n, es una m¨¢s entre las que cada a?o se producen en todo el mundo; sobre todo en el tercer mundo. En Espa?a, pese a que todos nos felicitamos por los tremendos avances de progreso de las ¨²ltimas d¨¦cadas, se siguen produciendo desgraciadamente accidentes de este tipo. Parece que en las escuelas, en los medios de informaci¨®n y en las tertulias no se llega a usar de toda esa informaci¨®n quiz¨¢ porque no se entiende del todo pero que debiera ser materia de a una educaci¨®n para la seguridad y la supervivencia.
En realidad se producen muertes por procesos respiratorios causadas por situaciones que se confunden pero que tienen un origen bien diferente. No es lo mismo el accidente que culmina con la muerte por asfixia que la que tiene lugar cuando se produce una intoxicaci¨®n. La primera se produce por ahogo, falta de ox¨ªgeno y la segunda tiene lugar cuando existe un envenenamiento por la inhalaci¨®n de gas venenoso. Se podr¨ªa decir que se trata de muertes "populares" en el sentido de que suelen producirse entre las personas m¨¢s modestas; no son frecuentes en quienes viven en un entorno de infraestructuras dom¨¦sticas y urbanas confortables, pero s¨ª y sobre todo, en el campo o en viviendas de personas de recursos escasos.
El incidente que antiguamente se llamaba "muerte de inspector" corresponde con un proceso de asfixia y es desgraciadamente todav¨ªa muy frecuente, especialmente en las bodegas de concepci¨®n antigua (bajo tierra) y en pozos en donde abunda la materia org¨¢nica. Se produce cuando el anh¨ªdrido carb¨®nico CO2, que es un gas no t¨®xico que exhalamos al respirar los seres vivos y que tambi¨¦n se produce en las combustiones bien aireadas, se acumula en las partes m¨¢s profundas de los pozos o cavidades subterr¨¢neas. El CO2 es 1,5 veces m¨¢s denso que el aire y lo desplaza cuando no hay ventilaci¨®n; en las bodegas donde el vino se fermenta ese gas es resultado de la propia fermentaci¨®n de los mostos y por eso es tan abundante. Cuando alguien penetra en un hoyo que lo contiene, sentir¨¢ fatiga al principio sin saber por qu¨¦ y luego desmayo, lo que provocar¨¢ la muerte si no es inmediatamente rescatado del recinto. La alarma ante un accidente de un trabajador suele, con demasiada frecuencia, provocar la solidaridad de compa?eros que, si no est¨¢n bien informados, caer¨¢n en la misma trampa a veces con fatales -doble muerte- consecuencias. Tambi¨¦n en la medicina antigua se llamaba a este accidente "muerte del ayudante". Se trata de caso de asfixia pero no de intoxicaci¨®n porque el anh¨ªdrido carb¨®nico no tiene toxicidad significativa.
Tambi¨¦n resulta fatal la asfixia que produce el escape de gases combustibles que inundan alg¨²n recinto habitado desplazando al aire. El metano, uno de los componentes m¨¢s abundantes del gas natural, tiene una densidad casi la mitad que el aire, por lo que los recintos sin ventilaci¨®n en las partes altas pueden acumularlo si existen escapes de gas y garantizarse la seguridad con la instalaci¨®n de rejillas en las partes altas de los recintos. El butano y propano de uso dom¨¦stico e industrial tienen ambos densidad mayor que el aire y para evitar su acumulaci¨®n y desplazamiento del aire deben usarse rejillas de ventilaci¨®n en las proximidades del suelo. Como ni metano, ni butano, ni propano son significativamente t¨®xicos su posible peligro reside en la posibilidad de desplazar al aire y producir asfixia. Resultan adem¨¢s inodoros, por lo que los escapes no se detectar¨ªan a no ser por las substancias -marcadores- que en las plantas de suministro modernas se les a?ade para ponerlos de manifiesto si se producen escapes. No obstante, en procesos en los que los escapes se producen en presencia de las potenciales v¨ªctimas, ¨¦stas pueden no detectar el aumento del nivel de olor; sobre todo en instalaciones (canalizaciones, estufas, hornillos) mal mantenidos y por tanto defectuosos en los que siempre se considera como normal que huela un poco. La acumulaci¨®n en recintos no ventilados puede, adem¨¢s, provocar explosiones cuando una chispa, o una llama, activen la combusti¨®n explosiva del gas, como ha sucedido tambi¨¦n hace poco.
La intoxicaci¨®n dom¨¦stica por gases es otro fen¨®meno que difiere bastante del anterior. Se produce casi siempre por el mon¨®xido de carbono CO que, aunque qu¨ªmicamente es familia muy pr¨®xima del anh¨ªdrido carb¨®nico su reactividad lo hace especialmente peligroso. Su toxicidad reside en la reactividad frente al ox¨ªgeno al que secuestra, y en lo que nos interesa, especialmente frente al ox¨ªgeno que contiene la sustancia que se ocupa de oxigenar nuestro organismo: la hemoglobina. El compuesto carboxi-hemoglobina que se formar¨¢ en la sangre si inhalamos CO, bloquear¨ªa el transporte de ox¨ªgeno, antes que nada a nuestro sistema nervioso, provocando intoxicaci¨®n (desde tan solo el 0,001%) par¨¢lisis, lesiones irreversibles y muerte a concentraciones de CO en la atm¨®sfera cuando contenga incluso menos del 0,4 % en volumen,
El mon¨®xido de carbono es el resultado de la combusti¨®n incompleta de carb¨®n (los antiguos braseros de polvo de carb¨®n -pic¨®n- provocaban muchas muertes en tiempos pasados) y de los modernos combustibles dom¨¦sticos (gas natural, butano, etc...). Tambi¨¦n es el gas que producen nuestros autom¨®viles (entre un 4% y un 10% de los gases de escape son CO) y que han sido causa de muertes accidentales, al mantener motores en marcha en garajes poco ventilados, o voluntarias en suicidios. Fue un gas usado por las SS en la Alemania nazi como gas de exterminio de seres humanos. Para hacernos una idea de la peligrosidad del mal uso de los instrumentos de calefacci¨®n, bastar¨¢ se?alar que un sal¨®n muy grande, de 40 metros cuadrados (100 metros c¨²bicos) podr¨ªa convertirse en una trampa mortal si se hubiera convertido en CO solo la combusti¨®n incorrecta de unos 215 gramos de carb¨®n de un brasero o de 300 gr de butano. Posee, adem¨¢s la caracter¨ªstica de tener una densidad muy pr¨®xima a la del aire, por lo que no se acumula en las partes bajas ni en las altas, lo que lo convierte en una disoluci¨®n casi perfecta con el aire del recinto. As¨ª pues, aun con ventilaciones, en partes altas o partes bajas de las habitaciones, resulta peligroso no por su capacidad de asfixiar sino por su car¨¢cter de veneno. Como es inodoro y no est¨¢ marcado para que se detecte (no es un producto industrial) su inhalaci¨®n producir¨¢ desmayos que, como ha sucedido seg¨²n parece en los ¨²ltimos sucesos, imposibilita el acceso a ventanas o a escapar de la atm¨®sfera mortal.
As¨ª pues, pese a nuestra tan cacareada modernidad, seguimos sufriendo incidentes que parecen estar descritos en el manual de muertes accidentales de una sociedad mal preparada, tercermundista, y que seguramente ser¨ªan evitables con una educaci¨®n m¨¢s racional.
Eduardo Peris es catedr¨¢tico del departamento de Ingenier¨ªa de Construcci¨®n y Proyectos de Ingenier¨ªa Civil de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia.
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