Sin entusiasmo ni v¨¦rtigo
Vamos derechos al refer¨¦ndum y conviene analizar el ambiente antes de que se emplacen las urnas en los colegios electorales. En esta ocasi¨®n las papeletas de votaci¨®n disponibles s¨®lo ofrecen dos opciones, la del "s¨ª" y la del "no", adem¨¢s, por supuesto, como siempre, de la de "en blanco". La tarea de los electores, una vez llegados a la mesa correspondiente aparece muy simplificada frente a las convocatorias para las legislativas, auton¨®micas o municipales, donde compiten gran cantidad de listas abanderadas por los distintos partidos y coaliciones. Para que la ciudadan¨ªa se entregue al esfuerzo del cumplimiento en un refer¨¦ndum es precisa una dosis suficiente de entusiasmo o de v¨¦rtigo. El entusiasmo suele venir precedido de alguna unanimidad inaugural, como sucedi¨® en el refer¨¦ndum de la Constituci¨®n del 6 de diciembre de 1978 o en el del Estatuto de Gernika del 25 de octubre de 1979. Mientras que el v¨¦rtigo suele derivar de la percepci¨®n de un riesgo, bien ilustrado en el caso del refer¨¦ndum sobre la permanencia de Espa?a en la Alianza Atl¨¢ntica celebrado el 12 de marzo de 1986.
Nuestra Constituci¨®n abr¨ªa una p¨¢gina basada en la concordia, instauraba la reconciliaci¨®n, terminaba con las discriminaciones de la victoria de unos sobre otros y daba paso a la paz de todos. Era el resultado de un amplio consenso sobre las reglas del juego que iban a regir en adelante. Las fuerzas pol¨ªticas, salvo algunas excepciones como la del PNV que apost¨® por la abstenci¨®n, coincid¨ªan en avalarla. En consecuencia, el p¨²blico acudi¨® a refrendarla. La participaci¨®n fue del 67,11% del censo y los votos a favor representaron el 87,78% del total de los emitidos. El Estatuto de Gernika ven¨ªa precedido del apoyo de nacionalistas, socialistas y centristas, se presentaba como una gran oportunidad para el autogobierno y logr¨® concitar una participaci¨®n del 58,85% del censo, de manera que los votos del s¨ª significaron un 90,27% de los escrutados.
El caso del refer¨¦ndum sobre la permanencia en la OTAN tuvo una gestaci¨®n muy distinta. Los socialistas, en el Gobierno desde 1982, hab¨ªan hecho bandera en su programa victorioso de 1982 del lema "OTAN, de entrada no". Despu¨¦s, instalados en las responsabilidades del Estado, concluyeron que los intereses del pa¨ªs estaban por la permanencia en la Alianza Atl¨¢ntica y terminaron haciendo la campa?a inversa a favor del s¨ª, pero hubieron de hacerla en solitario, frente a una heterog¨¦nea coalici¨®n por el no de toda clase de fuerzas pol¨ªticas y sociales y al abstencionismo promovido por aquella Alianza Popular liderada por Manuel Fraga, que fue considerado del todo irresponsable entre sus colegas conservadores de otros pa¨ªses y le supuso su plena invalidaci¨®n internacional de la que deriv¨® tambi¨¦n su retirada a Galicia, con renuncia a las aspiraciones nacionales como presidente del Gobierno. Hubo entonces una sensaci¨®n de riesgo, que el presidente Felipe Gonz¨¢lez, implicado al 100% en la campa?a, resumi¨® cuestionando qui¨¦n gestionar¨ªa la victoria del no. As¨ª se logr¨® una participaci¨®n del 59,42% del censo. Los votos por la permanencia representaron el 52,49 de los emitidos y los contrarios fueron el 39,87. Cifras que dan buena idea de que la pregunta gravitaba sobre una clara divisi¨®n de opiniones en el cuerpo electoral.
Ahora estamos en la cuenta atr¨¢s de otro refer¨¦ndum, el que se ha convocado el domingo 20 de febrero sobre el Tratado por el que se establece una Constituci¨®n para Europa. Discutir la oportunidad de su convocatoria porque la ratificaci¨®n del Tratado hubiera podido hacerse como en otros pa¨ªses mediante una votaci¨®n del Parlamento es ocioso. Adem¨¢s de que todos los partidos en su d¨ªa estuvieron concordes en ir al refer¨¦ndum y cabe imaginar qu¨¦ se estar¨ªa diciendo si se hubiera optado por ahorrarse la consulta a los electores. Sin entusiasmo ni v¨¦rtigo, esta vez con fr¨ªa responsabilidad, conviene encarecer la pr¨®xima comparecencia ante las urnas porque es indiscutible que de la participaci¨®n derivar¨¢n consecuencias de gran calado para nuestro futuro como pa¨ªs. Raz¨®n de m¨¢s para que las fuerzas pol¨ªticas del Gobierno o de las oposiciones se comprometan por adelantado y garanticen su renuncia a incurrir en tergiversaciones as¨ª como al logro de ventajas particulares. Continuar¨¢.
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