Caf¨¦ con sal
Es la resaca. Tras tanta dosis recibidas de Plan Ibarretxe, nadie queremos volver sobre ¨¦l... de momento. Hay quien se lame alguna herida y prepara sus bater¨ªas. Por de pronto, se adelantan un mes las elecciones auton¨®micas sacando pecho, que es lo nuestro. Es un gesto simb¨®lico sin rentabilidad pol¨ªtica -lo siento por ellos-, que hace peligrar alg¨²n proyecto legislativo pendiente de inter¨¦s. Es el caso de la ley del Suelo, que podr¨ªa haber supuesto un cierto paso adelante en ese ¨¢mbito y logrado alg¨²n consenso entre partidos. Poco importa, porque lo nuestro es pasar. Y no precisamente haciendo camino, como pens¨® el poeta y debiera ser, sino pasar de largo.
Porque, a lo que se ve, pasaremos de largo sobre la cita del pr¨®ximo 20 de febrero, apenas diez d¨ªas. Ese domingo nos preguntar¨¢n en refer¨¦ndum si aprobamos "el Tratado por el que se establece una Constituci¨®n para Europa". Y no se ve que nuestro trabajadores de la pol¨ªtica se hayan puesto a trabajar en ello (y aqu¨ª la cr¨ªtica puede ser general).
Metidos en rencillas de vecindad (peligrosas, eso s¨ª), nos pasa desapercibido lo importante. Ir¨¢n de bolos Zapatero, Rajoy o Llamazares. Tiene su m¨¦rito, y se les debe agradecer. Los-de-Aznar, ya se sabe, har¨¢n campa?a en contra, no vaya a ser que el roser¨ªo-mas¨®n del PSOE obtenga alguna rentabilidad del asunto. Pero cabr¨ªa hacer m¨¢s, mucho m¨¢s.
?Y las maquinarias que movilizan a la militancia? Lo siento, pero en este pa¨ªs no puedo sino interpelar a Josu Jon Imaz: ?qu¨¦ hace un partido con esa capacidad de movilizaci¨®n, un partido que puso en su d¨ªa todas sus esperanzas en Europa? ?Falta en el nuevo tratado la Europa de los pueblos? Pues d¨ªgase, y h¨¢gase campa?a por el "no". Pero h¨¢gase pol¨ªtica. Es su trabajo. (Contra maledicientes, apelo a mis legitimidades de origen, pol¨ªtica y de ejercicio).
Es el ciudadano quien no est¨¢ interesado en la consulta sobre el Tratado constitucional de la Uni¨®n Europea, se dice. ?Y lo estaba realmente en controvertir el Estatuto de Gernika? No lo estaba en absoluto (apelo de nuevo a mis legitimidades). Ni tan siquiera el nacionalismo sociol¨®gico estaba por la labor de cuestionarlo como se ha hecho. Pero la voluntad de un l¨ªder, herencia pol¨ªtica de los carismas franquistas, y un aparato partidista han generado expectativas que traspasan y apelan el otro lado del espejo. No me gusta, es verdad. Pero, puestos a emplear herencias, ?por qu¨¦ no hacerlo en el buen sentido?
Con lo del Plan no se sabe qu¨¦ va a pasar despu¨¦s de las elecciones auton¨®micas, pero esto va en serio. Muy en serio. ?Qu¨¦ carne hemos puesto en ese asador? Ninguna. Resulta que existe un antecedente hist¨®rico: la Confederaci¨®n Germ¨¢nica y Alemania. La primera, especialmente desde Karlasbaad (1820), fue un engendro de tratado internacional liderado por Austria que, muerto el Imperio Romano-Germ¨¢nico (1806), asegurara la salvaguardia de los L?nder (territorios) y St?nde (estamentos), pura defensa del orden frente a la marejada ciudadana. Fracas¨®. Prusia, m¨¢s astuta, negoci¨® con los liberales y hoy Alemania es. Con sus contradicciones bien conocidas por todos, pero Alemania es. ?Ser¨¢ Europa en el futuro?
Sin duda, Europa se har¨¢. Nos presentan un tratado-constituci¨®n muy avanzado (en la idea del progreso). Se prolonga la idea de ciudadan¨ªa, se defienden las nuevas ideas de protecci¨®n y servicio social, prolonga las pol¨ªticas b¨¢sicas socialdem¨®cratas, europeas por definici¨®n, apela al ciudadano y a la ley. Yo quiero en un lugar as¨ª; la casa y su entorno corren de mi cuenta.
Espero que lo nuestro sea pasar abriendo camino. Nos interesa. ?Tomaremos caf¨¦ con sal para eso? Pues vale.
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