Predicar con el ejemplo

Son Nora de Colombia, Mara de Argentina, Marcia de Croacia, Beata de Polonia, y as¨ª hasta veinte. Todas ellas son inmigrantes y todas ellas residen legalmente en El Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz). Tienen en com¨²n la experiencia acumulada hasta su establecimiento como ciudadanas de pleno derecho en Espa?a y ahora se han constituido en asociaci¨®n para ayudar a las mujeres inmigrantes que llegan a una tierra completamente extra?a y, en la mayor¨ªa de las ocasiones, sin los papeles en regla.

La sociedad ya est¨¢ registrada "y no se llama de mujeres inmigrantes sino Asociaci¨®n Multicultural, porque lo que queremos es llamar la atenci¨®n sobre la riqueza ¨¦tnica, cultural y social que aportan las reci¨¦n llegadas" explica Nora, una de las promotoras de la idea.

Nora sabe en carne propia que el camino no es f¨¢cil. "Yo imaginaba Espa?a como un lugar de grandes posibilidades. Una oportunidad para empezar una nueva vida en mejores condiciones, pero al llegar aqu¨ª te das cuenta de que las cosas no son como te anunciaron".

Tiene una voz dulce y un optimismo, al menos aparente, a prueba de bomba. "El trabajo es dif¨ªcil de conseguir en condiciones de normalidad y el coste de la vida es muy alto, de manera que buena parte de lo que ganas, lo tienes que gastar en productos de primera necesidad. La ropa, la vivienda, la comida, todo es mucho m¨¢s caro de que lo que esperaba".

Los problemas llegan, dice, "uno detr¨¢s de otro". La legalizaci¨®n, el reconocimiento de una paga digna e incluso las relaciones con el resto de sus nuevos vecinos son algunos de los aprietos m¨¢s comunes: "Cuando llegu¨¦ me di cuenta de que mi espa?ol es distinto al que se emplea aqu¨ª, y eso me produjo inseguridad, porque a veces dec¨ªa cosas distintas de que las pretend¨ªa". Esta experiencia es com¨²n entre las asociadas y, a pesar de que pueda parecer una circunstancia anecd¨®tica, lo cierto, reconoce Nora es que "produce inseguridad y suspicacia, justo cuando m¨¢s contacto y confianza con los dem¨¢s necesitas".

A partir de estas vivencias, ella y otras como ella han logrado convertir en realidad una asociaci¨®n singular que nace con la voluntad de "fomentar la inserci¨®n laboral de todas la mujeres inmigrantes independientemente de su pa¨ªs de procedencia, ofrecer informaci¨®n de los derechos y deberes de los extranjeros y difundir la cultura de los pa¨ªses de origen de las socias". Pero sobre todo, la asociaci¨®n multicultural de El Puerto, cuya creaci¨®n coincide con la apertura del periodo de regularizaci¨®n de inmigrantes abierto por el Gobierno, quiere "asesorar y capacitar a todas la socias en su recorrido administrativo hasta la legalizaci¨®n y, al mismo tiempo, denunciar las situaciones discriminatorias que lleguen a nuestros o¨ªdos".

Esta asociaci¨®n ha prosperado gracias al apoyo de la federaci¨®n local de vecinos de El Puerto (FLAVE), que viene trabajado desde hace a?os en la integraci¨®n de personas extranjeras en la ciudad, y de la Junta.