El Madrid gana el partido imposible

El Madrid dej¨® claro en El Sadar que gana los partidos f¨¢ciles, los dif¨ªciles y los imposibles. Como ¨¦ste. Osasuna tuvo la oportunidad de destrozarle con un f¨²tbol sencillo, intenso, profundo y poderoso. Es decir, como siempre. Porque el encuentro no se sali¨® ni un mil¨ªmetro de lo previsible. Fue el mismo Madrid que tantas veces ha fracasado en Pamplona, el mismo equipo inhibido, sin respuesta a la avalancha de Osasuna, que acribill¨® la porter¨ªa de Casillas. Marc¨® un gol, remat¨® dos veces al larguero, exigi¨® del portero un par de intervenciones prodigiosas, perdi¨® tres ocasiones sencillas frente a la porter¨ªa y regal¨® la victoria al Madrid. Se la regal¨® Sanzol, el portero, por decir algo. Tuvo manos blandas en el primer gol y no tuvo manos en el segundo. El Madrid, que parec¨ªa destinado a sufrir su tradicional descalabro en El Sadar, se encontr¨® con una victoria crucial, la m¨¢s dif¨ªcil en la impecable trayectoria del equipo bajo la direcci¨®n de Luxemburgo. Si puede ganar un partido as¨ª, puede ganar cualquiera.

Durante 80 minutos, el Madrid no dio ninguna respuesta al fragoroso juego de Osasuna. No hubo ninguna novedad en este aspecto. Es un equipo que tiene marcado en rojo este duelo. En El Sadar se crea una m¨ªstica especial y el resto es predecible: Osasuna empotra al Madrid en su ¨¢rea, lo saca del campo, le abruma con ocasiones de todos los colores y, generalmente, se impone con contundencia. Ocurre cualquiera que sea la generaci¨®n de jugadores, cualquiera que sea el entrenador y cualquiera que sea la alineaci¨®n del Madrid, con figuras o sin ellas. Luxemburgo despleg¨® a su equipo m¨¢s lujoso y tampoco hubo manera de parar a Osasuna. De nuevo volvieron los insuperables problemas de Roberto Carlos con Valdo, autor de un partidazo. Tampoco fue novedoso el sufrimiento de los centrales ante Morales, un tallo de impresi¨®n que toca cualquier cosa que vuele. Toc¨® el largo lanzamiento de Pablo Garc¨ªa y ning¨²n defensa prest¨® atenci¨®n a la jugada, culminada por Web¨® con un zurdazo impresionante.

Esa jugada resumi¨® el sencillo ideario de Osasuna y el d¨¦ficit defensivo del Madrid. Lejos de mantener un mayor n¨²mero de defensas que de delanteros rivales en aquel lanzamiento desde el medio campo, el Madrid permiti¨® un inaudito uno contra uno. Samuel con Morales. Perdi¨®. Helguera con Web¨®. Perdi¨®. Nadie estaba all¨ª para corregir, para prever cualquier emergencia. No estaba M¨ªchel Salgado, por ejemplo, ni el medio centro defensivo. Total, que el Madrid convirti¨® una falta frontal en algo parecido a un contragolpe implacable. Son las cosas de este equipo. La jugada tuvo otra lectura a?adida. Frente a delanteros como Morales es mejor no entrar al cuerpo a cuerpo. Es el t¨ªpico jugador que alarga la jugada porque desv¨ªa el bal¨®n con la cabeza. Por lo dem¨¢s, sus limitaciones son considerables. Tiene por pie una teja y ni tan siquiera es un rematador. S¨®lo es peligroso porque genera segundas jugadas, as¨ª que no conviene preocuparse con ¨¦l, sino con sus desv¨ªos. El caso es que la defensa del Madrid no se enter¨® del asunto en toda la noche.

Nada se puede reprochar a la actuaci¨®n de Osasuna. Pablo Garc¨ªa fue un mariscal en el centro del campo. Los extremos hicieron un trabajo notable en los flancos, especialmente Valdo, que se impuso sin concesiones a Roberto Carlos, siempre d¨¦bil en El Sadar. Web¨® y Morales no dieron tregua a los centrales. Y los defensas permanecieron atentos a cualquier distracci¨®n, que no se produjo. El Madrid s¨®lo vio a Sanzol con prism¨¢ticos. Cuando por fin se acerc¨® para comprobar c¨®mo era el portero se encontr¨® con que no hab¨ªa portero. Eso sucedi¨® a ¨²ltima hora y result¨® decisivo en la victoria. Hasta eso momento, el Madrid dependi¨® de Casillas, excelente en varias intervenciones. Donde no lleg¨® Casillas apareci¨® el larguero, especialmente en un tiro espectacular de Valdo. Del resto se ocup¨® la torpeza de los delanteros locales, incapaces de convertir en goles varias llegadas al ¨¢rea sin apenas oposici¨®n.

Del Madrid no hubo noticias hasta los goles. Fuera de la estupenda actuaci¨®n de Casillas, nadie alcanz¨® el aprobado. Sali¨® Gravesen como medio centro y Guti como interior izquierdo. La cosa se puso tan complicada que Luxemburgo les retir¨® del campo en el segundo tiempo. Al entrenador no le val¨ªa nada. Coloc¨® a Solari en el eje, ante la sorpresa del jugador, y confi¨® en la baraka. Parec¨ªa un mago de feria con su gorro-turbante, un mago bien relacionado con la suerte. Que se lo digan despu¨¦s del partido de El Sadar. Su equipo fue un desastre, pero dos faltas fueron suficientes para cambiar el destino del duelo. Dos faltas y dos errores del portero de Osasuna. Del resto se ocuparon Owen, cuyo papel comienza a tener sentido con algo parecido al efecto Owen, y Helguera. Los dos aparecieron en el momento oportuno para dejar la pelota en la red y dar la victoria al Madrid en un partido imposible de ganar. Pues lo gan¨®.