Las razones del 's¨ª'
El problema de los referendos es que reducen las opciones a cuatro: s¨ª, no, voto en blanco o abstenci¨®n. La abstenci¨®n s¨®lo sirve para deslegitimar la consulta directa a los ciudadanos, argumento que esgrimen los adversarios de la democracia participativa. Si tenemos en cuenta que el voto en blanco no tiene m¨¢s efecto que el de se?alar las insuficiencias del sistema o la incapacidad de los defensores del s¨ª y del no para convencerle a uno, s¨®lo hay dos opciones que producen efectos pr¨¢cticos, el s¨ª y el no. En los s¨ªes y en los noes se mezclan opciones distintas, incluso de signo contrapuesto, y no debi¨¦ramos escandalizarnos por ello. Pero s¨ª debemos discutir los efectos bien distintos de la victoria del s¨ª y de la victoria del no.
La victoria del s¨ª supondr¨ªa la ratificaci¨®n de la Constituci¨®n y, con ella, un avance razonable del proceso de construcci¨®n europea. La victoria del no supondr¨ªa consagrar lo acordado en Niza y dejar para mejor ocasi¨®n un nuevo intento de avanzar. Aplazar sine die un acuerdo, pretendiendo que ello permitir¨¢ mejorar sustancialmente el texto que se nos propone, es una temeridad. Estamos convencidos de que el rechazo de esta Constituci¨®n ser¨ªa capitalizado en Europa por quienes quieren detener el proceso europeo, limit¨¢ndolo a su vertiente econ¨®mica en un marco de estricta cooperaci¨®n intergubernamental, limitando la integraci¨®n pol¨ªtica y soslayando la pol¨ªtica social. Basta s¨®lo con analizar qui¨¦nes han votado no a la Constituci¨®n en el Parlamento Europeo (de 137 votos, 95 corresponden a posturas euroesc¨¦pticas o antieuropeas).
Quienes defienden el no sostienen que el tratado constitucional que se somete a refer¨¦ndum no es suficientemente democr¨¢tico, ni suficientemente europe¨ªsta, ni suficientemente social, ni suficientemente ecologista, ni est¨¢ suficientemente atento a las aspiraciones de las naciones sin Estado. Son afirmaciones harto discutibles.
La cr¨ªtica al d¨¦ficit democr¨¢tico de la Uni¨®n Europea es antigua y, hasta este momento, bastante certera. Pero la Constituci¨®n europea nos propone un sistema m¨¢s democr¨¢tico que el actual al establecer una doble legitimidad de la Uni¨®n Europea (de los Estados y de los ciudadanos), al fundamentarse en valores (art¨ªculo I-2), al se?alar objetivos comunes (art¨ªculo I-3), al fortalecer los derechos (carta de derechos fundamentales contenida en la parte II), al establecer la ciudadan¨ªa europea y la personalidad jur¨ªdica de la Uni¨®n, al reforzar el papel decisivo del Parlamento Europeo, al simplificar el sistema de toma de decisiones, al aumentar las materias objeto de decisi¨®n por mayor¨ªa, al simplificar el tratado desde el punto de vista jur¨ªdico, al instituir el derecho de iniciativa legislativa popular, al otorgar a los parlamentos nacionales el control efectivo sobre la subsidiariedad, al establecer el sistema de cooperaciones reforzadas, al dar m¨¢s estabilidad a la presidencia del Consejo Europeo y al crear un ministro de Asuntos Exteriores de la Uni¨®n. Aspectos todos ellos valorados de forma positiva por el Parlamento Europeo, que ha aprobado por 500 votos contra 137 el informe M¨¦ndez de Vigo-Corbett sobre la Constituci¨®n europea.
Las cr¨ªticas sobre una pretendida falta de ambici¨®n europe¨ªsta pierden fuelle si tenemos en cuenta que la Constituci¨®n que se somete a refer¨¦ndum cuenta con el apoyo del Movimiento Europeo y, en Catalu?a, del Consell Catal¨¤ del Moviment Europeu.
Las cr¨ªticas sobre una pretendida falta de ambici¨®n social se diluyen bastante si tenemos en cuenta el apoyo al tratado constitucional de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos y, en Catalu?a, de la Comissi¨® Obrera Nacional de Catalunya y de la UGT de Catalu?a.
Las cr¨ªticas sobre una pretendida falta de sensibilidad ecologista se desvanecen habida cuenta del apoyo a la Constituci¨®n que se somete a refer¨¦ndum de m¨¢s de dos tercios de los diputados verdes en el Parlamento Europeo.
Las cr¨ªticas sobre una nula atenci¨®n a las aspiraciones de las naciones sin Estado pierden fuerza habida cuenta del apoyo al tratado constitucional del Partido Nacionalista Vasco, de la Conferencia de Presidentes de Regiones con Poder Legislativo (REGLEG) y de la Conferencia de Presidentes de Asambleas Legislativas Regionales Europeas (CALRE).
Sorprenden los defensores del no al pretender dar lecciones de democracia al Parlamento Europeo, de europe¨ªsmo al Movimiento Europeo, de pol¨ªtica social al sindicalismo europeo, de sostenibilidad a los verdes europeos y de nacionalismo al Partido Nacionalista Vasco. ?No har¨ªan mejor en atender las razones que todos ellos esgrimen para votar s¨ª?
Miquel Iceta es viceprimer secretario y portavoz del PSC.
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