El poder de las pesadillas
Ha llegado a mis manos la noticia de un documental que est¨¢ causando alg¨²n revuelo en el mundo de habla inglesa: The Power of Nightmares, producido por la BBC. Su autor, Adam Curtis, recuerda que en el pasado los pol¨ªticos promet¨ªan un mundo mejor. Pero que en las ¨²ltimas d¨¦cadas, al comprobar nuestro escepticismo ante sus promesas de felicidad, han optado por ofrecernos protecci¨®n contra nuestras pesadillas. Poder pol¨ªtico apoyado en el miedo a amenazas terribles que se ciernen sobre nosotros. Al parecer el mecanismo funciona. Aunque me parece que no s¨®lo ahora. ?De d¨®nde si no, proven¨ªa aquel poder ilimitado de los nobles y la Iglesia en la Edad Media?
A menudo me he preguntado c¨®mo pudieron entonces convencer a tanta gente de tonter¨ªas. como que algunas personas sal¨ªan volando por la ventana. ?ltimamente, ya no me extra?o tanto, al comprobar la facilidad que muestran los pol¨ªticos para la fabulaci¨®n. En el siglo XX Dios pudo volverse inalcanzable, pero, hoy, la pol¨ªtica nos inunda de variadas versiones de Satan¨¢s.
Curtis plantea una curiosa hip¨®tesis. Seg¨²n ¨¦l, todo esto comenz¨® a gestarse en EEUU en la d¨¦cada que sigui¨® al final de la II Guerra mundial. Fue una doble reacci¨®n contra la degradaci¨®n moral que algunos ve¨ªan en aquella sociedad. Sayyed Qutb era un inspector escolar egipcio que hab¨ªa ido a Colorado a estudiar el sistema de ense?anza norteamericano. Cuando regres¨® a Egipto llev¨® consigo la visi¨®n de una terrible amenaza para la moral de los musulmanes de su pa¨ªs ya muy contagiados de modernidad. Se uni¨® a los Hermanos Musulmanes y acab¨® ejecutado. Pero tuvo continuadores, principalmente un m¨¦dico, Ayman Zawahiri, que lleg¨® a ser el mentor de Osama Bin Laden. Al mismo tiempo, en EEUU crec¨ªa una corriente de reacci¨®n moral que busc¨® el ant¨ªdoto en los mitos nacionales de una Am¨¦rica unida y poderosa luchando contra el Mal.
D¨¦cadas m¨¢s tarde, los radicales isl¨¢micos y los que empezaban a ser conocidos como "neoconservadores" encontraron un enemigo com¨²n: Una Uni¨®n Sovi¨¦tica en el ocaso, pero a quien la ideolog¨ªa de unos y otros presentaba como causante directa de todos los males. Los neocons llegaron a la c¨²pula del poder con Reagan. Ayudaron a los m¨¢s radicales islamistas a derrotar a los sovi¨¦ticos en Afganist¨¢n. Pero al quedarse sin enemigo, cada uno se volvi¨® contra el otro, descubri¨¦ndole como el nuevo Sat¨¢n. Ambos extremos son muy distintos, ciertamente. Pero comparten el deslumbramiento por sus respectivos mitos y la misma ceguera hacia todo lo dem¨¢s.
Todo esto parecer¨ªa historia lejana, salvo por algunos hechos que no cuenta este documental, y que me ha hecho recordar, acerca de nuestros radicales y nuestros neocons. Y no es otra historia. Es la misma, en versi¨®n espa?ola. Pero quedar¨¢ para la pr¨®xima semana.
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