El derecho al aborto divide a los portugueses
La izquierda propone una consulta, a la que se opone la derecha, para despenalizar la interrupci¨®n voluntaria del embarazo
Pocos debates en Portugal son tan encendidos como los que tratan sobre la despenalizaci¨®n del aborto. Los pol¨ªticos intercambian insultos dentro y fuera del Parlamento, mientras asociaciones provida y proliberalizaci¨®n se movilizan en¨¦rgicamente. Se trata de una cuesti¨®n no cerrada en Portugal, donde la interrupci¨®n voluntaria del embarazo (IVE) es considerada un crimen penalizado con hasta tres a?os de c¨¢rcel. Y, caso ¨²nico en la Uni¨®n Europea, las mujeres que abortan son perseguidas judicialmente y juzgadas. Desde 2002 y hasta la fecha, 40 personas han sido juzgadas por abortos.
Pese a la prohibici¨®n, hacer un aborto en Portugal no es dif¨ªcil. Las cl¨ªnicas clandestinas -normalmente montadas en un piso vulgar- est¨¢n por todas partes: s¨®lo hay que preguntar a un par de amigas. El precio ronda los 400 euros, incluida la anestesia y "un t¨¦ para relajar", explica a este peri¨®dico la enfermera A., dentro de su coche, demasiado caro para su sueldo oficial. La intervenci¨®n no tarda m¨¢s que una hora. A. destaca que en los ¨²ltimos a?os perdi¨® a clientes, porque la proliferaci¨®n de cl¨ªnicas espa?olas en la frontera con Portugal atraen a muchas mujeres -unas 9.000 al a?o, seg¨²n datos de varias asociaciones. Los abortos clandestinos anuales en Portugal son entre 20.000 a 40.000, seg¨²n diferentes estimaciones.
El tema entr¨® en la campa?a electoral hace pocos d¨ªas cuando Paulo Portas, el l¨ªder del derechista Partido Popular (PP) y actual ministro de Defensa, compar¨® el aborto a la pena de muerte, abolida a finales del siglo XIX: "Portugal volvi¨® a adelantarse a su tiempo cuando no permiti¨® la despenalizaci¨®n del aborto a finales del siglo XX [en un refer¨¦ndum de 1998]". Aquel a?o, el 50,5% de los portugueses rechaz¨® despenalizar el aborto, en una consulta que s¨®lo tuvo un 31,8% de participaci¨®n. Las citadas declaraciones desencadenaron la ira de la izquierda y de varias asociaciones, pero Portas est¨¢ pr¨¢cticamente solo en esta batalla: todos los restantes partidos con representaci¨®n parlamentaria consideran necesario cambiar la ley o apoyan la realizaci¨®n de un nuevo refer¨¦ndum. Seg¨²n las encuestas, m¨¢s del 70% de los portugueses desea esa nueva consulta, mientras un 60% defiende el fin de la penalizaci¨®n.
Unas 11.000 mujeres acuden anualmente a los hospitales por problemas relacionados con un aborto. La mitad de los casos son consecuencia de un aborto clandestino. "Es un grave problema de salud p¨²blica", afirma Duarte Vilar, director de la Asociaci¨®n para la Planificaci¨®n de la Familia. "Pero existe ahora un gran consenso sobre la necesidad de cambiar la ley, principalmente desde que
han empezado a juzgar a las mujeres", destaca. Desde 2002, 40 personas han sido juzgadas por aborto. De ellas, 29 eran mujeres que hab¨ªan abortado. El resto eran compa?eros, m¨¦dicos y enfermeras. S¨®lo una enfermera fue condenada a ocho a?os de c¨¢rcel. Fue liberada a finales de 2003 tras un indulto del presidente Jorge Sampaio. Otras dos mujeres fueron condenadas, pero ninguna ha sido encarcelada.
Pese a este consenso para cambiar la ley, a¨²n hace pocos meses los diputados rechazaron varias propuestas de despenalizaci¨®n y de nuevos referendos debido a un acuerdo entre los dos partidos en el poder -PP y el conservador PSD- en no tocar la ley del IVE.
Nadie niega que existe aborto clandestino en Portugal. Para las asociaciones prodespenalizaci¨®n, la soluci¨®n pasa por liberalizar el IVE y aumentar la educaci¨®n sexual. Para las asociaciones provida, hay que dar m¨¢s apoyo a las embarazadas y fomentar "una cultura de responsabilidad: si una persona tiene relaciones sexuales sabe que existe el riesgo de un embarazo", afirma Jos¨¦ Paulo Areia de Carvalho, candidato a diputado del PP y presidente de la Federaci¨®n Portuguesa por la Vida. El Partido Socialista, que aspira a ganar las elecciones del pr¨®ximo domingo, se comprometi¨® a convocar un refer¨¦ndum para los pr¨®ximos meses. Una vez m¨¢s, el debate promete ser encendido.
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