En una c¨¢scara de nuez
?C¨®mo es un comisario suficientemente bueno? Pasen y conozcan su trabajo, la puerta est¨¢ abierta en el Marco de Vigo. Primero, limpien cuidadosamente la suela de sus zapatos en el felpudo de 20 desarreglos, pues uno de los lujos de esta colectiva no es s¨®lo la posibilidad de vindicar la figura del curador comprometido y silencioso, sino tambi¨¦n la pulcritud y energ¨ªa formidables de un arte tan falto de ansiedad que ni el autoritarismo del mercado occidental podr¨ªa dome?arlo. Al cubano Gerardo Mosquera no le ha costado mucho esfuerzo verlo con distanciamiento y ha seleccionado lo m¨¢s cercano y esperanzador de un panorama que se presenta desarreglado y de una ferocidad sensual poco com¨²n. Por su naturaleza, esta exposici¨®n s¨®lo nos puede transmitir una higi¨¦nica sensaci¨®n de la lucidez de la pl¨¢stica actual brasile?a, umbilicalmente conectada con el arte conceptual de los setenta y "destetada" en el minimalismo.
20 DESARREGLOS. PANORAMA DEL ARTE BRASILE?O
Museo de Arte Contempor¨¢neo
(Marco). Pr¨ªncipe, 54. Vigo
Hasta el 8 de mayo
20 desarreglos viaja por pri-
mera vez a Europa, en la segunda muestra peri¨®dica m¨¢s importante de Brasil tras la Bienal de S?o Paulo, en un intento, seg¨²n Mosquera, de cuestionar los "panoramas" como instituci¨®n, "hacer una exposici¨®n y a la vez desarreglar su marco institucional para llevar a cabo cambios renovadores". El t¨ªtulo se inspira en un m¨²sico cubano de los a?os sesenta, el pianista Felo Bergaza, que hac¨ªa vibrar al p¨²blico con sus des-arreglos musicales. Y as¨ª, Mosquera propone las creaciones de algunos autores que rompen -formal o conceptualmente- los engranajes estructurales, o, seg¨²n Gaston Bachelard, deforman las im¨¢genes suministradas por la percepci¨®n, una suerte de neoconcretismo que descubre en la imaginaci¨®n brasile?a una zona capaz de revertir y deformar las im¨¢genes. Perfectamente entretejido, el conjunto transmite una brillante impresi¨®n formal y una actitud acostada en la poes¨ªa. De los 20 artistas participantes, cuatro no son brasile?os ni viven en Brasil - el gallego Jorge Barbi, el belga Wim Delvoye, la china Kan Xuan y el argentino Jorge Macchi-, una manera, seg¨²n Mosquera, de "hacer autocr¨ªtica, desde dentro, a las exposiciones determinadas por marcos nacionales cuyo momento ha pasado". In¨²til destacar una obra dentro de un conjunto blindado para las individualidades, pero algunas notas de esta composici¨®n imposible son el ¨²ltimo refinamiento de la energ¨ªa carioca, hablamos de las performances de Adriano y Fernando Guimar?es -un radical desarreglo del universo beckettiano-, del toque m¨¢gico de las sillas equilibristas de Humberto Costa Barros, del furor revolucionario encerrado en los c¨®cteles molotov de Paulo Climachauska, del mot¨ªn de las figuras de ajedrez escap¨¢ndose por las paredes de Jos¨¦ Damasceno, o de los gui?os po¨¦ticos de Fernanda Gomes hechos con los materiales abandonados de los museos. Kan Xuan nos habla en sus v¨ªdeos de la autofagia del proceso creativo, Jos¨¦ Leonilson convierte sus experiencias en sutiles exvotos, Jorge Macchi busca nuevos planetas en la Tierra, mundos borgeanos, infinitos; Cildo Meireles crea una enorme adivinanza con una escalera y Adriana Varej?o una "panacea phantastica" de plantas alucin¨®genas; Vik Muniz sigue siendo el autor de "ilusiones de baja tecnolog¨ªa" y Ernesto Neto crea nidos de ara?a para la gran tejedora, ya ic¨®nica, de Louise Bourgeois. En la alfombra de piezas de domin¨® de Jos¨¦ Patricio encontramos la est¨¦tica perfecta del azar, abierta a la imaginaci¨®n del visitante fascinado por la insurrecci¨®n de un tablero que busca un nuevo orden en la duda.
En los espacios oce¨¢nicos del arte brasile?o actual hay un hombre remando, tranquilo, sobre una c¨¢scara de nuez.

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