Para que la vejez sea menos segura (I)
Es casi una ilusi¨®n ¨®ptica: en los horizontes de Jap¨®n, de Europa y de Estados Unidos, se asoma una crisis en el sistema de pensiones. El problema es real, aunque exagerado. La ilusi¨®n se encuentra en algunos de los planes que se est¨¢n dise?ando para hacerle frente. La pregunta principal es si la privatizaci¨®n del sistema de pensiones, como lo ha propuesto el presidente George W. Bush para la seguridad social en Estados Unidos resolver¨ªa el problema o solamente lo empeorar¨ªa. Muchos pa¨ªses est¨¢n considerando adoptar alguna variante del plan Bush, por lo que el tema merece un an¨¢lisis cuidadoso.
Por s¨ª misma, la privatizaci¨®n no es una soluci¨®n. El problem¨¢tico sistema de pensiones de EE UU -ahora con varios cientos de miles de millones de d¨®lares de deuda- parece estarse dirigiendo a un rescate por parte del Gobierno. Hubo una ¨¦poca en que la privatizaci¨®n -que permit¨ªa a las personas abrir cuentas de ahorro individuales- parec¨ªa ser mejor que el sistema de seguridad social, el cual invierte en bonos del Tesoro de bajo rendimiento. Los que se inclinan por la privatizaci¨®n dicen que los fondos producir¨ªan m¨¢s si se invirtieran en la bolsa de valores, y pronostican ganancias del 9%.
El mercado de valores no garantiza rendimientos; ni siquiera garantiza que los precios de las acciones se mantendr¨¢n al ritmo de la inflaci¨®n
Pero el mercado de valores no garantiza rendimientos; ni siquiera garantiza que los precios de las acciones se mantendr¨¢n al ritmo de la inflaci¨®n -y ha habido periodos en que no lo han hecho-. El sistema de seguridad social de Estados Unidos protege a los individuos en contra de los caprichos del mercado y la inflaci¨®n, y les da una forma de seguro que el mercado privado no ofrece. Y esto lo hace con una eficiencia sorprendente. Los costos de administraci¨®n del sistema de seguridad social son mucho menores que aquellos que suelen tener las cuentas privatizadas. Esto es inteligible: las empresas privadas de inversi¨®n gastan enormes cantidades en publicidad y salarios.
Es posible que para reducir estos costos de operaci¨®n Bush proponga restringir las opciones, que en primera instancia fue el principal argumento para la privatizaci¨®n. Pero ese tipo de opciones limitadas -por ejemplo, un fondo de tesorer¨ªa con 90% de bonos del Tesoro y 10% en un fondo accionario indexado- podr¨ªan introducirse f¨¢cilmente en el sistema p¨²blico.
Bush dice que es urgente una reforma porque el sistema ser¨¢ insolvente en aproximadamente un cuarto de siglo. Pero el problema depende de la tasa de crecimiento de EE UU: si las tasas de crecimiento de finales de los noventa se repiten, no hay problema. Y aun si hay problema, puede solucionarse f¨¢cilmente. Si se hubiera dedicado una fracci¨®n del dinero que se fue en los dos recortes fiscales de Bush, la seguridad social se habr¨ªa solucionado por setenta y cinco a?os; si se hace un ligero recorte a las prestaciones, si se ajusta la edad de retiro o si se hacen ajustes menores en el nivel de las contribuciones, se podr¨ªa arreglar el sistema permanentemente.
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