Los socialistas portugueses anuncian un plan de modernizaci¨®n tras su victoria electoral
Jos¨¦ S¨®crates propone reducir el d¨¦ficit por debajo del 3% y reformar el aparato del Estado
Los socialistas portugueses diger¨ªan ayer su aplastante victoria del domingo pendientes de los planes de su flamante l¨ªder y pr¨®ximo primer ministro, Jos¨¦ S¨®crates. El secretario general de los socialistas, que presenta hasta ahora un inmaculado curr¨ªculo que no conoce a¨²n el fracaso pol¨ªtico, ha empezado a preparar las l¨ªneas maestras de su oferta de cambio tranquilo para Portugal basado en el salto tecnol¨®gico y una actitud seria y rigurosa que contraste con el ajetreo de los ¨²ltimos meses del Gobierno del conservador Pedro Santana Lopes.
Desde el domingo, los socialistas tienen ya la mayor¨ªa absoluta tantas veces antes reclamada en vano. Pero nadie sabe todav¨ªa en qu¨¦ se va a traducir el "choque tecnol¨®gico", la "apuesta por la modernizaci¨®n" y la "recuperaci¨®n de la confianza" tantas veces expresada en campa?a por S¨®crates. Ayer tampoco se dieron detalles, m¨¢s all¨¢ de los principios gen¨¦ricos que expone el programa. "Cada cosa en su momento; por ahora s¨®lo prometemos trabajar al m¨¢ximo para modernizar el pa¨ªs", asegur¨® Pedro Silva Pereira, mano derecha de S¨®crates y como ¨¦l reservado y calculador.
Pasada la resaca, muchos portugueses se preguntan qui¨¦n es realmente S¨®crates, el hombre al que se han encomendado para salir de la crisis. ?El hirsuto apparatchik socialista de discurso a menudo huero basado en la mercadotecnia? ?O el apuesto y h¨¢bil socialista capaz de lograr todo cuanto se propone? Hasta ahora ha sido una mezcla de ambos. Su carrera discurre casi como alto cargo del Partido Socialista, al que se afili¨® en 1981, con 24 a?os. Pese a ocupar todo tipo de cargos en el partido y en las instituciones no gan¨® notoriedad hasta que en 2000 inici¨® un debate semanal en televisi¨®n con Pedro Santana Lopes en el m¨¢s cl¨¢sico estilo del show business.
Pero, al mismo tiempo, su curr¨ªculo es una sucesi¨®n de ¨¦xitos. Aplicado hasta la exasperaci¨®n, rodeado de un equipo reducido de confianza, ejecuta sus planes sin pesta?ear y sin preocuparse por si despierta o no entusiasmo. Ya a principios de la d¨¦cada de los ochenta fue clave para colocar a la organizaci¨®n del partido en Castelo Branco, su provincia, a la vera de Ant¨®nio Guterres, su mentor. No era poca cosa: fue la primera vez que una agrupaci¨®n provincial quedaba fuera del control de Mario Soares, el gran patriarca socialista.
Guterres le llam¨® a su Gobierno desde el principio: primero como secretario de Estado de Medio Ambiente (1995), pero enseguida como ministro adjunto al primer ministro (1997) y despu¨¦s al frente de Medio Ambiente (1999), desde donde aplic¨® su programa sin vacilar: as¨ª se granje¨® la fama de duro que a¨²n le acompa?a.
Sin interesarle el f¨²tbol, se puso al frente de la candidatura de Portugal para organizar la Eurocopa de 2004 y gan¨®. Se ofreci¨® para dirigir al dividido Partido Socialista y alcanz¨® la secretar¨ªa general con el 80% de los votos. Se presenta a primer ministro y gana a la primera. Pidi¨® mayor¨ªa absoluta y es el primer socialista en conseguirla. No es carism¨¢tico, pero lo suple con disciplina y va a por todas: "Soy un animal feroz", admiti¨® con frialdad al semanario Expresso cuando se preparaba para conquistar su partido, en 2004.
La apuesta
El domingo por la noche, en plena celebraci¨®n por la victoria, S¨®crates se limit¨® a recordar su apuesta por modernizar el pa¨ªs, pero la ¨²nica medida concreta a la que se comprometi¨® fue impulsar un plan de becas para que 1.000 licenciados se fogueen en empresas portuguesas. "No habr¨¢ ning¨²n plan de choque; Dur?o Barroso ya lo intent¨®, con resultados catastr¨®ficos", explic¨® antes de las elecciones Silva Pereira. El cambio ser¨¢ tranquilo: el nuevo Gobierno no derogar¨¢ las reformas introducidas por el centro-derecha -si acaso, s¨®lo retoques-, no bajar¨¢ ni subir¨¢ los impuestos, y s¨®lo se compromete a reducir el d¨¦ficit real por debajo del 3% que exige Bruselas al final de la legislatura.
La receta que S¨®crates propone para remontar el vuelo es m¨¢s tecnolog¨ªa, rigor y seriedad. El ¨²nico aumento del gasto previsto es doblar los fondos para investigaci¨®n y desarrollo. Y la anunciada reforma del aparato estatal tambi¨¦n se prepara sin alharacas: el objetivo es reducir el n¨²mero de funcionarios en 75.000 personas -de un total de 730.000- al final de la legislatura sin un despido, con el criterio de un alta por cada dos jubilaciones.
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