Voces de Suram¨¦rica
Por si existe de verdad una conjura contra el cuento y hay que salir a defenderlo, aqu¨ª est¨¢n estas "peque?as resistencias". ?sta es -tras la Antolog¨ªa del nuevo cuento espa?ol (2002) y Antolog¨ªa del cuento centroamericano contempor¨¢neo (2003)- la tercera entrega del proyecto, orientado a mostrar las tendencias actuales del g¨¦nero en lengua castellana; y promete un ¨²ltimo volumen dedicado a Estados Unidos y el Caribe. En este libro est¨¢n Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Per¨², Uruguay y Venezuela. Un editor de cada pa¨ªs selecciona entre cuatro y ocho compatriotas: 50 cuentos en total forman esta cartograf¨ªa m¨¢s exhaustiva que razonada. La norma indicaba seleccionar a escritores nacidos a partir de 1960, que tengan al menos un libro de cuentos publicado, incluyendo al propio seleccionador de cada pa¨ªs.
PEQUE?AS RESISTENCIAS 3. Antolog¨ªa del nuevo cuento sudamericano
Varios autores
P¨¢ginas de Espuma
Madrid, 2004
421 p¨¢ginas 22 euros
El libro se abre con una interesante encuesta que el director de P¨¢ginas de Espuma, Juan Casamayor, realiza entre esos nueve editores responsables. Virtual mesa redonda en la que el l¨¦xico de algunas voces es m¨¢s pr¨®ximo al de la lucha pol¨ªtica que al del debate literario: la palabra "militancia" y "resistencia" (¨¦sta desde el t¨ªtulo) aparece en numerosas ocasiones. En cuanto al panorama del cuento en Suram¨¦rica, concuerdan en que las est¨¦ticas son variadas pero convergen en el sostenido fervor con que se practica. Hay un grupo de autores reconocidos como maestros: Horacio Quiroga, Borges, Cort¨¢zar, Garc¨ªa M¨¢rquez. Para glosar la tendencia ¨²ltima -y, en cierto modo, como atisbo de rebeld¨ªa contra esos mismos modelos- Andr¨¦s Neuman (editor de la secci¨®n argentina y uno de los impulsores de todo el proyecto) se vale de superlativos con cierto aire de censura: "Una parte muy amplia del cuento latinoamericano reciente se ha desvivido por globalizarse y mostrar sus credenciales superurbanas, hipernarrativas y rabiosamente coloquiales".
El esp¨ªritu resistente es el que parece determinar la opci¨®n por el barrido exhaustivo (inesperada alianza entre el ¨ªmpetu contestatario y el m¨¦todo acad¨¦mico): 50 cuentos componen una sumatoria algo excesiva en su necesaria dispersi¨®n. Una cierta incisi¨®n transversal -un criterio de lectura- habr¨ªa dado acaso en una muestra menos democr¨¢tica pero asimismo m¨¢s econ¨®mica y contundente. Por otra parte, la antolog¨ªa mereciera llamarse del cuento "joven" antes que del "nuevo". Puesto que, m¨¢s all¨¢ de la frescura de algunas voces, del uso m¨¢s o menos ¨¢gil de los registros coloquiales y de ciertas marcas generacionales en la m¨²sica y la indumentaria de los personajes, las est¨¦ticas son visiblemente epigonales, tan correctas en la mayor parte de los casos como poco jugadas a la b¨²squeda de formas renovadas. Algo parecido sucede en el predominio del canon realista: en Chile y en Argentina hay desaparecidos, a veces con m¨¢s oportunismo que necesidad; en Colombia y en Per¨², coca¨ªna y narcotraficantes; en Paraguay, dictadores.
El cuento del argentino Mar
t¨ªn Kohan, curiosamente uno de los menos tocados por el color local y de los m¨¢s apartados del mencionado olimpo de maestros del relato -una tensa cr¨®nica del largo sitio a que se somete una ciudad amurallada, que recuerda a Dino Buzzati y, en el trabajo de la prosa, a cierta cadencia cercana a Juan Jos¨¦ Saer-, es de lo mejor del libro. La ecuatoriana Lucrecia Maldonado ensaya una sostenida reformulaci¨®n del mon¨®logo interior joyceano, tocado por un enojo adolescente a lo Salinger. El colombiano Juan Gabriel V¨¢squez propone una siniestra historia familiar de atm¨®sfera g¨®tica. La uruguaya In¨¦s Bortagaray compone, con tono g¨¦lido, una suma de m¨ªnimas an¨¦cdotas falsamente insignificantes. Y, seguro, hay otras perlas en este collar; descubrirlas ser¨¢ ejercicio del gusto cr¨ªtico de cada lector.
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