Oficinas con riesgos
Las oficinas, esos lugares climatizados y en orden donde 12 millones de espa?oles pasan al menos ocho horas al d¨ªa, no resultan ser espacios tan inocuos como en principio aparentan.
Entre ordenadores y moquetas acechan peligros sutiles que con el paso del tiempo acaban por pasar factura. M¨¢s de la mitad de los espa?oles que trabaja en una oficina tiene problemas posturales y un 7% acaba pidiendo la baja por ese motivo. El dolor de espalda y el estr¨¦s son las primeras causas de baja laboral en Espa?a, y, en la mayor parte de los casos, son enfermedades incubadas y desarrolladas entre las cuatro paredes de la oficina.
Mobiliario inapropiado, mala iluminaci¨®n, exceso de fr¨ªo o de calor, humo de tabaco, desorganizaci¨®n en el trabajo, cadenas injustas de exigencias, abuso de poder u objetivos inalcanzables son algunas de las condiciones de vida de aquellos que se la pasan en una oficina. El sedentarismo en la mayor¨ªa de los actuales puestos de trabajo y los picos de producci¨®n que cada cierto tiempo desencadenan explosiones de ansiedad y estr¨¦s en jefes y subordinados son otras de las manifestaciones del problema.
Una lenta agon¨ªa para la espalda. La dependencia actual de los ordenadores obliga a pasar horas en una postura poco natural frente a una pantalla y un teclado, con la espalda, el cuello, los brazos y las piernas en tensi¨®n. Seg¨²n estimaciones de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, un 30% de los puestos de trabajo en los pa¨ªses occidentales conlleva riesgos posturales. Los empresarios, responsables seg¨²n la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos Laborales de "adaptar el puesto de trabajo a la persona", empiezan a interesarse por temas ergon¨®micos. La silla debe ser de altura regulable, giratoria y con respaldo abatible, y la mesa, suficientemente grande. El empleado debe evitar malas posturas, que desembocan en contracturas de los m¨²sculos del cuello y dolores de espalda. Para evitarlo conviene acordarse de cambiar de postura y de actividad con frecuencia. No se pierde nada por levantarse, darse una vuelta por la oficina y moverse un poco, y se gana mucho.
Lagrimeo, picor de ojos, vista cansada. Las muchas horas delante de una pantalla encendida se pagan. La vista se irrita y, con los brillos y reflejos, puede acabar en quemaz¨®n, escozor, visi¨®n borrosa, dolores de cabeza o vista cansada: s¨ªntomas que se engloban en el s¨ªndrome ocular del ordenador. Como rezan los carteles del Ministerio de Trabajo: "Si descansas 10 minutos cada dos horas, lo ver¨¢s todo m¨¢s claro". Nada m¨¢s sencillo y eficaz que parar y cambiar de campo visual. Un remedio que, sin embargo, apenas se pone en pr¨¢ctica.
Calambres y dolores de mu?eca. El manejo del rat¨®n y del teclado obliga a efectuar movimientos repetitivos de mu?ecas y manos que comprimen terminales nerviosas y pueden acabar provocando hormigueos y hasta un fuerte dolor por todo el antebrazo. Algunos ergonomistas achacan al abuso del teclado y del rat¨®n la expansi¨®n del s¨ªndrome del t¨²nel carpiano, una enfermedad que se produce por la presi¨®n sobre el nervio mediano en la zona de la mu?eca. Adem¨¢s del truco de alternar tareas, ayuda usar reposamanos y colocar el teclado de modo que quede espacio por delante para colocar las manos.
Trastornos respiratorios. En invierno, manga corta, y en verano, cuello alto. As¨ª es el d¨ªa a d¨ªa de muchas oficinas con climatizaci¨®n central. Las gripes hacen su agosto todo el a?o. Como la ventilaci¨®n tampoco suele ser muy buena, toda la plantilla puede resultar contagiada en una semana. El de los fumadores pasivos es otro de los problemas. Aunque Sanidad pretende extender la prohibici¨®n de fumar a todos los centros de trabajo antes de que acabe el a?o, hoy por hoy, m¨¢s de la mitad de los espa?oles inhala cantidades excesivas de humo de sus vecinos, seg¨²n una encuesta de salud realizada en Barcelona.
Acosos y marginaciones. En una oficina, el flujo de poder e informaci¨®n puede correr de forma insana. Fen¨®menos como el mobbing o el acoso sexual tienen su raz¨®n de ser en un sitio cerrado con una cadena de mando compuesta por un superior que presiona, varios jefes intermedios presionados y una plantilla de empleados doblemente presionados. Desafortunadamente, este peligro es mucho m¨¢s complicado de detectar y atajar que la altura inadecuada de una silla. A veces, hasta al propio implicado le cuesta aceptar que est¨¢ siendo marginado. Pero las cifras de la Organizaci¨®n Mundial del Trabajo hablan de un 10% de espa?oles acosados moralmente en el trabajo, y la Asociaci¨®n Espa?ola contra el Acoso Psicol¨®gico en el Trabajo calcula el coste del mobbing en m¨¢s de 24 millones de euros. Seg¨²n I?aki Pi?uel, profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, el mobbing o acoso moral en el trabajo es un hostigamiento continuado directo, con humillaciones, o sutil; por ejemplo, con rumores falsos, hasta conseguir aislar a una persona del resto de sus compa?eros, y, al final, hacerle pedir la baja. La mitad de los acosados sufren insomnio, ansiedad, alcoholismo y cambios bruscos de humor. Se recomienda buscar testigos y denunciar la situaci¨®n cuanto antes. Callar es convertirse en c¨®mplice.
S¨ªndrome del trabajador quemado. Es la resignaci¨®n, la p¨¦rdida de ilusi¨®n por el trabajo, el agotamiento y la fatiga intelectual. Los investigadores de riesgos laborales lo achacan a un desequilibrio entre las expectativas individuales y la realidad laboral. Puede confundirse con el estr¨¦s o las crisis depresivas. El s¨ªndrome del trabajador quemado es la consecuencia de muchos a?os de malos horarios, tareas inadecuadas para la formaci¨®n profesional y jefes incapaces de reconocer los m¨¦ritos. Las primeras se?ales son la impuntualidad y las bajas sucesivas por motivos dispares. No es que se inventen las bajas, sino que este s¨ªndrome se manifiesta con una serie de dolencias, como la fatiga cr¨®nica, los des¨®rdenes intestinales, la predisposici¨®n a los resfriados y los dolores musculares. La autoestima cae en picado porque el trabajo sale mal, aparece la sensaci¨®n de no poder dar m¨¢s de s¨ª. Este s¨ªndrome es m¨¢s frecuente en profesiones que exigen ciertas dosis de idealismo y de entrega a los dem¨¢s, tales como la ense?anza.
Aqu¨ª huele a ansiedad
La desorganizaci¨®n, los picos de producci¨®n en la empresa, la exigencia de resultados inmediatos, las ¨®rdenes contradictorias y el cl¨¢sico y estresante "Esto es para ayer" tensan m¨²sculos, ponen los nervios de punta y elevan la tensi¨®n arterial. El organismo responde as¨ª ante una situaci¨®n que lo desborda, porque el individuo siente que no est¨¢ preparado. Uno de cada tres europeos sufre de estr¨¦s laboral. En Espa?a, se calcula que los estresados son 3,5 millones. No es una enfermedad, pero su efecto es acumulativo y provoca o repercute sobre ¨²lceras, v¨¦rtigos, enfermedades cardiovasculares y crisis de ansiedad. Puede manifestarse en desequilibrios emocionales, irritabilidad, alteraci¨®n del sue?o y adicci¨®n al alcohol o los f¨¢rmacos. La prevenci¨®n es un asunto delicado que, de tomarse en serio, deber¨ªa afectar a las propias estructuras empresariales y a la planificaci¨®n del trabajo. Para los momentos de m¨¢xima tensi¨®n laboral, los psic¨®logos recomiendan aprender t¨¦cnicas respiratorias que propician una relajaci¨®n r¨¢pida y ayudan a replantearse las nuevas tareas. La regla de oro es no llevarse el trabajo a casa, dejar los agobios para la oficina y pensar que ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa.
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