Un templo de la alta relojer¨ªa con una misi¨®n: salvar un conocimiento en peligro
Entre las monta?as suizas del Jura se levanta la Maison des M¨¦tiers d¡¯Art de Cartier, una casona del siglo XVII donde desde hace 10 a?os se resucitan oficios art¨ªsticos ancestrales
Una encantadora casa del siglo XVII en las afueras de La Chaux-de-Fonds es el refugio de los ¨²ltimos artistas de Cartier. Decimos los ¨²ltimos para poner un poco de drama al asunto, pero realmente la idea de abrir la Maison des M¨¦tiers d¡¯Art fue exactamente la contraria: evitar la extinci¨®n de oficios preciosos, tan prolijos y pacientes, que corr¨ªan peligro de desaparecer en el vertiginoso siglo XXI.
La maison abri¨® en 2014, a pocos metros de la imponente manufactura de Cartier donde se fabrican cl¨¢sicos de la casa como los relojes Santos y Tank. Una d¨¦cada despu¨¦s, Karim Drici, director industrial de la casa relojera, est¨¢ satisfecho con lo conseguido en la antigua granja suiza. ¡°Hemos extendido la artesan¨ªa a todo el reloj. Por ejemplo, los modelos Coussin o Tiger Crash muestran un dise?o sorprendente que alcanza la caja, la esfera y la pulsera. Adem¨¢s, lo hemos hecho mezclando varias t¨¦cnicas hasta conseguir el dise?o que queremos. Los primeros m¨¦tiers d¡¯arts eran monot¨¦cnica. Ahora trabajamos a partir de un dise?o y buscamos las t¨¦cnicas que le hagan justicia. Hemos juntado lo mejor de ambos mundos, sublimando procedimientos ancestrales a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa moderna, y poniendo la innovaci¨®n al servicio de la est¨¦tica. Los modelos R¨¦velation d¡¯une Panth¨¨re y Vibrating Environment son dos excelentes ejemplos¡±.
En las dos plantas de la casa se distribuyen los artesanos de los oficios art¨ªsticos de Cartier: joyeros, engastadores, esmaltadores y relojeros. Tambi¨¦n trabajan los expertos en marqueter¨ªa y los que dominan la t¨¦cnica de la granulaci¨®n y la gl¨ªptica, el arte de grabar sobre piedras duras, finas y preciosas. Todos est¨¢n absortos en unas labores que exigen absoluta concentraci¨®n. Est¨¢n los que esmaltan figuras con un pincel fin¨ªsimo o los que masajean diamantes hasta conseguir la textura exacta para la colecci¨®n Coussin. Otros miran a trav¨¦s de microscopios modernos que comparten espacio con bancos de madera y herramientas de hierro forjado que podr¨ªan tener m¨¢s de un siglo. Se trabaja en silencio y se ven pocos tel¨¦fonos m¨®viles encima de las mesas de trabajo. Estos artesanos pueden consumir una semana entera en completar la decoraci¨®n de un solo reloj. Digamos que los 200 artistas que ocupan esta casa constituyen una especie de aristocracia relojera con libertad para experimentar y elevar un legado art¨ªstico con ideas propias. Su misi¨®n es proteger todo el conocimiento humano y t¨¦cnico que Cartier ha acumulado desde su fundaci¨®n en 1847.
Hace m¨¢s de 200 a?os esta regi¨®n, situada entre las monta?as del Jura y donde se fabrica el aut¨¦ntico queso gruyer, empez¨® a labrarse la fama de tener tambi¨¦n a los mejores relojeros. Los inviernos eran largos y oscuros y los terrenos poco aptos para la agricultura. La gente pasaba mucho tiempo en casa haciendo trabajos de orfebrer¨ªa, pero la religi¨®n protestante no permit¨ªa adorar im¨¢genes, as¨ª que all¨ª donde otros experimentaban con figuras de v¨ªrgenes y santos, estos artesanos se afanaban en construir mecanismos y misteriosas complicaciones de acero cada vez m¨¢s peque?as y sofisticadas.
Acumularon tal conocimiento, destreza y especializaci¨®n que colocaron a la ciudad de La Chaux-de-Fonds junto con Le Locle como una de las grandes regiones relojeras del mundo, declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2009.
Ese savoir faire es precisamente lo que ha querido proteger Cartier con su proyecto. ¡°La prioridad de la Maison des M¨¦tiers d¡¯Art es la transmisi¨®n de conocimiento. Para conseguirlo se colabora estrechamente con escuelas y centros de formaci¨®n de Francia y Suiza, centr¨¢ndonos en el engaste de piedras preciosas, joyer¨ªa y relojer¨ªa para formar a nuestros artesanos¡±, expone Drici.
En 1993, Cartier abri¨® el Instituto de Relojer¨ªa de Couvet, que acoge a aprendices y artesanos de las manufacturas de la casa para formarlos en oficios relojeros y mec¨¢nicos. Cada a?o salen de all¨ª entre 150 y 200 empleados que dominan t¨¦cnicas ancestrales que de otro modo habr¨ªan desaparecido o se habr¨ªan olvidado por falta de uso.
En su primera d¨¦cada, la Maison des M¨¦tiers d¡¯Art de Cartier celebra la recuperaci¨®n de tres grandes familias de oficios art¨ªsticos: el arte del fuego, el del metal y el de la composici¨®n. Todas exigen precisi¨®n, un alto dominio de la t¨¦cnica, paciencia y m¨¢xima atenci¨®n al detalle. Por ejemplo, se ha recuperado la granulaci¨®n de cuentas de oro que permite dibujar un motivo en la esfera del reloj. Las cuentas se sueldan en un proceso delicado en el que una leve alteraci¨®n de la temperatura podr¨ªa estropear todo el trabajo. Tambi¨¦n se ha preservado la granulaci¨®n del esmalte, una t¨¦cnica para formar cuentas de esmalte y filigrana, un intrincado trabajo con hilos de metales preciosos cuyo origen est¨¢ documentado en el a?o 3000 antes de Cristo, cuando se cree era utilizado por los sumerios.
¡°Aunque nuestra misi¨®n es fomentar la artesan¨ªa y los oficios, no tememos utilizar las tecnolog¨ªas m¨¢s avanzadas para crear una alianza ¨²nica entre tradici¨®n y modernidad. De esta manera las t¨¦cnicas de vanguardia complementan los oficios tradicionales que queremos perpetuar y proteger¡±, explica el director industrial de Cartier, y pone como ejemplo la manufactura del modelo Coussin, un reloj flexible de eslabones de oro, que solo es posible gracias al uso de la impresi¨®n 3D combinada con el trabajo minucioso de joyeros y engastadores. Este es el modelo para el que los diamantes se someten a una curiosa sesi¨®n de masajes. ¡°En esta casa queremos superar los l¨ªmites de la creatividad y la artesan¨ªa de nuestras colecciones. Seguir¨¢ siendo un templo para la innovaci¨®n, la preservaci¨®n y la transmisi¨®n del conocimiento para la siguiente generaci¨®n de artesanos¡±, avisa el director industrial de Cartier, que anuncia que la intenci¨®n de la casa es ¡°traer m¨¢s artesanos para formarlos en oficios art¨ªsticos¡±.
El esp¨ªritu de esta casa del siglo XVII es luchar contra el olvido para que los viejos oficios, sobre todo los m¨¢s raros y que apenas se utilizan, perduren en el tiempo. Los relojes m¨¦tiers d¡¯art de Cartier no son piezas utilitarias, aunque marquen el tiempo con precisi¨®n suiza, sino obras de arte de alt¨ªsimo valor que unas veces se portan en la mu?eca y otras se guardan en una caja fuerte. Para los artesanos son lienzos en blanco donde desafiar los l¨ªmites de su creatividad y poner a prueba su oficio.
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