No se las lleva el viento
La grieta pol¨ªtica abierta en Catalu?a por el hundimiento del t¨²nel del Carmel parece no tener fin. El ¨²ltimo episodio es la amenaza de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) de querellarse contra el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, a menos que rectifique y exprese "una nueva disculpa en toda regla y sin sombra de duda" respecto al supuesto cobro por parte del anterior Gobierno de comisiones (del 3%) por las concesiones de obras p¨²blicas. As¨ª, con el desv¨ªo del asunto al terreno judicial, intenta Artur Mas esquivar la acusaci¨®n de chantaje pol¨ªtico que formul¨® al vincular la rectificaci¨®n de las acusaciones a la aprobaci¨®n de la reforma del estatuto.
El paso obligado, aunque tard¨ªo, de crear una comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n para establecer responsabilidades por el socav¨®n ha quedado as¨ª oscurecido por una pelea pol¨ªtica que no cesa. Ayer todos los partidos proclamaban su inter¨¦s por la reforma del Estatuto catal¨¢n, porque todos saben que dif¨ªcilmente podr¨¢ alcanzarse el consenso mientras una comisi¨®n investiga la adjudicaci¨®n de las obras p¨²blicas por parte de CiU desde 1995, y el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, Jos¨¦ Mar¨ªa Mena, indaga si es verdad el "clamor latente" sobre estas comisiones. ?Estas sospechas s¨®lo se extienden hasta 1999? ?S¨®lo afectan al Gobierno de la Generalitat y no a las otras administraciones? ?Y s¨®lo a Catalu?a?
Est¨¢ claro que el potencial explosivo del esc¨¢ndalo pone en peligro los trabajos de reforma del Estatuto o, como m¨ªnimo, actuar¨¢ como un lastre. Para los damnificados por el hundimiento es lacerante que el caso Carmel quede oculto ahora por el caso 3 por ciento, como lacerante es para todos los ciudadanos que se haya intentado esquivar la denuncia impl¨ªcita de corrupci¨®n mercadeando con la reforma estatutaria. Nadie en la oposici¨®n quiere aparecer como un obst¨¢culo para esta reforma, y menos que nadie CiU, a pesar de su escaso entusiasmo por una iniciativa que si sale bien favorecer¨¢ a las formaciones del tripartito, y especialmente a Esquerra Republicana (ERC), con la que compite por el espacio electoral nacionalista.
Esta cadena de desprop¨®sitos subraya la escasa estabilidad del tripartito, que s¨®lo consigue mantenerse por la debilidad de la oposici¨®n. No debilita, en cambio, a ERC, cuyo apoyo necesita Zapatero en Madrid. Como en anteriores crisis del tripartito, los errores de uno de los socios favorecen a los otros. Y en este caso, ERC, ni se ha visto involucrada directamente en la crisis ni ha tenido nada que ver con el error presidencial. No hay duda de que Maragall ha recibido un serio rev¨¦s en su credibilidad tras la sesi¨®n m¨¢s tormentosa de la historia del Parlamento catal¨¢n. Pero tambi¨¦n CiU y Artur Mas: la sombra de las comisiones se proyectar¨¢ sobre cuanto hagan. Algunas palabras pronunciadas en p¨²blico -la menci¨®n del 3% y la vinculaci¨®n del esc¨¢ndalo con el consenso sobre el Estatuto- dif¨ªcilmente se las llevar¨¢ el viento.
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