Ganador por puntos
Conclusi¨®n: Hollywood defiende la eutanasia. Los cuatro grandes premios logrados por Million dollar baby y el Oscar a Mar adentro parecen decirlo. Los temas est¨¢n en el aire, y la necesidad de debatir la eutanasia como opci¨®n leg¨ªtima y libre ha sido captada al mismo tiempo por dos cineastas de pa¨ªses diferentes, de edades alejadas, de estilos tan distintos como los que tienen Clint Eastwood y Alejandro Amen¨¢bar, el primero a trav¨¦s de la ficci¨®n, el otro bas¨¢ndose en un hecho real. La Academia de Hollywood ha premiado, en sus dos m¨¢ximas categor¨ªas de largometrajes de ficci¨®n, pel¨ªculas que defienden la eutanasia como alternativa respetable.
Million dollar baby, de Clint Eastwood, ha sido la triunfadora de esta edici¨®n, aunque s¨®lo haya ganado por puntos a El aviador, de Mart¨ªn Scorsese, que ha obtenido un Oscar m¨¢s... aunque, eso s¨ª, casi todos en categor¨ªas de menos relumbr¨®n. Mart¨ªn Scorsese no se la jugaba esta vez con una de sus grandes pel¨ªculas, sino con un trabajo de encargo, tal como insisti¨® en dejar claro durante su rueda de prensa en Madrid. De encargo o no, y el resultado de ¨¦ste es muy bueno, Hollywood le sigue debiendo un Oscar. O varios. En Hollywood creen, Scorsese incluido, que ese premio es el mejor reconocimiento al trabajo bien hecho. Han vendido tan admirablemente bien en todo el mundo la noci¨®n de que los Oscar son el no va m¨¢s, que hasta ellos mismos han acabado crey¨¦ndoselo: ?Qu¨¦ carita de falsa alegr¨ªa pon¨ªa Scorsese mientras se ve¨ªa obligado a aplaudir a Eastwood, elegido en su lugar como mejor director! Hab¨ªa sido nominado previamente en siete ocasiones y en ninguna se lo dieron. Pero Scorsese no deber¨ªa preocuparse: est¨¢ considerado en todo el mundo, con todo derecho, como uno de los grandes del cine... aunque a¨²n no se lo haya reconocido su propia Academia. A lo largo de la historia hay otros que lo consiguieron y ya nadie se acuerda de ellos.
La cosecha cinematogr¨¢fica de este a?o ha sido francamente buena, a juzgar por el alto nivel de las candidaturas. El mejor actor ha resultado ser Jamie Foxx por su brillante trabajo en Ray, pero no han hecho trabajos menores Johnny Depp en Descubriendo Nunca Jam¨¢s, Leonardo DiCaprio en El aviador, Clint Eastwood en Million dollar baby o Don Cheadle en la impresionante Hotel Rwanda, que, por cierto, se ha ido injustamente de los Oscar con las manos vac¨ªas, al igual que El secreto de Vera Drake, otro agravio. El esp¨ªritu competitivo aumenta cada a?o en graduaci¨®n y, por lo que se suele decir en la prensa, ya no basta con ser elegido candidato. Vienen a decir que, a fin de cuentas, no haber ganado suele significar a la postre haber perdido.
Es parad¨®jico que este a?o se hayan producido pel¨ªculas tan notables como las candidatas a los Oscar cuando ninguna de ellas ha obtenido en taquilla los 100 millones de d¨®lares que se consideran necesarios para empezar a hablar de ¨¦xito. Puede que no sea precisamente en las salas cinematogr¨¢ficas donde se vean, sino en los diversos y no siempre legales sistemas caseros, o que sea a partir de estos premios cuando el p¨²blico se interese realmente por las pel¨ªculas ganadoras. As¨ª lo manifestaba, tras la victoria de Mar adentro, su productor, Fernando Bovaira, a quien, por cierto, no le dieron oportunidad de leer su discurso de agradecimiento. Una breve encuesta realizada por el presentador de la gala, Chris Rock, daba cuenta del desconocimiento popular de las pel¨ªculas candidatas. En otros pa¨ªses probablemente la conclusi¨®n hubiese sido muy parecida.
El presentador Chris Rock, con fama de incorrecto, no estuvo a la altura de las expectativas aunque solt¨® un par de diatribas contra las guerras de Bush, posteriormente porfiadas por el presidente de la Academia, que hasta dedic¨® la ocasi¨®n a las Fuerzas Armadas que luchan por Estados Unidos en cualquier pa¨ªs. Fue aplaudido a rabiar. Present¨® a Al Pacino, a su vez presentador del director Sydney Lumet, Oscar de honor. Uno de los conductores de la gala en su retransmisi¨®n televisiva por Canal +, Jaume Figueras, ech¨® en falta en el discurso de Lumet una alusi¨®n a su colaboraci¨®n con el reci¨¦n desaparecido Arthur Miller, de quien Lumet adapt¨® Panorama desde el puente. Tampoco se record¨® a Miller en el cap¨ªtulo dedicado a los desaparecidos durante el ¨²ltimo a?o. Extra?ezas. O simple falta de tiempo, lo que no ser¨ªa aceptable en un espect¨¢culo de propaganda como ¨¦ste para el que no se escatiman medios.
Cada ceremonia de los Oscar se analiza bajo todo tipo de prismas. Esta vez cabe se?alar que los premios se dirim¨ªan entre gente de aut¨¦ntico talento, y que los acad¨¦micos de Hollywood les dan la espalda a esas pel¨ªculas banales que no tienen miramientos en met¨¦rnoslas dobladas en nuestras pantallas. ?Las ver¨¢n ellos?
Babelia
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