Sangr¨ªa imparable
Una vez m¨¢s, el asesinato indiscriminado se cobra en Irak un escalofriante n¨²mero de vidas en un solo acto: al menos 125 muertos, y casi dos centenares de heridos. La denominada resistencia -gen¨¦rico que cobija un marem¨¢gnum de psicopat¨ªas fundamentalistas con variados prop¨®sitos- ha dirigido esta vez el coche bomba contra una cola de aspirantes a polic¨ªa y el mercado anexo en la localidad de Hilla, al sur de Bagdad. Y una vez m¨¢s,
por f¨¢cil que resulte lanzar una bomba rodante contra una multitud, se ha puesto de manifiesto la impotencia de las fuerzas de seguridad para lidiar con esa internacional del terror macabramente patri¨®tico que ha hecho del pa¨ªs ¨¢rabe su campo de experimentaci¨®n y de exterminio.
A pesar de la esperanza suscitada por las primeras elecciones pluralistas en 50 a?os, nadie de buena fe puede asegurar que las perspectivas para la democratizaci¨®n del antiguo feudo de Sadam Husein sean hoy mucho mejores que hace unos meses. La traum¨¢tica transici¨®n iraqu¨ª se enmarca en una situaci¨®n de inseguridad general puntuada por un reguero de atentados masivos. Tras dos a?os de ocupaci¨®n estadounidense y varias decenas de miles de millones de d¨®lares gastados, en Irak sigue sin forjarse un compromiso de convivencia entre sus principales facciones ¨¦tnicas y religiosas. Y el imperio de la ley brilla absolutamente por su ausencia. Washington ha abandonado las tareas para propiciar un orden predemocr¨¢tico y concentra sus esfuerzos en combatir los m¨²ltiples focos rebeldes y apuntalar la precaria estabilidad del pa¨ªs.
Esta situacion cr¨ªtica exige el arranque urgente de un Gobierno representativo. Si, como parece, el chi¨ª Ibrahim Jafari asume en unos d¨ªas el tim¨®n, hay que confiar en que la mayor¨ªa chi¨ª utilice su nuevo poder con tino. Con fama de moderado y v¨ªnculos a¨²n por aclarar con el r¨¦gimen clerical iran¨ª, Jafari ha prometido incoporar a los sun¨ªes al proceso pol¨ªtico y rehusado acertadamente poner fecha a la retirada de las tropas estadounidenses.
Pero quiz¨¢ la m¨¢s pertinente de las promesas del candidato chi¨ª a la jefatura del Gobierno sea la de combatir sin cuartel el terrorismo. Tal vez lo que Bush y sus gobiernos por encargo no han conseguido est¨¦ en condiciones de lograrlo un s¨®lido y arropado poder chi¨ª. Entre otros motivos, porque esta mayor¨ªa tradicionalmente arrinconada sabe que su proyecto estabilizador para Irak puede disolverse r¨¢pidamente en el vac¨ªo de las bombas y la imparable sangr¨ªa actual.
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