Una historia colonial en La Rambla
La vieja sede de Tabacos de Filipinas se transforma en hotel con el evocador nombre de 1898
Baqueteado, casi abandonado y finalmente rescatado del olvido, el edificio que fue sede de Tabacos de Filipinas, en La Rambla de Barcelona, vuelve a la ciudad. Despu¨¦s de a?os cerrado y varios m¨¢s de obras, el grupo N¨²?ez y Navarro ultima la apertura de un hotel en este edificio cargado de historia que fue construido en 1881.
Dentro de pocos d¨ªas se podr¨¢ ver el esplendor de este inmueble, ahora tapado por una lona. El edificio encarna parte de la historia econ¨®mica de Catalu?a y del colonialismo espa?ol. Fue proyectado por el arquitecto Josep Oriol Mestres por encargo de uno de los grandres empresarios de la ¨¦poca, el indiano enriquecido en Cuba Antonio L¨®pez, marqu¨¦s de Comillas, que levant¨® la casa en el solar donde antes hubo un seminario de los jesuitas.
La reforma es un trabajo de filigrana. El hotel abrir¨¢ el pr¨®ximo verano y tendr¨¢ el evocador nombre de 1898, a?o que marc¨® el final del colonialismo espa?ol con la p¨¦rdida de Cuba y Filipinas.
"La fachada que da a La Rambla, al considerarse la m¨¢s antigua, es la zona m¨¢s compleja desde le punto de vista de la rehabilitaci¨®n por la gran cantidad de ornamentos de piedra maciza que la componen", explica Jos¨¦ Mar¨ªa N¨²?ez, responsable de la divisi¨®n hotelera de N¨²?ez y Navarro. No s¨®lo se mantendr¨¢ la fachada, sino que se conservar¨¢n los antiguos despachos de la empresa convirti¨¦ndolos en salas de reuniones.
La Compa?¨ªa de Tabacos de Filipinas fue la primera multinacional catalana. La fund¨® Antonio L¨®pez, santanderino emigrado a Cuba, y en un primer momento el edificio ahora rehabilitado fue su domicilio. M¨¢s tarde se instal¨® en ¨¦l la sede de Tabacos de Filipinas, que lo adquiri¨® en 1929. Adem¨¢s de su imponente sede en Barcelona, la empresa ten¨ªa f¨¢bricas en Filipinas y oficinas comerciales en una docena de pa¨ªses, y vend¨ªa tabaco y az¨²car en medio mundo.
Siempre atento a las oportunidades, L¨®pez cre¨® la empresa cuando el Estado espa?ol decidi¨® abandonar el monopolio del tabaco en Filipinas, entonces colonia. El empresario implic¨® en la creaci¨®n de la tabaquera a dos bancos, el Hispano Colonial -que cre¨® y presidi¨® ¨¦l mismo- y la Banque de Paris et des Pays Bas, y una financiera, la Sociedad de Cr¨¦dito Inmobiliario Espa?ol. La solvencia de la empresa, presidida por L¨®pez, era enorme cuando naci¨®. En el Consejo de Administraci¨®n se sentaron financieros como Manuel Girona, del Banco de Barcelona, que efectu¨® luego una sonada suspensi¨®n de pagos, y Eusebio G¨¹ell i Bacigalupi, yerno de L¨®pez, seg¨²n explica el economista Emili Giralt en un libro editado en 1981 a ra¨ªz del centenario de la empresa.
El pr¨®spero negocio del tabaco dio durante a?os para que la empresa mantuviera su imponente sede de La Rambla y controlara unos activos inmensos en Filipinas: los m¨¢s emblem¨¢ticos, la f¨¢brica de tabaco La Flor de la Isabela -donde se elaboraba el puro m¨¢s renombrado de la compa?¨ªa- y la azucarera De Bais. Cuando Espa?a perdi¨® Filipinas, en 1898, la tabaquera se convirti¨® de golpe en una empresa extranjera en aquellas islas. Pero sigui¨® adelante y se mantuvo durante d¨¦cadas como una multinacional, con negocios y oficinas en Asia, Am¨¦rica y Europa.
Su poder¨ªo la llev¨® a promover junto con otros socios el hotel Manila -hoy Meridien-, frente a su sede, en la calle del Pintor Fortuny. El hotel se levant¨® en el solar de los almacenes El Siglo, los primeros que tuvo Barcelona hasta que un incendio los devast¨® en la Navidad de 1932.
Tras la II Guerra Mundial, entr¨® en el capital de la empresa el Instituto Espa?ol de Moneda Extranjera (IEME), primero dirigido por Gregorio L¨®pez Bravo y luego por Manuel Ort¨ªnez. "Sin su ayuda no hubi¨¦ramos podido tener las divisas que necesit¨¢bamos para reconstruir las plantas devastadas en Filipinas por la guerra mundial", dice el ex presidente de la empresa Manuel Meler. Luego se sumaron a la direcci¨®n otros nombres, como Luis Gil de Biedma, padre del poeta Jaime Gil de Biedma, que desempe?¨® el cargo de secretario general de la sociedad. La degradaci¨®n del edificio se aceler¨® en los ¨²ltimos a?os. En los bajos se instal¨® una oficina del Banco Hispano Colonial, luego del Banco Central cu¨¢ndo ¨¦ste absorbi¨® al primero, y m¨¢s tarde del Santander. La historia de la casa sigue, 126 a?os despu¨¦s, con un nombre evocador.
250 pesetas de gratificaci¨®n
"Nac¨ª en este edificio y trabaj¨¦ en ¨¦l durante 50 a?os", recuerda Manuel Meler, ex presidente de Tabacos de Filipinas, que vivi¨® en los pisos para empleados ubicados en la parte trasera del inmueble, ya que su padre tambi¨¦n trabaj¨® en la empresa. Meler no olvida el d¨ªa en que ayud¨® a apagar un incendio que arras¨® la iglesia de Betlem, pegada a la sede de la empresa. Fue el 19 de julio de 1936, al d¨ªa siguiente del levantamiento militar contra el Gobierno constitucional de la Rep¨²blica. La labor de Meler y de otras personas impidi¨® que el fuego se extendiera a la sede de Tabacos de Filipinas. "Recib¨ª una gratificacion de 250 pesetas", recuerda Meler, de 82 a?os, que tambi¨¦n fue presidente del Espanyol. Meler ingres¨® en la empresa en 1939 como auxiliar del departamento de tabaco en rama y fue pasando por diversos departamentos hasta ser nombrado presidente director general. Fue el ¨²ltimo presidente antes de que la empresa cayera en la ¨®rbita de Tabacalera, primero, y de la multinacional norteamericana Diamond, despu¨¦s.
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