Teresa Berganza celebra sus 70 a?os con cuatro discos

Transparente, con la lucidez de quien ha dado todo por una voz y sigue con el entusiasmo intacto, ha llegado Teresa Berganza, cantante leyenda, madrile?a de pro, a cumplir 70 a?os luminosos y 50 de carrera. Lo celebra con una caja de cuatro discos editados por Deutsche Grammophon, en los que est¨¢n los compositores clave en la vida de esta artista, que se queja ahora de no ser apreciada en su tierra: "No soy conocida en Espa?a; cuando empezaron a fijarse en m¨ª yo ya llevaba 25 a?os de carrera".

De rompe y rasga, templando, mandando, hablando de lo divino y lo humano, se present¨® esta cantante enorme, que ha sido sugerente y poderosa como pocas: "?Vas a preguntar t¨²?", le dec¨ªa ayer a un periodista en la presentaci¨®n de su disco conmemorativo. "Pues que sea facilita", le avis¨®. El hombre, un tanto intimidado, dijo: "Es usted un lujo que Espa?a no ha sabido digerir". Y Berganza, una de las ¨²ltimas grandes divas en activo, le responde: "?sa es una muy buena reflexi¨®n".

A otro asunto. "Yo he cantado de todo. Desde que abr¨ª la boca no he tenido problemas. Otra cosa fue antes. Entonces el Ministerio de Cultura o Educaci¨®n ni nos miraba. Cantaba todo y con todos. Hasta con Juanito Valderrama, que se aprend¨ªa much¨ªsimo, y hac¨ªa pel¨ªculas con Carmen Sevilla para ganar dinero. Luego empec¨¦ a cantar, y desde entonces no he parado. Me fui a Italia, hice 13 o 14 conciertos y me dijeron: ?Le apetece cantar en la Scala? Yo respond¨ª: 'Bueno, ?por qu¨¦ no?'. Y he sido de las que cant¨¦ en la Scala sin acostarme con el director, que no me gustaba entonces. ?l s¨ª quer¨ªa, pero yo no".

Tal vez por esas cosas se defina pobre pero honrada y entregada radicalmente a su voz: "S¨ª, ahora soy pobre porque me llamaban para cantar en el Metropolitan de Nueva York, pero me llevaba a mi marido, a mis tres hijos, a mis padres, a una ni?era y a una se?ora para limpiar, as¨ª que al final me quedaban 100 d¨®lares, pero he sido muy feliz. Tengo unos hijos maravillosos y unos padres que no me daban dinero porque en casa no hab¨ªa un duro, con un padre en la c¨¢rcel y una madre trabajadora, pero me inculcaron cultura y mucho cari?o, me ense?aron a amar. Por eso he tenido una infancia maravillosa en la que iba al colegio, cantaba en un coro y entre medias me com¨ªa un bocadillo de calamares", dice.

?Y el marido? "Pues el marido, cuando vas a los sitios en Rolls-Royce y te reciben con alfombra roja, al principio le gusta, pero despu¨¦s no lo aguanta y van surgiendo los celos, y llega un momento en que tienes que elegir: dejar al marido o dejar el canto, y mi voz no la habr¨ªa abandonado por nada del mundo".

Otra cosa son sus parejas en la escena. "Pl¨¢cido ha sido mi favorito, cuando te besa en escena, te da un beso de verdad, sin disimular, y me hubiese gustado cantar con Juan Diego Fl¨®rez, pero he llegado tarde, no s¨¦ si yo o ¨¦l, pero el caso es que ya es tarde, con lo bien que canta y lo guapo que es. Qu¨¦ pena".

Con su instrumento ha conquistado y ha podido con casi todo, como demuestran los cuatro discos editados, que incluyen piezas de Manuel de Falla, Mozart, Rossini, Puccini, Stravinski, compositores barrocos italianos y canciones espa?olas de Granados, Turina, Guridi, Montsalvatge... Tiene m¨¢s discos guardados en un caj¨®n, pero no le molesta, saldr¨¢n. "Ahora no les interesa, pero no os preocup¨¦is, que cuando me muera, los sacar¨¢n, ya ver¨¦is", asegura. Tampoco le importa. "No tengo miedo a la muerte. Cuando pase, que me envuelvan y me quemen, pero que no me ense?en muerta, que nadie vea mi cara de muerta y que no canten, a eso s¨ª que le tengo miedo, porque como desafinen soy capaz de levantarme".