Mi perro y yo
?Se parecen los perros a sus due?os? Dicen que, con la convivencia, ciertos rasgos se acaban pegando. Lo justo para que puedan llegar a ser amigos. Siete personajes nos hablan de su vida con sus animales.
01 Juanjo / 'L¨²a' La due?a del parque
Juanjo, Luis Miguel y Eugenio son hermanos y tienen un taller mec¨¢nico. 'L¨²a'. Tiene seis a?os. Es cruce de galgo y otro perro. Vive en el taller. Gastos del perro al mes: unos 20 euros.
Juanjo. "Siempre quisimos tener un perro en casa, y como mi madre no nos dejaba, cuando abrimos el taller fuimos especialmente por L¨²a a una perrera. Ten¨ªa cuatro meses y era la m¨¢s delgadita de dos hermanas. Desde entonces, su casa es el taller. Alguna vez intent¨¦ llev¨¢rmela por ah¨ª un fin de semana, pero est¨¢ dando la vara todo el rato y lo pasa fatal. Otra cosa es cuando la acompa?as al parque o al campo, pero por la noche la tienes que traer a su hogar. Ella tiene su propia rutina: abrimos el taller a las ocho y nos olvidamos de la perra durante todo el d¨ªa, menos si vamos andando a hacer un recado. Lo incre¨ªble es c¨®mo entiende cualquier cosa que le dices, y siempre nos hace caso. L¨²a es mi primera perra, y me parece que la forma en que la tenemos es la mejor manera de tener un perro en una ciudad: que haga su vida al lado de la tuya, pero sin tenerla encerrada en casa todo el d¨ªa".
'L¨²a'. "Desde que he llegado, entre mis muchas responsabilidades, una de las m¨¢s importantes es entender lo que dicen mis tres humanos. En el taller estoy a mis anchas: como mi pienso, lo que pillo en la calle y lo que me dan los vecinos. Lo que de verdad me vuelve loca es el mazap¨¢n. El parque est¨¢ a la vuelta de la esquina, as¨ª que salgo de paseo cuando me place. Conozco a todos los perros y a sus due?os, y todos me respetan porque saben que es mi parque. Soy un ser libre, pero mis chicos son m¨ªos. Mi mayor alegr¨ªa es verles cada ma?ana cuando abren la verja: les hago una fiesta a cada uno y cuando les veo con los monos de trabajo puestos me marcho. No tardo mucho en regresar, porque me gusta la gente y me gusta controlar. Lo ¨²nico que cumplo a rajatabla es volver al taller a las siete y veinte, cuando ellos se preparan para cerrar. Mientras pasa la noche, lo mejor es que nadie se me acerque o toque la persiana; de lo contrario, se puede llevar un buen susto por mis ladridos".
02 Laura / 'Tami' La adicci¨®n
Laura, 31 a?os, soltera. Vive con Tami. Trabaja para la Administraci¨®n p¨²blica. 'Tami'. Tiene cerca de dos a?os. Es una mezcla de pequin¨¦s, chihuahua, salchicha y mil leches. La recogi¨® del albergue de la Asociaci¨®n Nacional de Amigos de los Animales (ANAA) cuando ten¨ªa unos tres meses. Gastos al mes: 20 euros.
Laura. "Desde peque?a soy adicta a los perros, no puedo evitarlo. Desde hace tres a?os soy voluntaria en ANAA. Se me acababa de morir mi perra, y cuando trajeron a Tami al albergue, como era cachorra, la tuve en casa, de acogida. Comenz¨® a llenar el hueco que sent¨ªa y al final se qued¨®. Al d¨ªa siguiente de tenerla, yo era ya su due?a. Enseguida se identific¨® conmigo hasta un punto insospechado. Ha sido una perra muy f¨¢cil de educar. Tambi¨¦n es muy posesiva conmigo y con mis cosas. Y muy exigente. Ladra o se pone zalamera, seg¨²n le convenga. Si quiere un hueso para jugar, viene, me mira y me llena de besos; pero si llegan las ocho de la tarde y a¨²n no hemos salido, o llega la hora de comer y no tiene su plato, ladra, ladra y ladra. Es cari?osa con la gente; pero no, ella es m¨ªa, muy m¨ªa. Nunca me hab¨ªa ocurrido eso con un perro. La llevo conmigo a todas partes. Donde no puede entrar Tami, tampoco entro yo".
'Tami'. "Cuando conoc¨ª a Laura estaba muy triste porque hab¨ªa perdido a su perrita y se negaba a tener otra. Me dediqu¨¦ de lleno a ella, tanto que se qued¨® conmigo. Conozco cada una de sus miradas, y ella las m¨ªas. Siempre adivina cuando voy a hacer una trastada, como cuando la miro de reojo antes de comerme una de esas porquer¨ªas que encuentro en la calle y tanto me gustan. Ahora ella es m¨ªa; para m¨ª, el resto de los humanos casi no existe. Hasta nos parecemos en algunas cosas: ambas somos gru?onas, pero luego no mordemos. No me gusta que la gente me toque, a no ser que tenga comida. Y soy un poco sibarita: como cuando de peque?a estuve pachucha y me daban todos los caprichos, ?para qu¨¦ cambiar las cosas? Mi favorito es el desayuno: una galleta en brazos de Laura".
03 Fernando / 'Quebec' La obra de arte
Fernando, 38 a?os, soltero. Vive con su madre y con su perro. Es pensionista y aficionado a las exposiciones de perros desde hace 20 a?os. 'Quebec'. Naci¨® el 4 de febrero de 2004. Su padre era italiano, y su madre, canaria; sus abuelos, holandeses y franceses. Es un bulldog franc¨¦s de pedigr¨ª. Gastos al mes: vacunas, desparasitarle, pienso, cosm¨¦ticos? "Bastante dinero; pero luego, entre exposiciones y venta de cachorros, se amortiza".
Fernando. "Llevo con perros de raza al menos 12 a?os. De los bulldog franceses, es el tercero. En esta raza, un cachorro puede costar como m¨ªnimo 2.000 euros, pero criadores con cach¨¦ pueden cobrar entre 5.000 y 6.000 euros, y criadores de campeones, verdaderas fortunas. Esto es as¨ª: si el perro no te da juego, lo vendes. Yo lo que quiero es un perro de exposici¨®n, que son como obras de arte. Son animales criados por el hombre a su gusto y conveniencia, y lo que se intenta es encontrar el perro perfecto. El perro te da mucho cari?o, pero cuando la situaci¨®n lo requiere sabe adaptarse. Los perros de exposiciones pasan por mil manos, por mil due?os. Este perro ya ha tenido tres premios. Cuando tienes un perro campe¨®n que ha tenido palmar¨¦s, sueles enamorarte de ¨¦l, y el perro se muere contigo. Tambi¨¦n me gusta como perro de compa?¨ªa, pero es que la exposici¨®n a m¨ª me apasiona. Es un mundillo que, cuando te metes, se convierte en una filosof¨ªa de vida: te da mucha vida social, te recorres Espa?a con el perrito. Es algo a lo que hay que dedicarle much¨ªsimo tiempo y dinero. ?Qu¨¦ tenemos en com¨²n ¨¦l y yo? Los dos estamos hermosos, somos regordetes y cabezones, aunque yo antes lo era m¨¢s".
'Quebec'. "En confianza me llama Pucho, pero desde un principio ha quedado claro que yo soy el perro y ¨¦l es el amo. Siempre le oigo decir: 'Un perro no es una persona. Los humanos siempre nos equivocamos al identificar los sentimientos de un perro hacia nosotros como los de una persona'. Yo le escucho y no digo ni guau. Pero a veces tambi¨¦n reconoce que puede haber semejantes m¨ªos con depresiones caninas, por cambio de due?os y esas cosas, aunque ¨¦l asegura que mientras el perro est¨¦ bien cuidado se adapta. Mi due?o me respeta. Cuando me rega?a, yo suelo poner las expresiones t¨ªpicas con los ojos y los gestos de perro rega?ado. Cuando ¨¦l est¨¢ enfadado, yo lo huelo y le evito. En esas circunstancias es mejor evitar el contacto perro-humano. Salgo bastante de paseo, pero todo tiene su l¨ªmite. No es bueno que haga mucho esfuerzo, porque soy un poco brutote y si me llegara a lesionar? En invierno siempre vamos a la sierra para que corra, corra y corra, y as¨ª pueda perder grasita y convertirla en volumen muscular. Los perros como yo tenemos que demostrar mucha potencia, aunque siempre parecer¨¦ regordete. En cuanto a las chicas, seg¨²n ¨¦l, mi novia tiene que ser de tan buena gen¨¦tica como yo, de sangre azul perruna".
04 Emilio Kevin / 'Lula' Entre ni?os anda el juego
Emilio Kevin, tres a?os. Va a la guarder¨ªa. 'Lula'. A?o y medio. Su nombre es un homenaje al presidente de Brasil, "porque era tan fea y ten¨ªa los ojos saltones como ¨¦l". Es un bich¨®n malt¨¦s. Gastos al mes: unos 10 euros.
Emilio. "Pap¨¢, un d¨ªa se fue a pescar a Almer¨ªa, y como hac¨ªa mal tiempo y se aburr¨ªa pesc¨® a Lula en un criadero. Lleg¨® a casa con mi perrita en un bolsillo. ?No me lo pod¨ªa creer! ?Menuda sorpresa! Era tan peque?a que pap¨¢, mam¨¢ y yo ten¨ªamos que tener cuidado para no pisarla. Ahora que los dos somos m¨¢s grandes, me divierto tir¨¢ndole del rabo y ech¨¢ndome encima de ella, porque nunca se queja. ?Es tan, pero tan cari?osa! Apenas ladra, creo que yo soy m¨¢s ladrador, y jam¨¢s muerde. Cuando la sacamos de paseo y se acerca alguien que la quiere tocar, yo me pongo furioso. Cojo la correa y pongo las cosas en su sitio: digo 'm¨ªo, m¨ªo', y la dejan en paz. Cuando mam¨¢ me rega?a, Lula es muy solidaria, y aunque no haya hecho nada se da por aludida y tambi¨¦n desaparece".
'Lula'. "Kevin y yo somos cachorros, y nos pasamos el d¨ªa jugando. Eso s¨ª, cada uno de nosotros tenemos nuestros propios juguetes, y los respetamos. En cuanto a la comida, yo como la m¨ªa y lo que sobra de la suya: salchichas, pescado, pastas? La cosa no funciona as¨ª a la inversa. ?Menos mal, porque yo soy m¨¢s tragona! ?l duerme en su habitaci¨®n y yo en la cocina. Cada ma?ana me vuelvo loca cuando ¨¦l entra corriendo gritando musicalmente: '?Lula, Lula!'. Salto a su regazo, me llena de arrumacos y nos ponemos a desayunar. Su mami dice que yo soy una santa, que le aguanto todo y que nunca le gru?o ni le muerdo. Pero las pocas veces que me he hecho caca, Kevin, que apenas habla como los humanos, aunque entre nosotros nos entendemos a la perfecci¨®n, va detr¨¢s de su mam¨¢ gritando: '?Caca, Lula caca!'. ?Es un chivato!".
05 Miguel / 'Hernia' La colega
Miguel, 32 a?os, soltero. M¨²sico, jardinero y lo que se tercie. Es okupa. A veces trabaja, a veces no. Vive dando vueltas por el mundo. Extreme?o de nacimiento, asturiano de adopci¨®n, es padre de dos ni?os. 'Hernia'. Seis a?os. Debe su nombre a una hernia umbilical. Cruce de husky y otra raza, posiblemente pastor alem¨¢n. Viven juntos desde que ella ten¨ªa dos meses. Ha sido madre dos veces.
Miguel. "El d¨ªa que la conoc¨ª fue incre¨ªble: ella me mir¨® desde lejos, vino andandito para m¨ª, se qued¨® sentada y empez¨® a mover el rabo, con una orejita agachada y la otra tiesa, como diciendo: estoy aqu¨ª, ya he venido. Ella es de ella y yo soy m¨ªo, pero somos incondicionales. Hernia, muchas veces, act¨²a de filtro. Si a Hernia no le gusta alguien, yo le muerdo. En el tiempo que llevamos juntos s¨®lo la habr¨¦ dejado sola, como mucho, un d¨ªa o dos. Cuando me la dieron estuve todo el rato d¨¢ndole ca?a, dici¨¦ndole: 'Yo quiero que seas una perra diferente'. Y ella se ha cre¨ªdo persona toda la vida. Entiende muy bien lo que le digo y creo que hasta lo que pienso. Al principio le hac¨ªa m¨¢s caso que ahora, no la dejaba ni a sol ni a sombra. Ahora los dos nos vamos haciendo mayores y estamos m¨¢s a nuestra bola. Ahora intento ense?arle que ella es perra, pero hay tradiciones que no se pierden: siempre que cumple a?os le regalo media tarta. S¨¦ que lo del az¨²car es malo, pero ?una vez al a?o no hace da?o!".
'Hernia'. "Miguel piensa que yo pienso que es un cabr¨®n. Es verdad que siempre me rega?a porque me meto en jaleos -especialmente con las perras, y ya que estamos, tambi¨¦n con los perros- y siempre me est¨¢ diciendo que pare; pero yo no pienso que sea un cabr¨®n, s¨®lo es un humano y es lo que suelen hacer. ?l se justifica diciendo: 'Las personas estamos aqu¨ª para joderles la libertad a los animales'. Miguel se olvida a veces de que no soy una persona, que soy perro, y yo no le quiero decepcionar. Me esfuerzo para que me entienda porque s¨¦ que as¨ª se siente orgulloso: si tengo hambre o sed le alcanzo mi cacharro vac¨ªo; cuando quiero salir, un par de ladridos persuasivos, y cosas por el estilo. Yo, a Miguel le ense?¨¦ todo lo que sabe (y lo reconoce). Cuando nos encontramos estaba en una situaci¨®n chunga. Hab¨ªa tenido un accidente de tr¨¢fico, del que tard¨® dos a?os en recuperarse. Fui su terapeuta. Tuve que arrastrarle fuera de casa y sacarle de paseo para que se relacionase otra vez con el mundo. Ahora, a cada sitio que va, voy yo. Una de las cosas que tard¨® un poco en aprender es que odio ba?arme. Creo que ya lo ha entendido, lleva dos a?os sin meterme en una ba?era, aunque nadie me frena si el ba?o es en un r¨ªo, un pantano o el mar. En com¨²n tenemos que a los dos nos gusta hacer las cosas de principio a fin, nunca dejamos nada a medias, y los dos somos reacios a tener jefes. Por eso somos colegas".
06 Rosa / 'Lunes' y otros Vida campestre
Rosa, escritora y directora de la Biblioteca Nacional. 'Lunes'. Tiene 11 a?os, es un cruce de algo con pastor alem¨¢n y es el mandam¨¢s. Luego est¨¢n Blakie, Luna, Fritz, Gala y otros, como Truman, que de vez en cuando reaparece tras dejar el hogar para irse con unos titiriteros.
Rosa. "Vivimos en el campo. Para m¨ª, tener perros forma parte del paisaje de mi casa, del ambiente en que me muevo, de la compa?¨ªa que tengo, de las ternuras que recibo. Si no viviera con perros, creo que los echar¨ªa de menos. Yo tengo mucho amor a los animales, quiero a los animales tanto como a las personas. Tenemos perros recogidos, perros que nos han regalado, perros de pedigr¨ª y chuchos. Cualquier animal tiene la misma importancia que los humanos. Los reconozco cualidades, maneras de ser, los veo a todos muy distintos. A Lunes me lo regalaron un lunes. ?Es un perro fant¨¢stico! Cari?oso, grandull¨®n, fuerte, ha llevado a lomos a todos mis nietos? ?Tiene una fuerza descomunal! Nunca hemos podido tenerlo atado porque ha acabado con todo lo que le ataba. Lo que est¨¢ claro es que los perros son los perros y los humanos son los humanos. La libertad de los seres humanos es lo m¨¢s respetable. Mis perros son libres. Cada uno es distinto al otro: uno es m¨¢s celoso, otro m¨¢s autoritario, alguno m¨¢s violento, uno m¨¢s cari?oso? Ellos tambi¨¦n me conocen muy bien a m¨ª. Pero tienen un car¨¢cter muy marcado, y yo respondo a la relaci¨®n que ellos me ofrecen: unos me dan m¨¢s pena, otros m¨¢s alegr¨ªa, pero en principio los trato a todos igual. Lo que est¨¢ claro es que siempre paseamos juntos. Bueno, es que no tengo m¨¢s remedio, ?es imposible pasear sola! Me siguen a todas partes".
'Lunes'. "Ya estoy algo mayor, el reuma no deja lugar a dudas, pero me lo paso muy bien en casa. Tengo fama de cari?oso, protector y sobre todo de paciente con el resto de los perros de la casa. Cuando hay alguno herido, soy el primero en lamerle las heridas. Todos me respetan. Cuando yo llegu¨¦ a la finca, ya hab¨ªa otros colegas. Algunos se fueron marchando y otros llegando. Blakie, por ejemplo, es hijo m¨ªo. No lo parece. Es muy introvertido, no quiere saber nada con nadie, y s¨®lo busca que le dejen tranquilo y en paz. Fritz y Gala, por el contrario, son dos cachorros muy divertidos que no paran ni un segundo. Tambi¨¦n est¨¢ un hijo de Luna, que es muy raro, no deja que nadie lo toque ni se acerque. Siempre se mete con los sillones de rafia y las sillas, pero no es agresivo? Seg¨²n dice Rosa, es un perro que parece arrastrar un pasado tormentoso, pero no tiene pasado. Naci¨® aqu¨ª y creci¨® feliz; eso s¨ª, a su aire. Digamos que en nuestro territorio reina la armon¨ªa, siempre y cuando no llegue alg¨²n perro de fuera. Generalmente comemos pienso. Lo genial es cuando Rosa nos da una lata de alb¨®ndigas, ?est¨¢n deliciosas! Nos sentamos todos en fila y, a medida que nos va llamando por nuestros nombres, cuchara en mano, vamos comiendo por turnos. Los desastres se dan, por ejemplo, cuando alguno se zampa alguna de las gallinas del gallinero, pero siempre es culpa de ellas. Estamos bastante separados, pero de repente a alguna se le ocurre volarnos por encima, y ?zas!, ya no lo cuenta. Afortunadamente, a Rosa no le gustan tanto las gallinas como a nosotros. Ella las ve todas iguales".
07 Juan Luis / 'Yago' Uno m¨¢s de la familia
Juan Luis, 34 a?os, casado con Marisa. Son empresarios. Tiene dos hijas. 'Yago' y 'Goya'. ?l tiene tres a?os y pesa 62 kilos; ella, dos, y pesa 48. Son hermanos, mismo padre y madre, pero de distinta camada. Son bullmastif, andaluces de pedigr¨ª. Ninguno de los dos han sido padres. Gastos al mes: 180 euros.
Juan Luis. "Desde que nos mudamos a una casa quer¨ªamos tener un perro grande. Conoc¨ª la raza y tardamos un a?o en encontrar a un buen criador y a Yago. Yo quer¨ªa llevarme dos desde un principio, pero Marisa, no. Luego termin¨® regal¨¢ndome a Goya. Aunque tienen pedigr¨ª y han ganado premios, yo he comprado los perros como de compa?¨ªa y para disfrutar de ellos. Por naturaleza, ambos son muy guardianes. Duermen todo el d¨ªa, y por la noche est¨¢n despiert¨ªsimos y en alerta total. De cachorro, Yago dorm¨ªa en casa, pero nos daba las noches quej¨¢ndose de que quer¨ªa salir. Ahora ellos duermen fuera, en sus casetas, y nosotros dentro, todos muy a gustito. Pero tampoco tienen prohibido entrar en casa. Cuando vemos la tele, Yago se tumba en el suelo sobre tus pies. Yo me lo paso bomba jugando con ¨¦l en la alfombra del sal¨®n, ?es como un osito! Yo creo que para ellos somos una parte m¨¢s de la manada y por eso nos cuidan muy bien".
'Yago'. "Seg¨²n los expertos, Goya es mejor perra que yo. Gen¨¦tica al poder. Lo cierto es que el perro de la casa, y sobre todo el perro de Juan Luis, soy yo, y ¨¦l es mi debilidad. Marisa dice que somos iguales: los dos dormimos de d¨ªa, y cuando oscurece, los dos abrimos bien los ojos, ?nos encanta la noche! En cambio, Goya y Marisa est¨¢n m¨¢s despiertas y activas por el d¨ªa, y cuando sale la luna, a la camita. Goya no suele jugar mucho con los humanos, pero s¨ª con otros perros. A m¨ª me encanta empapar a la gente con mis lametones y paso bastante de hacer relaciones sociales perrunas. Pero hay privilegios que compartimos: salimos a pasear tres veces al d¨ªa y dormimos en la misma caseta. Tambi¨¦n nos ba?amos juntos. Lo mejor es cuando nos sacudimos, y entonces tambi¨¦n ba?amos a Juan Luis".
En busca de la felicidad
'Bronco'. A sus 14 a?os, es el perro m¨¢s antiguo del albergue de ANAA, donde lleva cuatro a?os y medio como refugiado. Es un cruce de pastor alem¨¢n con
"Paso el tiempo en compa?¨ªa del resto de vejetes del refugio, como Olivia, que ya tiene 11 a?os. Mi vida anterior la recuerdo atado a una cadena, sin mimos, solo. Para mis due?os ten¨ªa cubiertas mis necesidades, ya que no me faltaba ni agua ni comida. Yo cumpl¨ªa mi funci¨®n de perro guardi¨¢n y ellos me retribu¨ªan con alimento. Cuando llegu¨¦ al albergue ten¨ªa todo el cuello marcado y pelado. F¨ªsicamente me encontraba muy mal, porque nunca hab¨ªa hecho ejercicio. Aqu¨ª me curaron mis heridas. Pasaba casi todo el d¨ªa suelto y pod¨ªa correr como nunca. Tambi¨¦n recuper¨¦ el tiempo perdido intentando conquistar algunas perritas. Los cuidadores jugaban conmigo y nos lo pas¨¢bamos muy bien. Dec¨ªan que se me notaban las ganas de libertad. A estas alturas, ya no pido demasiado. S¨®lo quisiera encontrar una casa donde descansar a gusto, una raci¨®n inmensa de caranto?as al d¨ªa. Busco eso tan hermoso que ni siquiera puedo imaginar: la sensaci¨®n de hogar".
PD: Al poco tiempo de hacer este reportaje, Bronco se march¨® para siempre, rodeado de la gente que le quer¨ªa en el refugio, sin haber visto cumplido su sue?o.
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