La periodista liberada en Irak afirma que su coche recibi¨® 300 tiros y que no iba deprisa

El autom¨®vil en el que viajaban la periodista Giuliana Sgrena y tres agentes secretos italianos no circulaba a gran velocidad como afirma el Gobierno estadounidense, y recibi¨® al menos 300 impactos de bala durante varios minutos sin que los soldados americanos intentaran identificar a sus v¨ªctimas. Eso declararon ayer ante dos fiscales de Roma la propia Sgrena y el agente herido que regres¨® a Italia con ella. Los fiscales abrieron un sumario por "homicidio voluntario agravado e intento de homicidio" tras la acci¨®n de la patrulla de EE UU que el viernes convirti¨® la liberaci¨®n en una tragedia.

La muerte del jefe del servicio secreto italiano en Oriente Pr¨®ximo, Nicola Calipari, en un tiroteo que se hac¨ªa m¨¢s incomprensible a medida que pasaban las horas, y las contradicciones entre la versi¨®n de Roma y la de Washington convirtieron el extra?o incidente en una fuente de dolor y tensi¨®n pol¨ªtica. La enviada especial del diario Il Manifesto lleg¨® a Roma a las 10.55, muy d¨¦bil y con el rostro tumefacto, y tras ser ingresada en un hospital declar¨® ante los investigadores judiciales.

Sgrena y el agente que sufri¨® heridas leves se reunieron con los fiscales Franco Ionta y Pietro Saviotti a primera hora de la tarde en el hospital militar de Celio. Un segundo agente, gravemente herido, permanec¨ªa en un hospital militar de Bagdad. El cad¨¢ver de Calipari fue repatriado por la noche y recibido por el presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, y el jefe de Gobierno, Silvio Berlusconi.

"No ¨ªbamos muy r¨¢pidos, dadas las circunstancias, y no nos dieron tiempo a explicar que ¨¦ramos italianos", asegur¨® la periodista herida. El agente, a su vez, declar¨® a los fiscales que "los disparos no pod¨ªan justificarse por la velocidad del autom¨®vil, la marcha era regular y no propiciaba ning¨²n equ¨ªvoco". Los dos interrogados a?adieron que no encontraron ning¨²n puesto de control y que a unos 700 metros de la entrada del aeropuerto, en una zona considerada "segura", un blindado estadounidense les ilumin¨® con un foco. De inmediato empez¨® el ametrallamiento. El veh¨ªculo en el que viajaban, presumiblemente blindado, recibi¨® al menos 300 impactos de bala, quiz¨¢ 400, en el espacio de varios minutos.

Calipari, jefe del equipo de agentes que hab¨ªa negociado con los secuestradores de Sgrena, viajaba en el asiento de atr¨¢s con la periodista y al escuchar el primer tiro se lanz¨® sobre ella para cubrirla. Un balazo en la cabeza acab¨® con su vida. "Le abrac¨¦ dos veces en el espacio de una hora; la primera, cuando me liber¨®, la segunda, cuando comprob¨¦ que estaba muerto y que hab¨ªa dado su vida para salvarme", dijo Sgrena.

Pier Scolari, compa?ero sentimental de Giuliana Sgrena, que viaj¨® a Bagdad y volvi¨® con ella en el avi¨®n fletado por el Ministerio de Defensa, afirm¨® que la periodista hab¨ªa recogido "un pu?ado de casquillos" del asiento del autom¨®vil atacado. Sgrena se encontraba bajo los efectos de la morfina porque la cicatriz de la operaci¨®n de urgencia practicada en Bagdad, para extraerle una esquirla de bala alojada en un pulm¨®n, y la clav¨ªcula rota le causaban grandes dolores. Cargaba adem¨¢s con la tensi¨®n de cuatro semanas de secuestro. "Permanec¨ª siempre en la misma casa y entre los secuestradores hab¨ªa una mujer", testimoni¨® ante los fiscales. A?adi¨® que no la trataron con especial crueldad.

Scolari declar¨®, bas¨¢ndose en sus conversaciones con Sgrena y el agente a bordo del avi¨®n, que "toda la cadena de mando" hab¨ªa sido advertida de que el coche se dirig¨ªa al aeropuerto, donde esperaba un grupo de militares italianos. "Puede haber sido un error o puede haber sido una emboscada", dijo, "porque Giuliana [Sgrena] hab¨ªa sido advertida de que los americanos no la dejar¨ªan volver viva a casa. No s¨¦ cu¨¢l es la hip¨®tesis m¨¢s inquietante, si la del error o la del ataque deliberado. El hecho es que se ponen armas potent¨ªsimas en manos de chiquillos atemorizados".

"Un aut¨¦ntico asesinato"

El director del diario de izquierdas Il Manifesto, Gabriele Polo, tampoco cre¨ªa en las explicaciones iniciales de Washington. "?Un error de comunicaci¨®n? Para m¨ª fue un aut¨¦ntico asesinato, porque aquellos imb¨¦ciles enloquecidos siguieron disparando sobre gente indefensa", declar¨®. Fuentes de los servicios secretos italianos consideraron imposible la hip¨®tesis de una emboscada voluntaria por el hecho de que pon¨ªa "en peligro la cooperaci¨®n con los aliados".

La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, telefone¨® ayer al ministro italiano de Asuntos Exteriores, Gianfranco Fini, para insistir en lo que ya hab¨ªa prometido la v¨ªspera George W. Bush en una llamada a Silvio Berlusconi: que los hechos ser¨ªan investigados a fondo. Eso mismo exigi¨® el presidente Ciampi: "Corresponde a Estados Unidos aclarar este episodio doloroso y tr¨¢gico". Ciampi anunci¨® la concesi¨®n de la Medalla de Oro al Valor Militar, a t¨ªtulo p¨®stumo, al agente Nicola Calipari, cuyo cad¨¢ver ser¨¢ sometido hoy a una autopsia. Calipari recibir¨¢ el lunes un funeral de Estado con la asistencia de las m¨¢ximas autoridades.