El Chelsea prueba la madurez del Bar?a
Los azulgrana anuncian que ir¨¢n a por un partido que re¨²ne todos los alicientes de un gran acontecimiento
El Bar?a se bate hoy con el Chelsea en Londres. Nada mejor que el cuadril¨¢tero de Stamford Bridge para un buen chequeo como el que demanda el equipo azulgrana para saber sobre su madurez futbol¨ªstica. Tambi¨¦n los blue est¨¢n convencidos de que los barcelonistas son un adversario expreso para certificar su expansi¨®n. El partido re¨²ne la liturgia de los grandes acontecimientos: el campo estar¨¢ a reventar, la televisi¨®n se garantiza una gran audiencia, arbitra el afamado Pierluigi Collina y en una y otra concentraci¨®n reina un cierto suspense sobre sus planes, aunque ya se sabe que no jugar¨¢ Robben. Amos respectivos de sus campeonatos, los dos equipos reclaman ser protagonistas de una Liga de Campeones que re¨²ne a tantos cl¨¢sicos como novatos dispuestos a comerse el mundo.
Al Barcelona le avala su fuerza social y un plantel de futbolistas exquisito manejado por un entrenador indiscutible como jefe de personal y como psic¨®logo. Aunque su equipo pasa por un momento futbol¨ªstico delicado, Frank Rijkaard considera que el ¨¦xito de la contienda depender¨¢ de la mentalidad de sus jugadores. No hay pron¨®sticos fiables en la Copa de Europa y menos en un partido que no tiene vuelta de hoja porque el marcador de la ida (2-1) admite cualquier c¨¢bala. Los azulgrana necesitar¨¢n mostrar su mejor versi¨®n para pasar ronda y, consecuentemente, precisan del mejor Ronaldinho, ensimismado, enamorado de s¨ª mismo y del equipo, insustancial ¨²ltimamente. En el brasile?o puede estar la clave de la suerte barcelonista. Hay la sensaci¨®n de que, si se pone a jugar, el Bar?a es superior al Chelsea por mucho que ahora le atormente la baja de M¨¢rquez.
Frente al f¨²tbol imprevisible azulgrana, se levanta la m¨¢quina de Jos¨¦ Mourinho. El Chelsea es un equipo codificado, programado t¨¢cticamente, de dif¨ªcil acceso, que goza de una salud envidiable y domina la escenograf¨ªa del campo y de la grada por decisi¨®n expresa del portugu¨¦s, un t¨¦cnico muy cabal, arrogante y que, en cualquier litigio, siempre gusta de tener la ¨²ltima palabra. De momento, ha convertido un club perdedor en ganador para suerte de un presidente millonario, Roman Abramovich.
Al Chelsea le va el cuerpo a cuerpo, el juego de estrategia y el funambulismo, aunque sabe descolgarse en el ataque, como bien anuncia Rijkaard: "Yo le he visto en partidos en los que encerr¨® a su rival en el ¨¢rea". Es un equipo calculador y a veces mezquino, sobre todo cuando no juega Robben, como es el caso. Nada que ver con el Bar?a, que est¨¢ en la otra punta del f¨²tbol. Para bien o para mal, los barcelonistas son un libro abierto. Apuntan y, aunque no siempre disparan, son capaces de movilizar con su atrevimiento hasta 3.000 seguidores, una cifra sorprendente hasta la fecha en un partido de octavos de final, prueba inequ¨ªvoca de la excitaci¨®n de la hinchada, que ha recuperado la fe en los colores azulgrana. "Estamos preparados para un choque decisivo", corresponde Rijkaard; "hay que ser valientes e ir a por el partido".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.