Por qui¨¦n doblan las campanas
El primero que lo dijo fue John Donne, en 1623: "Ahora, esta campana toca a muerto por otro, pero a m¨ª me dice: tienes que morir". Quiz¨¢ lo tomara del lat¨ªn ("Nunc lento sonitu dicunt, morieris"), y m¨¢s tarde Hemingway lo abrevi¨®: "Por qui¨¦n doblan las campanas". Hablaba de nuestra guerra y advert¨ªa de que pronto morir¨ªa Europa por el mismo fascismo. Van a sonar, aqu¨ª, el viernes, por los muertos del 11 de marzo. Los supervivientes no quieren. La campana doblar¨¢ en las iglesias de Madrid por iniciativa de la Conferencia Episcopal, y ellos no desean esta solidaridad. Quiz¨¢ no creen, o no creen en esta forma de Iglesia, o creen en otras. O son dignamente ateos. La diferencia entre esta asociaci¨®n y la otra es notable en cuanto a fondo: en ¨¦sta las v¨ªctimas salieron del azar, del horario de trabajo, de los retrasos de los trenes; y los de la otra, del crimen vasco. Aqu¨¦llos son heterog¨¦neos; ¨¦stos, homog¨¦neos. Por alguna raz¨®n, los deudos de aquellos asesinados o f¨ªsicamente destrozados creen en la Iglesia Cat¨®lica Apost¨®lica Romana, y esperan la salvaci¨®n propia y de los suyos. No s¨¦ bien por qu¨¦ se asimila esta fe a la no creencia en la independencia vasca. Yo no tengo el m¨ªnimo ¨¢tomo de creencia religiosa, me fastidia la Iglesia, y detesto la secesi¨®n y los estatutos. No soy espa?olista, porque nos hicieron da?o muchos a?os (siglos), pero s¨ª unitario. En el fondo, la democracia es creer en el n¨²mero m¨¢ximo de personas con voluntad similar. Hoy est¨¢ herida por las trampas; aun as¨ª, conserva mucho de lo que iba a ser.
Es cierto que el 11 de marzo el Gobierno podrido ya difundi¨® la falsa noticia de que fueron los vascos los autores de la matanza; es posible que a las v¨ªctimas de los vascos les doliera m¨¢s en ese momento, y decidieran apoyar al PP para mantener la lucha contra sus enemigos. Digamos que ¨¦sta puede ser la raz¨®n de que las dos asociaciones est¨¦n una contra otra; aqu¨¦lla por el PP, ¨¦sta por el Gobierno actual. Las cosas no son tan tontas como parecen. Es posible que la Iglesia, de la que se distancian estas v¨ªctimas, pueda solidarizarse con una manifestaci¨®n sonora cat¨®lica: o apropiarse de las almas. Tampoco hay por qu¨¦ tom¨¢rselo a mal. Pero ser¨ªa mejor si no lo hiciera.
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