Lirismo tropical
A lo de mujer, negra y pobre, las tres cruces que ella afirma llevar a cuestas, habr¨ªa que sumarle sus muchos kilos de m¨¢s. Virg¨ªnia Rodrigues cumple casi todos los requisitos para no ser jam¨¢s portada de revistas como Elle, Vogue o Cosmopolitan.
Igual que en el cuento de Cenicienta, recibi¨® un d¨ªa la visita de un pr¨ªncipe. Incluso fueron dos. El primero, el director teatral M¨¢rcio Meirelles, que la invit¨® a participar como cantante en una de sus obras; el segundo, que la ha apadrinado y dirigido en sus tres discos, Caetano Veloso. Una suerte que le ha permitido dedicarse profesionalmente a cantar -antes fue cocinera, lavandera, manicura...- y cambiar el barrio de precarias viviendas de Salvador de Bah¨ªa en el que viv¨ªa por un buen piso en un barrio de clase media alta.
Virg¨ªnia Rodrigues
Virg¨ªnia Rodrigues (voz), Iura Ranevsky (chelo), Pedro Braga (guitarra), Ra¨²l Mascarenhas (flauta y saxo), Ronaldo Silva (percusi¨®n). C¨ªrculo de Bellas Artes. Madrid, 7 de marzo.
Trajo b¨¢sicamente canciones de su disco Mares profundos, que contiene aquellos c¨¦lebres afrosambas creados en los a?os sesenta por el guitarrista Baden Powell y el poeta Vinicius de Moraes: Canto de ossanha, Tristeza e solid?o o ese Canto de Iemanj¨¢, con el que la reina del mar atrae y seduce a los hombres.
Hija de Ogum -dios de la guerra y el fuego en el candombl¨¦-, Virg¨ªnia Rodrigues ofrece una visi¨®n casi camer¨ªstica de los afrosambas con un acompa?amiento de guitarra espa?ola, violonchelo, flauta o saxo y la percusi¨®n estrictamente necesaria.
Su garganta, particularmente sensible al efecto del tabaco, no padeci¨® esta vez por el humo de los fumadores como s¨ª le sucedi¨® hace un a?o en un local nocturno. En su voz impostada hay ese punto de melancol¨ªa que suele tener toda la m¨²sica brasile?a. Una potente voz, afinada en coros de iglesias y entrenada en el ba?o de casa para desespero de sus hermanos. Pero, pasado el efecto sorpresa del primer encuentro, el canto monocorde de Virg¨ªnia Rodrigues puede acabar generando indiferencia cuando no cierto cansancio.
Babelia
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