Un caballero ecologista
?C¨®mo cambian los tiempos! Seg¨²n esta pel¨ªcula, de producci¨®n no ya modesta, sino paup¨¦rrima, las aventuras de George (no confundir, que no va de eso, con Jorge de Capadocia) no se deber¨ªan ver a la luz de la leyenda medieval, sino desde un prisma nuevo, algo as¨ª como las aventuras de un caballero que, por amor a la raptada (en eso s¨ª es fiel con la leyenda) princesa Luna, una arist¨®crata que tiene un punto de vista bien curioso sobre los designios del Alt¨ªsimo, deviene en... ?caballero ecologista, ah¨ª es nada! No ya lances de honor, no ya vivir seg¨²n las normas de la caballer¨ªa andante, sino otra cosa, un sentimiento nuevo, un tratar a todas las criaturas de Dios como seres con derecho a la vida..., aunque sean temibles dragones, esas personificaciones del m¨¢s negro imaginario colectivo. O aunque sean infieles, de ¨¦sos que uno se va a combatir a Tierra Santa, pero que de vuelta se han convertido en compinches inseparables, en aut¨¦nticos maestros de vida: todo sea por la dichosa correcci¨®n pol¨ªtica.
GEORGE AND THE DRAGON
Direcci¨®n: Tom Reeve. Int¨¦rpretes: James Purefoy, Piper Perabo, Patrick Swayze, Michael Clarke Duncan, Joan Plowright, Simon Callow. G¨¦nero: aventuras, Alemania-Reino Unido, 2004. Duraci¨®n: 93 minutos.
Esta peculiar, bien que intrascendente, reescritura del ciclo aventurero inspirado por San Jorge se dir¨ªa un pasatiempo para espectadores no avisados, o poco exigentes. Y lo es: buscarle al personaje del filme un sentido como palad¨ªn ecologista es s¨®lo un argumento para no hacer lo que este cronista deber¨ªa: despachar dr¨¢sticamente el producto con tres frases, afirmar sin m¨¢s su ineptitud, y a otra cosa. Y a fe que lo merece. Porque si de algo carece esta pel¨ªcula siempre en el filo de lo rid¨ªculo, con idas y venidas continuas, golpes de efecto que no se le ocurren a un ni?o de 10 a?os (no por incapacidad, sino por pudor) y, en general, un aire de provisionalidad alarmante, es de un m¨ªnimo de imaginaci¨®n; incluso m¨¢s, de un rescoldo de decoro para hacerse siquiera agradable al respetable adulto.
El resultado es, pues, m¨¢s que evidente: un producto mucho m¨¢s apto para el consumo en v¨ªdeo (y eso si no se tiene otra cosa que hacer) que en salas cinematogr¨¢ficas, un conjunto m¨¢s bien penoso de actores venidos a menos (Swayze, Perabo), otros insignes que lucen con dignidad tras unas vestimentas de baratillo (Joan Plowright, Simon Callow), todo a las ¨®rdenes de un director que se toma su trabajo como si de un amateur pasatiempo se tratara. Una aut¨¦ntica l¨¢stima, porque el tema hubiera dado de s¨ª m¨¢s, mucho m¨¢s que esta desmayada, anor¨¦xica, olvidable aventurilla guerrera de tres al cuarto.
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