El Museo del Louvre reconstruye 'la edad de oro' del rom¨¢nico franc¨¦s
La exposici¨®n incluye 300 esculturas, relieves, objetos y vitrales de los siglos X a XII
El patrimonio rom¨¢nico franc¨¦s pasa por ser el m¨¢s rico de Europa, entre otras razones porque su territorio era de tr¨¢nsito para quienes peregrinaban hacia Santiago de Compostela, Roma o Jerusal¨¦n. Ello permiti¨® escribir al cronista Raoul Glaber, a principios del siglo XI, que "Francia se cubri¨® de un manto blanco de iglesias". Hasta el 6 de junio, el Museo del Louvre muestra por primera vez una visi¨®n de conjunto del "periodo de oro" del rom¨¢nico franc¨¦s, a trav¨¦s de m¨¢s de 300 obras, entre las que hay esculturas, relieves, objetos cotidianos y preciosos, vitrales o manuscritos.
La exposici¨®n se circunscribe a los a?os comprendidos entre 987 y 1152. La primera fecha ha sido elegida porque es la de la subida al trono de Hugo Capeto. Este rey no s¨®lo supone un cambio din¨¢stico sino que con ¨¦l se pone fin al sue?o imperial carolingio, a la voluntad desesperada de resucitar las formas organizativas del desaparecido imperio romano, para dejar paso a una incipiente monarqu¨ªa nacional al tiempo que al feudalismo. La segunda fecha corresponde al divorcio entre Luis VII y Leonor de Aquitania, que a continuaci¨®n se casar¨¢ con Enrique Plantagenet y abrir¨¢ la puerta al g¨®tico y a la llamada Guerra de los Cien A?os.
Que la Historia, con may¨²sculas, no es una sucesi¨®n de victorias del progreso y la raz¨®n el siglo XX nos lo prob¨® hasta la saciedad. Que el triunfo del cristianismo, de la mano del emperador Constantino, supuso durante varios siglos un enorme paso atr¨¢s para toda la humanidad, eso a¨²n parece necesitar ser probado a pesar de que ese emperador, que iba a sellar la estrecha colaboraci¨®n durante siglos entre el poder temporal y el espiritual, era un tipo poco recomendable: orden¨® el asesinato de su hijo a partir del falso testimonio de su segunda esposa, a la que, poco tiempo despu¨¦s, hizo matar.
La exposici¨®n La France romane au temps des premiers Cap¨¦tiens (987-1152) presenta las creaciones art¨ªsticas e instrumentales de esa ¨¦poca en que triunfa el miedo, la autarqu¨ªa y la miseria. La humildad de esos trabajos, su pobreza t¨¦cnica relativa frente a ciertas soluciones en boga durante el imperio romano, la cerraz¨®n mental del momento respecto a la apertura que simbolizaba el pensamiento de tantos fil¨®sofos griegos o romanos, de un razonamiento que conceb¨ªa el ¨¢tomo sin necesidad de microscopio, no es ¨®bice para que admiremos la belleza de las obras que obedecen a una exigencia simb¨®lica y no a la del realismo.
Virtuosos
Ante la debilidad o inexistencia del poder imperial -que conllevaba un sistema de solidaridades rec¨ªprocas que ha dejado de funcionar-, asistimos a la emergencia de poderes locales o nacionales que basan su legitimidad en el contrato privado entre el se?or y quienes explotan la tierra o viven en las incipientes ciudades.
En ese contexto surgen de nuevo los artistas, el artesanado comienza a personalizarse y a escapar a su car¨¢cter estrictamente normativo. Cada parroquia tiene su virtuoso de la talla o la pintura: Unbertus en Saint-Beno?t sur Loire, Gislebertus en Autun, Bernard Gilduin y Gilabertus en Toulouse, Ugo Monederius en Saint-Hilaire de Poitiers son algunos de los nombres que han creado las figuras que han llegado hasta nosotros y ahora se exhiben en el Louvre.
El car¨¢cter abstruso -para nosotros- de muchas de las representaciones lo ejemplifica a la perfecci¨®n el bajorrelieve de un caballero armado blandiendo una espada. En 1890, el abad Arbellot lleg¨® a la conclusi¨®n de que se trataba de Rolando intentando romper su espada Durandal. Hoy se prefiere creer que se trata de una escultura sat¨ªrica de un caballero cobarde.
Las elegantes y estilizadas figuras de ajedrez, el impresionante hieratismo de la pareja que celebra que ¨¦l ha regresado vivo de las Cruzadas, la elegancia bizantina de placas de marfil esculpido, la ingenuidad coloreada de manuscritos y retablos, el lujo de ciertos relicarios, los bastones en cristal de roca, las ingenuas y pavorosas evocaciones del infierno a trav¨¦s de capiteles y tapices, el bestiario fant¨¢stico que acompa?a una explicaci¨®n mitol¨®gica del mundo, todos esos elementos configuran el rompecabezas fascinante de un rom¨¢nico franc¨¦s que, por primera vez, se nos propone como una visi¨®n de conjunto.
Babelia
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