Aniversario
Hoy se cumple un a?o del 11-M. M de marzo, de Madrid, de muertos: 191, seg¨²n el c¨®mputo definitivo. Ese grafismo, 11-M, ser¨¢ recordado por cuantos han vivido este d¨ªa, dec¨ªa el editorial de EL PA?S aparecido el 14 de marzo de 2004. Y a?ad¨ªa: "Las futuras generaciones tendr¨¢n noticia de lo que la actual haya hecho: de c¨®mo hayamos reaccionado ante una agresi¨®n tan sin precedentes, tan inesperada, tan inhumana". Y tambi¨¦n: "Llenar las urnas de votos es la mejor forma de hacer frente a quienes han intentado imponer su voluntad de muerte al deseo de vida de esta sociedad".
El dolor no paraliz¨® a la sociedad. No hubo reacciones hist¨¦ricas. Frente a los t¨®picos y cierta tendencia a ver lo propio con desconfianza, los servicios p¨²blicos funcionaron con sobriedad y eficacia. Bomberos, polic¨ªas, sanitarios, servicios de Protecci¨®n Civil, forenses se movilizaron con rapidez. Hubo ejemplos de valor y civismo admirables, algunos de los cuales s¨®lo se conocieron mucho despu¨¦s, como el del artificiero que decidi¨® desactivar, con riesgo de su vida, la bomba sin estallar de la que salieron las pistas fundamentales para la identificaci¨®n de los autores. La mayor¨ªa de ¨¦stos fueron detenidos, y otros se suicidaron en un piso de Legan¨¦s cuando la polic¨ªa -uno de cuyos agentes tambi¨¦n muri¨® en la acci¨®n, lo que hace la v¨ªctima 192- les conminaba a entregarse. Un d¨ªa despu¨¦s de los atentados, la ciudadan¨ªa sali¨® a la calle en la mayor movilizaci¨®n de nuestra historia, y dos m¨¢s tarde votaba masivamente.
El Congreso homenaje¨® ayer a las v¨ªctimas con una declaraci¨®n institucional a favor de la unidad pol¨ªtica contra la barbarie terrorista, y el Rey subray¨® que las "divisiones en la sociedad" debilitan la lucha contra el fen¨®meno. La evidencia de que Espa?a figura entre los objetivos del terrorismo islamista ha obligado a adoptar ciertas medidas preventivas, pero ni ha habido un recorte de libertades o garant¨ªas jur¨ªdicas, como en otros pa¨ªses, ni reacciones perceptibles de xenofobia. Las elecciones provocaron un cambio inesperado de mayor¨ªa, y la retirada inmediata de tropas de Irak, lo que envenen¨® las relaciones con EE UU. Ambas cosas enturbiaron tambi¨¦n las relaciones entre el partido perdedor y el vencedor. El PP cedi¨® a la tentaci¨®n de buscar explicaciones conspiratorias de su derrota. Una ex ministra reproch¨® a los electores que habitualmente no votan haberlo hecho debido al atentado. Lo preocupante habr¨ªa sido que un acontecimiento tan grave no influyera en los electores, y que lo hiciera estimulando la participaci¨®n no debiera preocupar a nadie, m¨¢s bien indica una gran madurez c¨ªvica.
La obsesi¨®n conspiratoria la traslad¨® el PP a la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n. El objetivo inicial de ¨¦sta no era tanto establecer responsabilidades pol¨ªticas, que se consideraban depuradas en las elecciones, como identificar errores subsanables que impidieron detectar a tiempo el peligro. La investigaci¨®n revel¨® que lo que se sab¨ªa del terrorismo islamista en nuestro pa¨ªs era bastante m¨¢s de lo que se supon¨ªa, lo que explica en parte la rapidez de la identificaci¨®n de los autores en cuanto se tuvo la primera pista solvente. Tambi¨¦n reflej¨® la existencia de una ins¨®lita trama espa?ola de tr¨¢fico de explosivos en Asturias, y fallos obvios en su control por las fuerzas de seguridad, pese a la existencia de confidentes en su interior.
Pero la comisi¨®n tambi¨¦n fue escenario de enfrentamientos cainitas, a veces muy sectarios. De un lado, por la acusaci¨®n contra el PP de haber manipulado deliberadamente a la opini¨®n para prolongar la hip¨®tesis de la autor¨ªa de ETA por temor a que la gente relacionase la del terrorismo islamista con la participaci¨®n en Irak; de otro, por los intentos de deslegitimar los resultados electorales como efecto del atentado. La insinuaci¨®n se hizo casi acusaci¨®n en las intervenciones del ex ministro Acebes y el ex presidente Aznar sobre la existencia de unos no lejanos "autores intelectuales" -la supuesta "X del 11-M"-, que habr¨ªan buscado con la matanza el vuelco pol¨ªtico. El resultado de esa batalla ha sido el desmarque del PP respecto a las recomendaciones en materia de seguridad y atenci¨®n a las v¨ªctimas pactadas por los dem¨¢s grupos.
El PP ha preferido ese aislamiento que legitimar el documento de una comisi¨®n cuyas conclusiones ser¨¢n probablemente muy cr¨ªticas con los fallos detectados y con la gesti¨®n informativa de la crisis. Hab¨ªa, sin embargo, base para ensayar unas resoluciones no tan radicales desde el momento en que el propio Aznar reconoci¨® que, acuciado por el terrorismo etarra, su Gobierno hab¨ªa subestimado el peligro islamista, y que, al mismo tiempo, los nuevos intentos terroristas abortados por la polic¨ªa permiten matizar como pretexto, m¨¢s que como causa, la participaci¨®n b¨¦lica espa?ola en Irak.
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