11-M: contra el mito
En una reciente enciclopedia era presentada, con hermosas ilustraciones, lo que pretend¨ªa ser la cr¨®nica del primer islam. En la misma figuraba un curioso personaje, la camella del Profeta, ser extraordinario por s¨ª mismo, o tal vez por influjo divino, que en la entrada de Mahoma en Medina, tras la h¨¦gira, se arrodill¨® en un lugar preciso donde su amo decidi¨® construir la primera mezquita. Fue el mismo animalito sobre cuya montura entr¨® en La Meca ocho a?os m¨¢s tarde. Divina camella. Algunos pens¨¢bamos que lo que realmente cont¨® para el islam, tanto a la hora de configurar la estructura del comercio caravanero, su plataforma econ¨®mica, como para la fulgurante expansi¨®n posterior, fue el camello en calidad de extraordinario animal de transporte, tal vez con el complemento desde 642 del estribo para el caballo en la guerra. Pero no. Importa el mundo m¨¢gico descrito con rasgos de Disneylandia, ya que como se nos inform¨® con ocasi¨®n de ser presentado el texto, Mahoma, perd¨®n Muhammad, fue "una persona bendita", aunque tal vez los ochocientos jud¨ªos degollados del clan jud¨ªo de Banu Qurayza tal vez tuvieran algo que decir en contrario, "elegido de Dios", y por tanto "infalible como gu¨ªa". Amen.
En una palabra, no es que tengamos frente a frente a la raz¨®n ilustrada y a Arist¨®teles, sino que retrocedemos a las formas de pensamiento m¨ªtico m¨¢s cargadas de irracionalidad. Para cuentos, m¨¢s vale leer Las mil y una noches, donde am¨¦n de aventuras estupendas y de una iniciaci¨®n gozosa al sexo una esclava nos ofrece una explicaci¨®n mucho m¨¢s completa de la creencia isl¨¢mica. Adem¨¢s, la intencionada maniobra de diversi¨®n, que cuenta con muchos apoyos, tiene un alto coste. Como explica a Le Monde el portavoz de ATIME, ha sido evitado todo debate a fondo sobre el islam y el fanatismo, quedando muchos espa?oles encerrados en una falsa visi¨®n de lo sucedido.
La cuesti¨®n es si a un a?o vista del 11-M estamos para permitirnos esos lujos. Las v¨ªctimas del 11-M claman por obtener una explicaci¨®n satisfactoria de lo sucedido, y habr¨ªa que responderles que m¨¢s all¨¢ de pormenores puntuales hay dos cosas claras. La primera es que el contexto, la pol¨ªtica internacional, es importante, y nada lo prueba mejor que las consecuencias del imperialismo providencialista de Bush al propiciar la instalaci¨®n en Irak de la m¨¢s feroz de las t¨¢cticas terroristas, la dise?ada por el Al-Zarqaui. No es, sin embargo, la causa del proceso de formaci¨®n y desarrollo del terrorismo isl¨¢mico, el cual responde ante todo a unas causas end¨®genas que son activadas cada vez que en la historia el predominio absoluto de la creencia se ve amenazado. En este punto hay que ahondar, tanto para que la opini¨®n p¨²blica entienda lo que ha pasado y puede pasar, como para encontrar los medios para la entrada en juego de la concepci¨®n liberal del islam (otra cosa es un islamismo disfrazado de modernidad). De ese conocimiento debe emerger una pol¨ªtica educativa y cultural dirigida a erradicar el yihadismo, por lo menos en los colectivos musulmanes que tenemos entre nosotros, dejando de lado las piruetas que eluden el tema y suscitan buena conciencia procediendo a una angelizaci¨®n del islam que nada justifica. Hay una mayor¨ªa amplia de musulmanes, como la hay de vascos, contrarios al terrorismo, pero tambi¨¦n hay minor¨ªas activas y bases ideol¨®gicas que en ambos casos lo propician. Actuar sobre las segundas resulta imprescindible. La lealtad debida a las v¨ªctimas nos obliga a profundizar en la indagaci¨®n, sin que nos detengan cortinas de humo por cuestiones terminol¨®gicas o por el espantajo de una aqu¨ª inexistente "islamofobia".
El tema concierne de modo directo a la pol¨ªtica educativa. Es el momento de reconocer que el tema de la religi¨®n es demasiado serio, y demasiado peligroso, para abandonarlo a las exposiciones de los propios docentes de cada religi¨®n. No es ya cuesti¨®n de proselitismo, sino de evitar que bajo cuerda se impartan contenidos como esa yihad de dos caras, una para enga?o del observador exterior, y otra para uso interno, o el mito de al-Andalus, por hablar s¨®lo del islam. Una historia de las religiones resulta en cambio imprescindible para formar ciudadanos en el mundo de hoy. Y para servir de ant¨ªdoto contra las creencias asesinas y contra la xenofobia.
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