Regreso al 11-M
Sucedi¨® de ma?ana. Muchos musulmanes se negaron durante mucho tiempo a aceptar la posibilidad de que las bombas en los trenes, que acabaron con 191 vidas, entre ellas las de 9 magreb¨ªes, fueran un acto organizado por extremistas autodenominados "isl¨¢micos". Aquel 11 de marzo los 10.000 musulmanes del Pa¨ªs Vasco viv¨ªamos nuestras vidas diversas, tan diversas y plurales como las de cualquier otro colectivo de esta compleja sociedad. Assabil, la asociaci¨®n musulmana vasca creada en Bilbao en 2003, difundi¨® entonces un comunicado urgente y redact¨® un art¨ªculo titulado significativamente ?Tenemos los musulmanes que hablar del 11-M? Y es que los musulmanes pretendemos alcanzar objetivos positivos de cara a esta sociedad, por lo que aquel d¨ªa sent¨ªamos que no proced¨ªa aceptar que est¨¢bamos bajo sospecha simplemente por el hecho de tener una confesi¨®n religiosa que en los ¨²ltimos a?os, sobre todo tras el 11-S, es presentada como r¨ªgida y violenta, cuando en realidad Islam significa "estar en paz con Dios", y la palabra salam ("paz" en ¨¢rabe) forma parte del vocabulario diario de nuestras oraciones, saludos y buenas intenciones.
La vida para el colectivo musulm¨¢n vasco, formado tambi¨¦n por aut¨®ctonos, aunque mayoritariamente inmigrante magreb¨ª y subsahariano, ha visto transcurrir este primer a?o tras los atentados de una forma pr¨¢cticamente impecable. No se han registrado actos de tipo racista, represalias o amenazas. Nuestras escasas y muy modestas mezquitas no han sido de ninguna manera atacadas. Y esto es algo que debemos agradecer sinceramente. No obstante, nos corresponde a los musulmanes seguir moviliz¨¢ndonos, visibiliz¨¢ndonos, para promover el mutuo conocimiento y el acercamiento de un cada vez mayor n¨²mero de ciudadanos de buena voluntad a una idea no islam¨®foba y prejuiciada de nuestra confesi¨®n religiosa. Los musulmanes en Euskadi somos un colectivo socialmente fr¨¢gil, con muy escasos recursos econ¨®micos y unas amplias necesidades concernientes a infraestructuras esenciales. Queremos favorecer el di¨¢logo intercultural e interconfesional, pero carecemos de los medios b¨¢sicos para ser interlocutores estables.
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