Cambio de talante
Entre las tareas que deber¨¢ acometer la Conferencia Episcopal, y en especial su nuevo presidente, el obispo Ricardo Bl¨¢zquez, destaca la de devolver a par¨¢metros de normalidad y respeto mutuo el di¨¢logo con el Gobierno, tras un a?o de desencuentros e incluso de reprimendas ins¨®litas en los usos diplom¨¢ticos vaticanos. En este tiempo se ha producido en las relaciones Iglesia-Estado un fen¨®meno parecido al de las relaciones con EE UU: el anterior Ejecutivo inclin¨® de modo tan acentuado la balanza a su favor que los intentos del actual de reequilibrarla han sido interpretados como gestos inamistosos. Se trata, sin duda, de un malentendido, pues no puede considerarse hostil reconducir las relaciones al ¨¢mbito del Estado aconfesional que establece la Constituci¨®n.
La duda es si la nueva c¨²pula situar¨¢ el di¨¢logo en ese ¨¢mbito o seguir¨¢ apostando por la pol¨ªtica de arrancar del Estado concesiones insostenibles. Un dato positivo, o al menos realista, es la vuelta a la comisi¨®n episcopal de ense?anza del obispo de M¨¢laga, Antonio Dorado, que negoci¨® el complicado estatus de la asignatura de religi¨®n cat¨®lica acordado con el Gobierno de Gonz¨¢lez en 1993. Y tambi¨¦n lo es que la nueva direcci¨®n de la Iglesia reconozca "un cambio de talante", aunque mantenga el programa de siempre.
En todo caso, esa supuesta actitud ha brillado por su ausencia en la reacci¨®n del nuevo presidente a la hip¨®tesis de una impugnaci¨®n de los acuerdos Espa?a-Santa Sede de 1979 por el actual Gobierno. "Tendr¨ªan que atenerse a las consecuencias", advirti¨® el obispo Bl¨¢zquez, pasando por alto que la viabilidad de tales acuerdos, nacidos durante la primera fase de la transici¨®n a la democracia, depende de su aplicaci¨®n leal y acorde siempre con la Constituci¨®n de 1978. Algo que los obispos no hacen al empe?arse en situarlos por encima de la norma b¨¢sica que rige la vida de los espa?oles cuando les reporta ventajas: en los despidos de profesores de religi¨®n al margen de las leyes del Estado, en la demanda de un estatus acad¨¦mico privilegiado de la ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica en la escuela p¨²blica o en la perpetuaci¨®n de una asignaci¨®n econ¨®mica del Estado que deja en palabras la prometida autofinanciaci¨®n.
En su discurso de apertura de la asamblea clausurada el viernes, el cardenal Rouco Varela se?al¨® que la tarea de la Iglesia "no es pol¨ªtica", y subray¨® la voluntad de la jerarqu¨ªa "de mantener unas relaciones positivas de colaboraci¨®n con las leg¨ªtimas autoridades del Estado, en el marco del ordenamiento constitucional y de los acuerdos vigentes entre Espa?a y la Santa Sede". No es un mal programa. Lo que tiene que hacer la Iglesia es cumplirlo y dejar de competir con las fuerzas pol¨ªticas o con los movimientos sociales en asuntos que incumben a ¨¦stos.
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