Para no tocar fondo
Prohibida, en todo el Mediterr¨¢neo, la pesca en aguas profundas
Aseguran los especialistas del Fondo Mundial para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (WWF) que "conocemos mejor la superficie de Marte que los fondos profundos del mar". El olvido al que est¨¢n sometidos estos remotos y extensos territorios, donde no es f¨¢cil desarrollar investigaciones cient¨ªficas, facilita la destrucci¨®n de los mismos.
Ecosistemas vulnerables y escasos, como los corales de agua fr¨ªa, est¨¢n siendo destrozados por los arrastreros de fondo que, al mismo tiempo, han originado una brusca disminuci¨®n en las poblaciones de algunas especies de inter¨¦s comercial. Las redes, en estos casos, pueden operar hasta los 2.000 metros de profundidad, donde se localizan pesquer¨ªas de crecimiento muy lento y baja tasa reproductiva, incapaces de soportar esta presi¨®n extractiva.
En las pescader¨ªas espa?olas hace tiempo que est¨¢n presentes algunas de estas especies, como rascacios, triglas, moras o brosmios, aunque el consumidor no siempre sea consciente de ello. Oceana, organizaci¨®n internacional dedicada a la protecci¨®n de los mares, revela en uno de sus ¨²ltimos informes la f¨®rmula que en Espa?a se utiliza para comercializar estos peces de profundidad: "Aquellos que tienen un aspecto m¨¢s parecido a las especies convencionales, como ocurre con el pez reloj o los alfonsinos, se venden enteros y en fresco, pero en la mayor¨ªa de las ocasiones estos peces, raros y longevos, vienen descabezados, fileteados o, incluso, elaborados, de manera que el consumidor puede comprarlos creyendo que se trata de bacalao, merluza u otras variedades m¨¢s conocidas".
Capturas mundiales
Espa?a es, junto a Rusia y Nueva Zelanda, el pa¨ªs m¨¢s activo en este tipo de pesca que, con un volumen global de unas 200.000 toneladas anuales, apenas representa el 0,2% de las capturas mundiales, por lo que f¨¢cilmente podr¨ªa eliminarse. Sin embargo, el Mediterr¨¢neo es, hasta ahora, el ¨²nico mar en donde se ha decidido prohibir la pesca en aguas profundas, decisi¨®n que la Comisi¨®n General de Pesca para el Mediterr¨¢neo (GFCM) adopt¨® a finales del pasado mes de febrero y que, si no hay objeciones por parte de los pa¨ªses miembros de este organismo, entrar¨¢ en vigor a finales de junio.
A juicio de WWF y de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza, que han aportado los estudios cient¨ªficos en los que se apoya esta decisi¨®n, la medida no repercutir¨¢ en las flotas pesqueras mediterr¨¢neas, ya que en la actualidad ¨¦stas no operan por debajo de los 1.000 metros de profundidad. M¨¢s bien la medida repercutir¨¢ favorablemente en el sector, ya que en estas aguas profundas se han localizado, por ejemplo, importantes concentraciones de gambas juveniles, "cuya salvaguarda redunda en la sostenibilidad de las pesquer¨ªas que se desarrollan a menos profundidad".
En lo que se refiere a las costas andaluzas y, en general, a las aguas m¨¢s cercanas a la comunidad, la prohibici¨®n evitar¨¢ da?os en los corales de agua fr¨ªa, formaciones que registran una elevada biodiversidad y una alta concentraci¨®n de endemismos. En todo el Mediterr¨¢neo se han localizado m¨¢s de 30 puntos en los que habitan este tipo de corales, particularmente frecuentes en el entorno de las costas espa?olas. Frente a la fachada litoral andaluza se localizan m¨¢s de una docena de estos enclaves, lo que supone cerca de la mitad de las localizaciones conocidas de corales de agua fr¨ªa.
No menos importantes son las monta?as y ca?ones submarinos, formaciones igualmente vulnerables a los arrastreros de fondo. Las primeras, al igual que ocurre con los corales, concentran una rica biodiversidad, y los segundos desempe?an una funci¨®n insustituible ya que conducen los aportes de materia org¨¢nica desde las aguas superficiales, y la plataforma continental, hasta las profundas llanuras abisales.
Al margen de la decisi¨®n adoptada por la GFCM, el Fondo Mundial para la Conservaci¨®n de la Naturaleza ha sugerido la protecci¨®n expresa, en aguas espa?olas, de algunas de estas formaciones geol¨®gicas profundas. En concreto, esta
organizaci¨®n considera que existen al menos 14 zonas que deber¨ªan mantenerse a salvo de cualquier perturbaci¨®n. Cuatro de ellas se encuentran vinculadas a las costas del sur peninsular, lo que convierte a Andaluc¨ªa en la comunidad que re¨²ne un mayor n¨²mero de monta?as y ca?ones submarinos dignos de protecci¨®n.
En la propuesta del WWF se incluyen todos los restos volc¨¢nicos submarinos y monta?as del mar de Albor¨¢n y, en concreto, las formaciones conocidas como Placer de las B¨®vedas (frente a la localidad malague?a de San Pedro de Alc¨¢ntara), banco de Chella (entre Punta Carchuna y Punta Sabinal, en la fachada litoral de Granada y Almer¨ªa), monte de Djibouti y cresta de Albor¨¢n.
sandoval@arrakis.es
La ley del mar
Las iniciativas para proteger los enclaves m¨¢s vulnerables del Mediterr¨¢neo chocan con la interpretaci¨®n que en estas aguas se hace de los convenios internacionales que regulan las actividades marinas. La Convenci¨®n del Derecho del Mar permite a los pa¨ªses ribere?os establecer una zona econ¨®mica exclusiva de 200 millas n¨¢uticas, figura que casi ninguno de los 22 pa¨ªses mediterr¨¢neos ha aplicado, dadas las peculiares caracter¨ªsticas de este mar semicerrado. De esta manera, explica la UICN, "el 80% de las aguas mediterr¨¢neas se someten al r¨¦gimen de alta mar y, por tanto, son aguas abiertas, que no pertenecen a nadie y pertenecen a todos, lo que dificulta el control de la navegaci¨®n, las actividades pesqueras o los vertidos contaminantes".
Por este motivo, el hecho de que la flota pesquera mediterr¨¢nea no opere en fondos m¨¢s all¨¢ de los 1.000 metros no garantiza la conservaci¨®n de estas aguas profundas ya que, desde hace algunos a?os, se ha multiplicado la presencia de buques industriales de pa¨ªses ajenos a esta regi¨®n que, sin ning¨²n tipo de limitaci¨®n, llegan a faenar, con t¨¦cnicas muy agresivas, a 12 millas escasas de la costa.
Tratando de remediar este problema, algunos gobiernos, como el franc¨¦s o el croata, han dise?ado figuras de protecci¨®n que permiten extender las competencias de vigilancia y control m¨¢s all¨¢ de esas escasas 12 millas que hasta ahora constituyen las ¨²nicas aguas territoriales asignadas a cada pa¨ªs. Espa?a se ha sumado a estas iniciativas mediante la creaci¨®n de una Zona de Protecci¨®n Pesquera que se extiende hasta las 49 millas n¨¢uticas.
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