El p¨¢lpito de una madre
La agitada, apasionante y agridulce vida de la familia Kasp¨¢rov

El padre de Gari K¨ªmovich Kasp¨¢rov muri¨® cuando ¨¦l ten¨ªa siete a?os. Dos m¨¢s tarde, la viuda, Clara Shagenovna, decidi¨® que el remedio para la profunda depresi¨®n de su hijo estaba en el ajedrez. Clara ten¨ªa un p¨¢lpito basado en indicios simb¨®licos o reales. Los sism¨®grafos de Bak¨² (capital de Azerbaiy¨¢n, entonces parte de la URSS) hab¨ªan registrado un peque?o terremoto el d¨ªa que naci¨® Gari, que aprendi¨® a jugar solo, a los cuatro a?os, viendo las partidas de sus padres. De modo que Clara abandon¨® su profesi¨®n de ingeniera especializada en armas autom¨¢ticas para, anunci¨®, convertir a su hijo en campe¨®n del mundo.
Esa meta era una quimera porque el elegido por el Kremlin para recuperar el honor nacional perdido por Bor¨ªs Spasski ante el estadounidense Bobby Fischer era Anatoli K¨¢rpov, un ruso blanco que se convirti¨® en h¨¦roe de masas y cuyo s¨¦quito de altos funcionarios de Mosc¨² viv¨ªan de lujo a su costa. A uno, Nikolai Krogius, hoy en EE UU, le preguntaron sobre un ni?o prodigio llamado Kasp¨¢rov y respondi¨®: "?Para qu¨¦ queremos otro campe¨®n si ya tenemos uno?".
Ser el campe¨®n era una quimera. El Kremlin hab¨ªa elegido a K¨¢rpov para recobrar el honor
La lucha entre ambos fue ¨¦pica, largu¨ªsima y salpicada de l¨ªos pol¨ªticos. El tr¨¢fico se cortaba en Mosc¨² cuando sus coches se dirig¨ªan, con sirenas, a las sedes de sus dos primeros duelos, en 1984 y 1985. El primero fue cancelado sin vencedor por el filipino Florencio Campomanes, presidente de la Federaci¨®n Internacional (FIDE), cuando K¨¢rpov, doce a?os mayor que Kasp¨¢rov, ganaba por 5-3 (se jugaba a seis victorias) tras cinco meses y con claros signos de agotamiento despu¨¦s de perder las dos ¨²ltimas partidas. El esc¨¢ndalo fue tal que mereci¨® un editorial del New York Times. Hace dos semanas, Campomanes asegur¨® que pronto aclarar¨¢ en un libro qu¨¦ padrinos le presionaron m¨¢s: los de Kasp¨¢rov eran Alex¨¢nder Y¨¢kovlev, el n¨²mero dos de Mijail Gorbachov, y Gu¨¦idar Al¨ªyev, miembro del Politbur¨® y presidente del KGB en Azerbaiy¨¢n; a K¨¢rpov le proteg¨ªa toda la vieja guardia.
Kasp¨¢rov se convirti¨® en el campe¨®n m¨¢s joven de la historia en 1985, a los 22 a?os, cuando gan¨® el segundo, en el teatro Chaikovsky, mientras el servicio de seguridad reprim¨ªa con violencia las muestras de alegr¨ªa de sus seguidores. Esa noche, en una entrevista con este diario, dijo: "Campomanes es un dictador". Se arm¨® un l¨ªo tremendo que desemboc¨® en el cisma del ajedrez, cuyas consecuencias perduran.
Kasp¨¢rov retuvo el t¨ªtulo en los tres combates siguientes con K¨¢rpov: el de Londres y Leningrado, ahora San Petersburgo (1986), el muy emocionante de Sevilla (1987) y el de Nueva York y Ly¨®n (1990). Liquidado K¨¢rpov, dedic¨® su inagotable energ¨ªa al intento de modernizar el ajedrez y equipararlo con el tenis y el golf. Pero su falta de mano izquierda, la tozudez y envidia de los dem¨¢s jugadores y la ineptitud y corrupci¨®n de la FIDE propiciaron el fracaso. Y a ¨¦l se uni¨® otro golpe doloroso: en enero de 1990 tuvo que huir de Bak¨² con su familia en un avi¨®n fletado por sus amigos de Mosc¨² mientras armenios y azerbaiyanos se mataban en las calles.
Nacionalizado ruso, Kasp¨¢rov consum¨® el cisma en 1993: ¨¦l era reconocido como el verdadero campe¨®n, tras batir al brit¨¢nico Nigel Short en 1993. En 1995 renov¨® su t¨ªtulo al derrotar al indio Viswanathan Anand en el piso 103 de una de las Torres Gemelas. Y dos a?os despu¨¦s roz¨® el sue?o m¨¢ximo de muchos rusos: durante su segundo duelo contra Deep Blue, el ajedrecista de silicio de IBM, se ve¨ªan miles de fotos suyas en Manhattan y los espectadores le jaleaban pese a que su rival jugaba bajo la bandera de EE UU. Pero perdi¨® tras un error garrafal en la ¨²ltima partida, cuya transmisi¨®n colaps¨® el servidor de Internet de IBM.
Los siguientes fueron a?os duros para El Ogro de Bak¨²: problemas personales, derrota ante su compatriota Vlad¨ªmir Kr¨¢mnik en el Mundial oficioso de 2000 y la mencionada incapacidad general para arreglar el caos de la ¨¦lite. Esto ¨²ltimo exasper¨® a Kasp¨¢rov porque ve¨ªa c¨®mo simult¨¢neamente las virtudes pedag¨®gicas del ajedrez eran cada vez m¨¢s reconocidas en los colegios de todo el mundo y c¨®mo el deporte mental se expand¨ªa por Internet.
Pero no se rindi¨® y desde 2001, sin dejar nunca de ser el n¨²mero uno de la lista semestral de la FIDE, volvi¨® a triunfar con fuerza en muchos torneos hasta que el jueves gan¨® el de Linares y anunci¨® su retirada para centrarse en el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, como nuevo adversario que batir. Dos veces separado, con dos hijos y dinero suficiente para vivir con lujo, se mete ahora en una guerra que le dar¨¢ grandes disgustos. Cuando uno quiere entenderlo, le resuenan las palabras de su madre en una entrevista en 1988: "Ser el primero siempre es muy duro. Vivir por el placer de vivir es algo que ni mi hijo ni yo comprendemos".

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
