Robert Hughes destaca la implacable e inagotable modernidad de Goya
El historiador del arte, tras sufrir un grave accidente, se reencuentra con el pintor espa?ol
El historiador y cr¨ªtico de arte Robert Hughes (Australia, 1938), residente en Nueva York, present¨® ayer en el Museo del Prado la versi¨®n espa?ola de su monograf¨ªa Goya (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores), pintor del que destaca su "implacable e inagotable modernidad". En el mismo acto, el dramaturgo Francisco Nieva coincidi¨® en se?alar la mirada de un cr¨ªtico actual desde la modernidad e incluso la posmodernidad del artista, en una visi¨®n que abarca la historia, la sociedad y la econom¨ªa de la ¨¦poca y la biograf¨ªa de Goya (Fuendetodos, 1746-Burdeos, 1828).
El escritor compara a la duquesa de Alba con Cher y cree que no pos¨® para las majas
En la sala del Prado que expone los cartones para tapices del comedor de los pr¨ªncipes de Asturias en el palacio de El Pardo, entre 1776 y 1778, y bajo el ¨®leo La cometa, Robert Hughes cont¨® su reencuentro con Francisco de Goya para poder escribir una monograf¨ªa que se le resist¨ªa. "Goya es el artista del miedo y del dolor, y no se puede entender al artista sin haber pasado una experiencia de dolor". Hughes casi pierde la vida en un accidente de coche en 1999 en una carretera del desierto de Australia occidental, del que todav¨ªa tiene secuelas en la movilidad, al utilizar silla de ruedas y bast¨®n.
"Usted es un ingl¨¦s asqueroso, demasiado tonto y d¨¦bil, y no va a conseguir escribir un libro sobre m¨ª", cuenta Hughes con humor que le dec¨ªa Goya en los momentos de pesadilla y alucinaciones durante las distintas operaciones quir¨²rgicas de los huesos destrozados. "Soy cabezota por naturaleza y aprovech¨¦ esta entrevista para decidir escribir el libro. Goya era un cabr¨®n, pero yo soy muy burro. La verdad es que es incre¨ªble las cosas que ocurren bajo el efecto de sedantes. Cuando so?aba con Goya estaba rodeado de majos, m¨¢s crueles que el pintor, que me aplicaban los clavos y la pr¨®tesis en mi pierna derecha".
En lugar de una "revelaci¨®n espiritual", Robert Hughes decidi¨® escribir Goya a partir de reflexiones durante 45 a?os como cr¨ªtico de arte y el conocimiento de su obra y de su ¨¦poca. Desde los a?os sesenta ha entrado en la historia del arte del siglo XX con los ensayos El impacto de lo nuevo y Visiones de Am¨¦rica; en la tr¨¢gica historia de Australia, en La costa fat¨ªdica; en el arte y la arquitectura de una ciudad, Barcelona, y de Estados Unidos, La cultura de la queja, y los art¨ªculos en la revista Time en A toda cr¨ªtica, libros que en Espa?a han publicado Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores y Anagrama.
Hughes ley¨® en espa?ol un texto para mostrar su placer por encontrarse en el Prado ("en mi pr¨®xima reencarnaci¨®n quiero ser un rat¨®n que pueda correr por las salas del museo") y hablar sobre Goya a los espa?oles. "Goya no es propiedad exclusiva de Espa?a y no s¨®lo pertenece al mundo entero sino al mundo moderno. Es el ¨²nico artista de una ¨¦poca que contempla escenas de dolor y crueldad, como en las 80 planchas de Los desastres de la guerra, asiste a fusilamientos y visita los bajos fondos". El Goya moderno inspira a Manet, Dal¨ª, Bu?uel, Picasso ("siempre temi¨® la comparaci¨®n"), Guston y Motherwell. "En el conflicto humano, Goya estaba al lado de las v¨ªctimas, y tanto comet¨ªan atrocidades los espa?oles como los franceses. Odiaba la guerra en s¨ª misma, m¨¢s inclinado hacia la piedad que a la venganza. Han pasado 200 a?os y hemos sido incapaces de olvidar lo que vio. Creo que sent¨ªa la historia, con la creencia de que hablaba de la historia en sus pinturas".
El escritor piensa en un Goya ilustrado y liberal, "un marxista incipiente", que describe al "populacho" entre brujas y diablos, sus ambiciones sociales, el pueblo conservador en la Espa?a borb¨®nica y el abismo entre la cultura popular y la ¨¦lite. A?ade el Madrid popular, los toros, el teatro, el c¨®digo de honor y el majismo, como se retrat¨® a los 46 a?os, el dramatismo de unas obras que se mueven entre el universo ilustrado y el del pueblo, y la naturaleza humana que reflejan las pinturas negras, que son "lo que somos nosotros".
Hughes consider¨® "absurda" la teor¨ªa de que Goya no realiz¨® las pinturas negras y ofreci¨® algunas interpretaciones personales que desarrolla en el libro. Una de ellas se refiere al retrato de la familia de Carlos IV, que ha vuelto a ver en el Prado, que no considera como un "acto sat¨ªrico" de un pintor de c¨¢mara que plantea el retrato como una caricatura de los personajes. "En realidad es un acto de homenaje".
Tampoco identifica a la duquesa de Alba como modelo para la maja vestida y la maja desnuda. "No hay evidencia de que Goya se tirase a la duquesa de Alba, y tampoco hay duda de que estaba loco por ella. Un viajero franc¨¦s lleg¨® a decir que no hab¨ªa un solo pelo que no incitase al deseo. Era una mujer estupenda, guapa y a la moda, que se parec¨ªa a la cantante Cher, y lo m¨¢s probable era que contratara a prostitutas para que posaran. No es probable que posara la duquesa desnuda en su casa y la moral de entonces no era como la de Inglaterra. Nos hubiera encantado esta historia rom¨¢ntica que nunca ocurri¨®".
En la presentaci¨®n, Francisco Nieva dijo que Hughes hab¨ªa escrito un "estupendo y entra?able" libro, en un profundo trabajo de s¨ªntesis, que le recordaba su adolescencia cuando descubre los Caprichos y se convierte en goyesco y moderno (como Almod¨®var tambi¨¦n).
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