Los cient¨ªficos estudian terremotos en la Luna con datos recogidos en los a?os 70
Para hacer honor a lo de que "una buena investigaci¨®n lleva su tiempo", los cient¨ªficos acaban de descubrir m¨¢s de cien terremotos que se produjeron en la Luna hace tres d¨¦cadas. Con tecnolog¨ªas modernas, varios grupos de investigadores han exhumado datos de los alunizajes del programa Apolo y los han estudiado m¨¢s detenidamente para comprender mejor de qu¨¦ est¨¢ hecha la Luna y por qu¨¦ tiembla su interior. Yosio Nakamura, geof¨ªsico de la Universidad de Texas, era uno de los cient¨ªficos que analizaron los sism¨®grafos en la d¨¦cada de los setenta y sigue trabajando con ellos.
Las naves lunares de los Apolo 11 al 16 llevaban sism¨®grafos, el mismo tipo de instrumento que mide los terremotos en la Tierra, dise?ados para ser dejados en la Luna cuando se marcharan los astronautas y seguir enviando datos despu¨¦s. El Apolo 11 dej¨® un prototipo que fall¨® un mes despu¨¦s, y el Apolo 13, nunca lleg¨® a la superficie lunar. Pero los otros cuatro sism¨®grafos (Apolo 12, 14, 15 y 16) registraron unos 12.500 movimientos s¨ªsmicos hasta 1977, cuando la NASA desconect¨® la red.
La Luna temblaba cuando recib¨ªa el impacto de peque?os meteoritos. Se produjeron temblores cuando componentes desechados de las naves Apolo chocaron contra la superficie lunar. Los sism¨®grafos tambi¨¦n registraron 28 terremotos superficiales en ocho a?os, el mayor de una magnitud en torno a 5,0. Pero fueron inesperados, y todav¨ªa no se comprenden muy bien, los numerosos temblores min¨²sculos que se produjeron en un promedio de varios al d¨ªa a mucha m¨¢s profundidad, entre 800 y 1.200 kil¨®metros, aproximadamente a medio camino del centro de la Luna. "Esa profundidad es superior a la de cualquier terremoto que vemos en la Tierra", explica Catherine L. Johnson, geof¨ªsica del Instituto Scripps de Oceanograf¨ªa (California). "Esto apunta la posibilidad de que el centro de la Luna sufra fracturas".
Los sism¨®grafos de la Luna reflejaron movimientos pr¨¢cticamente id¨¦nticos una y otra vez, lo cual indica que ciertas zonas del interior de ese cuerpo se romp¨ªan repetidamente. Nakamura y otros cient¨ªficos contabilizaron 108 de esas regiones, que denominaron nidos. El ¨ªndice de terremotos parec¨ªa aumentar y disminuir cada 27 d¨ªas, el tiempo que tarda la Luna en dar la vuelta a la Tierra, lo cual da a entender que se deben a la fuerza de marea. Pr¨¢cticamente todos los terremotos profundos se originaron en la cara visible de la Luna. Eso significaba que, o bien la estructura de la cara oculta es distinta y no sufre terremotos, o bien que s¨ª ocurren, pero las ondas se disipan al topar con un n¨²cleo todav¨ªa l¨ªquido.
Esa fue la conclusi¨®n, insatisfactoria, de los primeros estudios de Nakamura hace 20 a?os. En aquel momento tampoco pudo averiguar el origen de m¨¢s de 9.000 de las 12.500 incidencias registradas en los sism¨®grafos. La dificultad resid¨ªa entonces en las limitaciones de los ordenadores. Los cuatro sism¨®grafos de la Luna eran avanzados para su ¨¦poca: registraban los datos digitalmente y los transmit¨ªan a la Tierra en tiempo real. Pero los ordenadores eran incapaces de procesar tanta informaci¨®n. Nakamura y sus colegas imprim¨ªan los datos en rollos de papel, luego identificaban visualmente los terremotos.
Ahora ha vuelto a analizar las 9.000 incidencias no identificadas usando ordenadores modernos. En un estudio publicado el mes pasado en The Journal of Geophysical Research, Nakamura dice que 5.885 de ellos resultaron ser terremotos profundos y que hab¨ªa localizado unos 250 nidos nuevos. S¨®lo se hallaron unos pocos nidos en la cara oculta.
Mientras tanto, Johnson y Renee C. Bulow, tambi¨¦n han hecho una criba de los datos s¨ªsmicos originales en busca de huellas de peque?os terremotos lunares que se podr¨ªan haber pasado por alto al escrutar los listados de papel. El mayor de los nidos de terremotos lunares del cat¨¢logo de Nakamura presentaba 323 incidencias. Johnson y Bulow descubrieron 101 terremotos m¨¢s en ese nido; ellos presentaron sus resultados el pasado diciembre en una reuni¨®n de la American Geophysical Union.
Amir Khan, geof¨ªsico de la Universidad de Copenhague, tambi¨¦n ha aplicado t¨¦cnicas de an¨¢lisis modernas a los terremotos lunares y ha llegado a la conclusi¨®n de que la corteza lunar tiene un grosor de unos 40 kil¨®metros, un 25% m¨¢s delgada de lo que se cre¨ªa anteriormente. Bas¨¢ndose en la velocidad de las ondas s¨ªsmicas, Khan concluye que el interior de la Luna es considerablemente distinto al del manto de la Tierra, con mayores concentraciones de aluminio y silicio y unas cantidades inferiores de magnesio y hierro.
Eso coincidir¨ªa con la idea actual de que la Luna no se form¨® a la vez que la Tierra, en cuyo caso ambas tendr¨ªan una composici¨®n similar. Pero incluso con los ordenadores arrancando nuevas respuestas a los viejos datos, la mayor esperanza para aprender m¨¢s sobre la Luna ser¨ªa una nueva red de sism¨®grafos, sobre todo en su cara oculta.
? The New York Times
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