Radiograf¨ªa de un pa¨ªs
Esperada, y postergada, segunda realizaci¨®n del director de la aclamada Solas, Habana blues resulta ser un curioso, bien que productivo cruce entre filme musical backstage, es decir, esa variante cl¨¢sica que muestra la preparaci¨®n de un espect¨¢culo, las tensiones y los inconvenientes que hay que superar hasta el d¨ªa del estreno, y drama con fuertes tintes realistas, casi un documental sobre el d¨ªa a d¨ªa habanero. Del choque de ambas estructuras surge un filme colorido y lleno de vida, una especie de radiograf¨ªa de urgencia de una ciudad que es un pa¨ªs, que es tambi¨¦n, ay, el estado de cosas de una maltratada ilusi¨®n colectiva.
Zambrano, que se hizo cineasta en la cubana escuela de San Antonio de los Ba?os, ha recordado estos d¨ªas que le deb¨ªa a su pa¨ªs de (provisoria) adopci¨®n un homenaje, que lo es, ante todo, a sus gentes. Porque m¨¢s all¨¢ de la m¨²sica, que es uno de los grandes reclamos del filme (y que es extraordinaria: hay que ver qu¨¦ creatividad muestran, contra viento y marea, estos j¨®venes cubanos cuando se ponen a hacer su m¨²sica), lo que importa es lo otro, el mostrar c¨®mo van capeando el temporal que se les vino encima, y desde hace tanto tiempo, los cubanos de a pie.
HABANA BLUES
Direcci¨®n: Benito Zambrano. Int¨¦rpretes: Alberto Joel Garc¨ªa. Roberto Sanmart¨ªn, Yeilene Sierra, Tom¨¢s Cao, Marta Calv¨®, Roger Pera. G¨¦nero: drama musical. Cuba-Espa?a-Francia, 2005. Duraci¨®n: 115 minutos.
Sue?os de superaci¨®n
En este sentido, Habana blues ahonda, m¨¢s que en los caminos abiertos por una pel¨ªcula que se le parece, Buena Vista Social Club, de Wim Wenders, los que ha practicado otra que se le parece a¨²n m¨¢s, Suite Habana, de Fernando P¨¦rez. Porque aqu¨ª la c¨¢mara se sit¨²a junto a quienes malviven en La Habana, de quienes cuidan m¨¢s all¨¢ de toda l¨®gica sus sue?os de superaci¨®n en medio de una realidad despiadada o simplemente chata.
Y la visi¨®n que se desprende del filme de Zambrano es la de una Cuba partida en dos, menos por razones pol¨ªticas o ideol¨®gicas que justamente por esos sue?os incumplidos, que en muchos casos (y hay uno, y central, en el filme) se limitan a una fuga, con todos los peligros por delante, en busca del para¨ªso de Miami y los anticastristas. Una Cuba controlada por una burocracia que se comporta con una ceguera manifiesta.
Zambrano muestra esta realidad con un ojo en las peripecias de sus personajes y con el otro muy atento a la m¨²sica. Y hay que convenir que este segundo aspecto es, con mucho, lo mejor de una funci¨®n que, en ocasiones, se antoja demasiado fr¨¢gil en lo que hace a los personajes, mientras en otros no puede dejar de recurrir a ciertos estereotipos que, como tales, tambi¨¦n existen por aquellos paralelos. Aunque el resultado es un filme abierto y franco, lleno de colorido y tambi¨¦n de denuncia; una mezcla aparentemente desconcertante pero en el fondo franca, abiertamente compartible.
Babelia
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