El diplodocus no podr¨¢ m¨¢s
Aceptamos la corrupci¨®n como un impuesto. Un estudio mundial la sit¨²a en un 10% de media de los gastos del Estado, es en cualquier pa¨ªs una enorme riqueza. Una ONG que se llama Transparencia Internacional ha hecho el c¨¢lculo en la construcci¨®n: el valor de adquisici¨®n incluye esa medida de soborno. De delito; un delito cualificado porque la corrupci¨®n es cosa de la autoridad. El presentador en Espa?a del c¨¢lculo dice que "las empresas occidentales son responsables porque se apoyan en estructuras corruptas"; y la corrupci¨®n "es la versi¨®n moderna de la pobreza". Se dice que es un mal de las democracias; tambi¨¦n se dec¨ªa antes que si las democracias se corrompen, los dictaduras se corrompen absolutamente. Est¨¢n hoy los datos de Pinochet: 125 cuentas en el mundo. Dinero de robos a mano armada y arma disparada.
Es mucho mejor que nos roben los dem¨®cratas. Quiz¨¢ los del t¨²nel del metro barcelon¨¦s, puede que los blanqueadores de Marbella, con cientos de cuentas en los bancos del mundo. Ah, salen los bancos defendi¨¦ndose: no hacen m¨¢s que guardar, y si algo hay extra?o pueden dec¨ªrselo a la autoridad. Pero no s¨¦ si la palabra corrupci¨®n corresponde a algunas actividades que contribuyen a la pobreza. Los bancos, ahora, cobran una comisi¨®n alta a quienes obtengan dinero de las cajas autom¨¢ticas. Es una novedad que se anuncia al tiempo que los balances de beneficios inmensos. El r¨¦gimen econ¨®mico en el que vivimos consiste no en evitar p¨¦rdidas, sino aumentar ganancias en los que ya ganan. Es una definici¨®n, de ninguna manera una acusaci¨®n, digo con cierta inquietud. Y pienso, sin saber nada de econom¨ªa, que algo tendr¨¢ un fin: cuando no queden m¨¢s pobres, y no se puedan importar mendigos del extranjero porque ya ese extranjero no quede (?frica, el caladero m¨¢s pr¨®ximo, se est¨¢ acabando).
(Cuento a veces la par¨¢bola del diplodocus: el animal m¨¢s fuerte y menos atacable de la tierra crec¨ªa y crec¨ªa, y ten¨ªa que alimentarse de las hierbas y los ¨¢rboles; la fauna herb¨ªvora se fue agotando. Y el diplodocus ya ten¨ªa que comer las 24 horas del d¨ªa, incluso dormido; hubo un momento en que necesitaba m¨¢s y m¨¢s horas para alimentarse, pero ya no hab¨ªa m¨¢s en el d¨ªa. El que m¨¢s se com¨ªa todo, lo suyo y lo de los dem¨¢s, muri¨® de hambre por falta de tiempo para comer m¨¢s).
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