Asesinos y prohombres
El diablo en la ciudad blanca reconstruye el periplo vital de dos hombres que, seg¨²n su autor, encarnaban dos de los elementos "de la gran carrera de los Estados Unidos hacia el siglo XX": Daniel Hudson Burnham, el arquitecto jefe de la Feria Universal de Chicago de 1893, y Henry H. Holmes, un asesino psic¨®pata que, amparado en el bullicio que acompa?¨® al acontecimiento, mat¨® a decenas de personas, en su mayor¨ªa mujeres j¨®venes, en los s¨®tanos de su casa, donde hab¨ªa instalado para ese prop¨®sito salas de tortura, c¨¢maras de gas y hornos crematorios. Aunque ambos personajes son reales y Larson recrea sus pasos con abundante documentaci¨®n, desde el principio queda claro que su intenci¨®n va m¨¢s all¨¢ de la meramente historiogr¨¢fica. As¨ª lo declara ¨¦l mismo, no sin cierta ampulosidad, en el pr¨®logo: "Este libro trata de la evanescencia de la vida, y de por qu¨¦ hay hombres que optan por ocupar su breve cupo de tiempo en perseguir lo imposible, mientras otros se dedican a generar tristeza. En ¨²ltima instancia, es una historia sobre el conflicto ineluctable entre el bien y el mal". No otro sentido tendr¨ªa, por lo dem¨¢s, haber reunido en un volumen dos personajes tan distintos, uno encarnaci¨®n del mal m¨¢s inexplicable y el otro de los sue?os de progreso de finales del siglo XIX, ni haberle dado al libro un sesgo tan narrativo mediante la alternancia de los cap¨ªtulos dedicados a uno y a otro. Lo cierto, sin embargo, es que entre la frase citada del pr¨®logo y otra del ep¨ªlogo que abunda en la misma idea ("la yuxtaposici¨®n del orgullo y la m¨¢s insondable maldad me pareci¨® un buen modo de profundizar en la condici¨®n humana y sus ambiciones"), lo que media es un texto de cerca de seiscientas p¨¢ginas que, si bien retrata con abundancia de pinceladas la atm¨®sfera, entreverada de suciedad y ansias de grandeza, del Chicago de la revoluci¨®n industrial, no consigue en cambio levantar el vuelo literariamente. La organizaci¨®n del material narrativo est¨¢ descompensada, con partes que resultan excesivamente morosas junto a otras que pecan de lo contrario, y, lo que es m¨¢s grave, el engarce de los dos polos representados por Burnham y Holmes resulta francamente deficitario, sin que, m¨¢s all¨¢ de lo obvio, acabe por dibujarse esa indagaci¨®n en la condici¨®n humana que el autor declara su prop¨®sito principal. Por si fuera poco, ni siquiera est¨¢ bien definida la opci¨®n estil¨ªstica, como demuestra que la sobrecarga de citas para no desviarse de la verdad hist¨®rica conviva con escenas de pura recreaci¨®n novelesca, como las descripciones de los asesinatos de Holmes. El resultado es un libro de consumo t¨ªpicamente norteamericano, de esos que se cierran con una interminable lista de agradecimientos, algunos de ellos sonrojantes, como all¨ª donde Larson declara su deuda con el departamento de marketing de su editorial, y lo que produce extra?eza es verlo publicado en Espa?a por una editorial de pasado tan literario como Lumen.
EL DIABLO EN LA CIUDAD BLANCA
Eric Larson
Traducci¨®n de Jofre
Homedes Beutnagel
Lumen. Barcelona, 2005
581 p¨¢ginas. 23 euros
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