?Fracaso de la diplomacia?
Los europeos se preguntan la raz¨®n de que Washington no se siente a la mesa de las conversaciones multilaterales con Ir¨¢n para ayudar a llegar a un acuerdo sobre el programa nuclear de ese pa¨ªs. La Administraci¨®n de Bush, se?alan, ha estado involucrada en conversaciones multilaterales con Corea del Norte sobre el tema de sus ambiciones nucleares. Estados Unidos no mantiene relaciones diplom¨¢ticas formales con Ir¨¢n, reconocen, pero tampoco con Corea del Norte. ?Es que EE UU no comparte el inter¨¦s apremiante de sus amigos europeos en encontrar una soluci¨®n diplom¨¢tica al pulso mantenido con Teher¨¢n? ?Por qu¨¦ trata Washington de una forma a Corea del Norte y a Ir¨¢n de otra? A medida que se intensifican las tensiones entre Ir¨¢n y Occidente, es probable que aumenten los llamamientos a Washington desde Londres, Par¨ªs y Berl¨ªn y que adquieran un mayor tono de urgencia. No supondr¨¢ una gran diferencia, aunque una pol¨ªtica m¨¢s amplia est¨¦ bien coordinada, porque Washington espera que fracase la estrategia diplom¨¢tica de Europa.
Washington contempla opciones que incluir¨ªan un ataque selectivo a instalaciones iran¨ªes
La Administraci¨®n de Bush tiene escasa confianza en que cualquier acuerdo firmado con los mul¨¢s pueda detener los planes nucleares de Ir¨¢n. Con los recientes comentarios del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, acerca de que Rusia no cree que Ir¨¢n quiera armas nucleares y el veto pr¨¢cticamente seguro de China a cualquier resoluci¨®n del Consejo de Seguridad para imponer sanciones, Ir¨¢n cree que saldr¨¢ ganando. Teher¨¢n no est¨¢ por la labor de compartir un gordo que est¨¢ claramente abocado a ganar. ?sos son los c¨¢lculos de la Casa Blanca. El equipo de Bush se siente preparado para el fracaso de los esfuerzos diplom¨¢ticos. Y no es porque crea que el Consejo de Seguridad de la ONU impondr¨¢ despu¨¦s sanciones. El reciente "memor¨¢ndum de entendimiento" de Pek¨ªn con Ir¨¢n por la venta a China de gas natural iran¨ª por valor de 53.000 millones de euros deja claro para todo el mundo en qu¨¦ direcci¨®n ir¨ªa dicho voto de la ONU. Estados Unidos est¨¢ preparado para que fracasen los esfuerzos diplom¨¢ticos porque cree tener otras opciones en Ir¨¢n, que llegar¨ªan a incluir un ataque a¨¦reo selectivo de EE UU o Israel a las instalaciones nucleares iran¨ªes. Ir¨¢n no est¨¢ a¨²n en situaci¨®n de ofrecer una respuesta nuclear a un ataque de este tipo. Si se considera que fracasan los esfuerzos diplom¨¢ticos, Washington se sentir¨¢ m¨¢s libre para tomar el asunto en sus manos. As¨ª es como cree la Casa Blanca que puede tener la ¨²ltima palabra.
Corea del Norte tiene, casi con toda seguridad, capacidad para una respuesta nuclear. ?sta es la raz¨®n de que Corea del Norte sea un caso distinto. Es m¨¢s, aunque Pyongyang no tuviera una fuerza disuasoria nuclear, la capital de Corea del Sur entra completamente en el radio de acci¨®n de un devastador ataque convencional. As¨ª pues, la Casa Blanca ve pocas opciones reales para hacer frente a Kim Jong II. La ¨²nica influencia real sobre Pyongyang la tiene China, y los c¨¢lculos de Pek¨ªn son que es mejor vivir con una Corea del Norte nuclear que elevar la presi¨®n al r¨¦gimen de Kim de tal forma que los refugiados norcoreanos afluyan en masa a la frontera con China y pongan un nuevo problema en el regazo de Pek¨ªn. La Casa Blanca espera que las conversaciones multilaterales con Corea del Norte fracasen con la misma seguridad con que lo har¨¢n las conversaciones con Ir¨¢n. Pero, a falta de un mejor desenlace realista, el hecho de sentarse a la mesa con Corea del Norte le permite a la Administraci¨®n de Bush ganar un poco de tiempo, tiempo suficiente para la posibilidad remota de que Corea del Norte se hunda por su propio peso antes de que expanda m¨¢s tecnolog¨ªa peligrosa o, por lo menos, tiempo suficiente para pasarle el enojoso problema del programa nuclear de Corea del Norte a la siguiente Administraci¨®n. La presencia estadounidense en las conversaciones multilaterales contribuye a aplazar el d¨ªa del ajuste de cuentas. El problema de este planteamiento es que los norcoreanos est¨¢n al acecho. La negativa a sentarse con Ir¨¢n mientras se ofrece la negociaci¨®n con Corea del Norte le dice a Kim que tiene toda la influencia que necesita para esperar la soluci¨®n que desea: un respiro para construir el arsenal nuclear que Kim cree que garantizar¨¢ su seguridad y para exportar m¨¢s tecnolog¨ªa nuclear a cambio de m¨¢s moneda fuerte.
Entonces, ?qu¨¦ es lo m¨¢s probable que suceda a continuaci¨®n? El objetivo declarado de Washington en Corea del Norte -la desnuclearizaci¨®n completa, verificable e irreversible (CVID, siglas en ingl¨¦s) del r¨¦gimen- es inalcanzable. No se trata simplemente de que Corea del Norte tenga todas las razones para aferrarse a su programa nuclear, sino que es la ¨²nica baza de negociaci¨®n que posee. La raz¨®n m¨¢s clara por la que Corea del Norte no firmar¨¢ voluntariamente el final de su programa es que las fastidiosas inspecciones exigidas para llevar a la pr¨¢ctica la desnuclearizaci¨®n completa, verificable e irreversible, son incompatibles con la capacidad de Kim de controlar a su pueblo. El permitir que los inspectores internacionales vayan donde les plazca en Corea del Norte y se comuniquen con quien les parezca es para Kim un paso demasiado peligroso.
No hay zanahorias lo bastante dulces ni palos lo bastante afilados como para que Washington consiga lo que quiere de Pyongyang, pero alinear los intereses de Washington con los de China y Corea del Sur podr¨ªa ser otro tema. Los vecinos de Corea del Norte quieren estabilidad y temen la inestabilidad. El prometer la primera y amenazar la segunda entra dentro de las facultades de Washington, que puede dar su palabra a China y Corea del Sur de que proporcionar¨¢ a Corea del Norte alimentos, combustible y ayuda humanitaria, y no pedir a Pyongyang absolutamente nada a cambio. Los otros Estados involucrados en las conversaciones multilaterales deben prometer a cambio apoyar una aplicaci¨®n en¨¦rgica de la cuarentena a Corea del Norte para garantizar que los norcoreanos, ya equipados con armas nucleares, no puedan comprar ni vender materiales nucleares. La cuarentena es la ¨²nica opci¨®n eficaz que le queda a Washington. En cuanto a Ir¨¢n, es muy posible que la Administraci¨®n de Bush crea que su mejor opci¨®n es, en ¨²ltima instancia, un ataque quir¨²rgico estadounidense o israel¨ª. Si los servicios de espionaje de EE UU o de Israel creen que pueden identificar y atacar las instalaciones nucleares clave iran¨ªes hay muchas posibilidades de que lo intenten. Un ataque de este tipo parece cada vez m¨¢s probable para finales de este a?o o comienzos de 2006.
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