"Legalizar la prostituci¨®n es legalizar la violencia contra las mujeres"
La camboyana Somaly Man, premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n Internacional (1998), rescata de los burdeles de su pa¨ªs a decenas de mujeres obligadas a prostituirse. Una lucha desigual, porque por cada una que se recupera y se integra en la sociedad, muchas m¨¢s son capturadas por las redes nacionales o internacionales dedicadas a la trata de mujeres. Parece un trabajo in¨²til, pero es necesario. Como en el mito de Pen¨¦lope, ella y su organizaci¨®n, Afesip (en franc¨¦s Agir pour les femmes en situation pr¨¦caire-Acci¨®n para las mujeres en situaci¨®n precaria), reconstruyen vidas, a¨²n a riesgo de que otros deshagan su trabajo. As¨ª ocurri¨® en diciembre de 2004, cuando 91 mujeres de un centro suyo en Camboya fueron raptadas a plena luz por unos treinta hombres armados. Desde entonces no se sabe nada de ellas; nadie ha sido detenido, no hay culpables. Somaly, de 34 a?os, ha vuelto a Espa?a para lanzar la campa?a 91 mujeres y pedir ayuda a la Uni¨®n Europea.
"Esperamos que el nuevo Gobierno espa?ol nos ayude. No podemos esperar"
"Me gustar¨ªa que quienes practican el 'turismo sexual' pensaran en sus hijas"
Pregunta. El asalto a su centro ha sido un duro golpe y un precedente peligroso. ?Se sienten vulnerables?
Respuesta. Sentimos inseguridad, y no s¨®lo nosotros, tambi¨¦n otras organizaciones que combaten el tr¨¢fico de mujeres y ni?os, pero contamos con apoyos, tanto en Camboya como en el campo internacional. He venido a Espa?a a pedir ayuda.
P. El rapto de las 91 mujeres de un centro de acogida como Srey Khan sorprendi¨® a todos. ?Por qu¨¦ no las protegi¨® la polic¨ªa?
R. Llamamos a la polic¨ªa y, como no llegaba, yo misma fui a buscar ayuda a la jefatura. La situaci¨®n era muy tensa. El centro estaba rodeado de hombres armados, con coches, y algunos de ellos parec¨ªan militares. Mientras iba a pedir ayuda, el centro fue asaltado. Me llamaron y, cuando volv¨ª, me encontr¨¦ a todos lo que permanec¨ªan all¨ª en un estado de conmoci¨®n: se hab¨ªan llevado a 91 mujeres, hab¨ªan producido destrozos. La polic¨ªa apareci¨® 20 minutos despu¨¦s, y adujo que se hab¨ªan quedado sin gasolina.
P. ?Se ha roto la colaboraci¨®n entre Afesip y el Gobierno camboyano? ?Hay voluntad de atajar la trata de mujeres?
R. El Gobierno colabora, hay una legislaci¨®n que se est¨¢ aplicando. Pero no es f¨¢cil. Los problemas vienen de gente involucrada en la corrupci¨®n que tiene mucho poder. La Comisi¨®n interministerial dedicada a investigar el ataque ha determinado que los asaltantes eran familiares de las chicas y que ellas quer¨ªan salir. Hay jueces y funcionarios que tienen miedo. Me dicen: 'Ni yo puedo ayudarte'. La fiscal que m¨¢s se ha ocupado del caso ha sido destituida. Hay muchos obst¨¢culos.
P. El 13 de febrero, el Parlamento europeo conden¨® el ataque y pidi¨® al Gobierno camboyano que garantice su seguridad y que ratifique el Protocolo de las Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata de de personas. ?Qu¨¦ espera de la Uni¨®n Europea?
R. Puede condicionar las ayudas a que haya transparencia y buen gobierno. Francia y Espa?a pueden hacer mucho. Esperamos que el nuevo Gobierno espa?ol nos ayude. No podemos esperar. Necesitamos tambi¨¦n la ayuda de la sociedad civil. Pedimos que apoyen el manifiesto de nuestra p¨¢gina web (www.91mujeres.org). Necesitamos socios para apoyar nuestra labor.
P. Suele mostrarse muy cr¨ªtica con los que rechazan el tr¨¢fico de mujeres pero apoyan la legalizaci¨®n de la prostituci¨®n.
R. No se puede desvincular una cosa de otra, porque el tr¨¢fico es una consecuencia de la oferta y la demanda que rige el negocio de la prostituci¨®n. La legalizaci¨®n promueve el tr¨¢fico, como se ha visto en Holanda. En cambio, en Suecia, con una legislaci¨®n exigente, ha deca¨ªdo. La prostituci¨®n va en contra de la dignidad de las mujeres. Legalizarla es legalizar la violencia contra las mujeres.
P. Cree uste que los occidentales que practican el llamado turismo sexual no son conscientes a menudo de que pueden estar alimentando la industria del sexo.
R. S¨ª. Me gustar¨ªa que pensaran en sus hijas. Me indigna que crean que ayudan a esas mujeres. Dicen: 'Dejo mucho dinero'. Esta pr¨¢ctica crece en el sudeste asi¨¢tico (Tailandia, Indonesia, Filipinas, Malasia, etc¨¦tera) y en Am¨¦rica Central. Unos 30.000 espa?oles viajan al a?o con este fin a Latinoam¨¦rica.
P. Despu¨¦s de tanto tiempo de lucha, ?qu¨¦ mensaje falta por lanzar?
R. Estoy cansada de repetir lo mismo. Me escuchan con atenci¨®n, pero no siempre act¨²an. Para luchar contra el crimen organizado trasnacional, hay que hacerlo de forma coordinada, exigiendo la extraterritorialidad del delito.
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