200 investigadores Ram¨®n y Cajal aguardan una salida al plan para recuperar 'cerebros'
Inquietud entre los 40 cient¨ªficos de alta cualificaci¨®n que acaban contrato en 2006
A Carmina Ram¨ªrez, especialista en Qu¨ªmica Org¨¢nica, le parece pretencioso hablar de investigadores de ¨¦lite. Prefiere referirse a los contratados por el programa Ram¨®n y Cajal como "investigadores de larga trayectoria, formados en los mejores centros de investigaci¨®n del mundo, algunos de los cuales han publicado en revistas como Science, o como Nature". Y a?ade: "Somos personas que hemos demostrado ser luchadoras, saber sobreponernos a las adversidades. Los Ram¨®n y Cajal no somos un problema; somos un regalo".
En Espa?a hay m¨¢s de 2.000 investigadores adscritos al Ram¨®n y Cajal. Dos centenares, en suelo valenciano. La mayor¨ªa (152) trabajan en las cinco universidades p¨²blicas.
El programa naci¨® en 2001 y fue presentado entonces como una f¨®rmula para recuperar cerebros. Aquel anuncio se tradujo despu¨¦s en una iniciativa m¨¢s modesta: cinco a?os de contrato cuya financiaci¨®n corr¨ªa a cargo del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa y de los centros de investigaci¨®n.
La primera generaci¨®n del programa Ram¨®n y Cajal termina contrato el a?o que viene. Un l¨ªmite que afecta, al menos, a 40 valencianos. Acostumbrados a la incertidumbre, los cient¨ªficos aguardan una salida laboral estable que pasa por un acuerdo entre la Consejer¨ªa de Empresa, Universidades y Ciencia y los centros acad¨¦micos.
El PSOE hizo bandera de la consolidaci¨®n del sistema espa?ol de ciencia y tecnolog¨ªa antes de ganar las elecciones generales de 2004. Y los Ram¨®n y Cajal representan una pieza notable en el terreno del capital humano.
En diciembre, el secretario general de Pol¨ªtica Cient¨ªfica del Ministerio de Educaci¨®n, Salvador Barber¨¢, anunci¨® en Valencia la puesta en marcha de un plan para fomentar la contrataci¨®n estable de 300 investigadores al a?o. Una decisi¨®n que afecta directamente a los Ram¨®n y Cajal.
El plan requiere involucrar a las universidades, a otros centros de investigaci¨®n y tecnol¨®gicos dependientes de las comunidades aut¨®nomas, y a los Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n (OPIS).
El Ministerio de Educaci¨®n financiar¨ªa en principio los tres primeros a?os de contrato, que deber¨ªan ser indefinidos. Los organismos receptores, aquellos en los que los investigadores trabajan, deber¨ªan hacerse cargo de la financiaci¨®n a partir de ese momento.
Algunas comunidades aut¨®nomas ya han anunciado su intenci¨®n de absorber por esta v¨ªa a los Ram¨®n y Cajal. La m¨¢s relevante, por la rotundidad del compromiso y el n¨²mero de investigadores (unos 490), es la catalana. El consejero de Universidades, Carles Sol¨¤, asegur¨® el 18 de febrero que "Catalu?a no quiere ni debe prescindir de este colectivo" porque necesita "m¨¢s investigadores como ellos, tan bien cualificados".
Animados por el ejemplo, los Ram¨®n y Cajal valencianos se reunieron el pasado mi¨¦rcoles con el director general de Investigaci¨®n y Transferencia Tecnol¨®gica, Jes¨²s Pastor.
El resultado de la reuni¨®n, se?alan algunos de los asistentes, no parece tranquilizador. Pastor confirm¨® a los Ram¨®n y Cajal el total inter¨¦s de la Generalitat en que contin¨²en trabajando en los centros valencianos. Y les comunic¨® que el Consell ha aceptado el plan de incentivaci¨®n propuesto por el ministerio. Pero no hubo compromisos concretos. La Consejer¨ªa de Empresa, Universidad y Ciencia negocia con las universidades qui¨¦n y c¨®mo debe hacerse cargo de los contratos de los investigadores una vez concluyan los tres primeros a?os.
La soluci¨®n es compleja porque la entrada de los investigadores en los centros acad¨¦micos podr¨ªa ponerles en competencia con la v¨ªa de entrada habitual; la de la docencia.
En el transfondo est¨¢ el problema del dinero. Un problema que no es exclusivo de la consejer¨ªa que dirige Justo Nieto, y que es previo a la entrada del ex rector en el Gobierno valenciano. Su departamento, en todo caso, no parece dispuesto a destinar al programa una partida nueva, que deber¨ªa cubrirse con una reasignaci¨®n del presupuesto de las universidades.
Los Ram¨®n y Cajal est¨¢n inquietos porque no pueden opinar sobre unas decisiones que todav¨ªa no existen. Y porque entre que se llegue a un acuerdo, el acuerdo se convierta en un plan y ¨¦ste se aplique puede pasar un a?o. El mismo tiempo que les queda a los primeros 40 Ram¨®n y Cajal para acabar sus contratos.
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